La balcanización de nuestro país fue un temor para buena parte de los mexicanos, durante el periodo neoliberal.
Toda la apuesta económica de los gobiernos emanados del PRI y el PAN, fue enfocada al norte y centro del país. El desarrollo de la zona norte de México fue prioridad para estos gobiernos.
La mitad del territorio nacional, creció moderadamente, mientras que la zona sureste de nuestro territorio, padeció la marginación y el olvido a la que la condenó una política absurda, que solo mostraba interés por la parte norte de una nación tan grande.
El resultado de esta lamentable política pública, fue un acelerado proceso de desigualdad, donde las carencias se agudizaron a niveles de pobreza extrema, en Estados sureños olvidados por el relativo progreso que impulsaba la derecha conservadora.
La balcanización, que no es otra cosa que la separación de una unidad nacional, creando pequeños Estados independientes, se manejó como posibilidad real durante la última etapa del neoliberalismo.
Políticos y empresarios de la derecha, hablaban de la conclusión del Estado mexicano tal y como lo conocemos, para dividir territorio, recursos y ciudadanos, en dos nacientes países independientes.
A ellos les interesaba su relación estrecha con el mercado norteamericano. Pensaban que podrían en un futuro próximo, alcanzar el status de “protectorado” en la Unión Americana, o incluso ser considerados como un Estado más en la Unión.
Muchos sueños y fantasías se tejieron en esos tiempos. Muchas declaraciones absurdas, como la manifestada por Gabriel Quadri, creador del mote de #TUMOR para la nueva causa conservadora. Este individuo señaló en su momento que si México no tuviera que cargar con los Estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, el desarrollo nacional alcanzaría niveles mayores de prosperidad.
Para la gente de pensamiento neoliberal, el sureste es un lastre del que hay que desprenderse lo más rápidamente posible.
Samuel García de Movimiento Ciudadano, ha declarado públicamente que “en el norte del país, se trabaja, en el centro se administra y en el sur se descansa”
El desprecio del neoliberalismo hacia la franja de pobreza por ellos mismos creada, es manifiesto. No creen deberle algo a la gente del sur.
Y sin embargo, la prosperidad que se vive en el norte de nuestra nación, tiene mucho que ver con los recursos que el sur ha suministrado históricamente, para alcanzar este mediano nivel de desarrollo.
El petróleo y sus derivados han llegado siempre de tierras sureñas. La materia prima para buena parte de la producción nacional, también llega de los Estados del sur del país. El agua tan escasa en el norte de México, se ha canalizado desde el sur, para la atención de las necesidades de la población del norte, así como para hacer producir a sus empresas.
Esta última parte de la historia nacional es negada por los neoliberales, omisos, ciegos y sordos a todo lo que no concierna a su posición de privilegio y a la defensa de la pequeña planta productiva ubicada en el norte del país. Aseguran que la prosperidad en sus Estados, es producto del esfuerzo empresarial.
Lamentablemente para ellos, llega al poder en 2018, el gobierno de la Cuarta Transformación y de inmediato, las cosas cambian.
La apuesta del presidente López Obrador no está centrada en una región en específico. Es nacional y comienza en su atención, precisamente en los Estados que fueron olvidados por el neoliberalismo.
El Istmo de Tehuantepec que toca los Estados de Oaxaca y Veracruz principalmente, detona con el proyecto transístmico que conectará al Golfo de México con el océano Atlántico.
La refinería de Dos Bocas, genera un desarrollo regional, que brinda oportunidades de trabajo y prosperidad a los Estados de Tabasco, Campeche y Veracruz, principalmente.
La construcción del Tren Maya en los Estados del sur del país, abre oportunidades de desarrollo a toda la parte sur del país, desde Chiapas, hasta Veracruz.
La esperada balcanización que proponía el neoliberalismo hace poco tiempo, acaba con los proyectos nacionales impulsados por el gobierno del cambio.
En lugar de separar a los mexicanos entre pobres y ricos, se abre el camino para terminar con la insultante desigualdad creada por los conservadores durante los últimos treinta y seis años.
Piso parejo para todos los mexicanos. Oportunidades para todos, sin importar la zona geográfica en donde se habite.
El neoliberalismo agrupado hoy en el #TUMOR, pretende detener esos proyectos nacionalistas, que intentan brindar oportunidad a la mitad de los mexicanos.
Desean que todos los recursos del gobierno sigan siendo canalizados íntegramente al norte del país. Sus empresas están ahí y pretenden que los recursos públicos sirvan para la acumulación de más riqueza en pocas manos.
Hoy lo dijo con claridad el presidente en su conferencia mañanera. “Vamos a terminar con la desigualdad en al país”, “Las obras que ha iniciado el gobierno en el sureste mexicano, no se van a detener”. “Combatiendo la corrupción, habrá recursos económicos suficientes para continuar y concluir estos proyectos de interés nacional”.
No habrá balcanización en nuestro país y sí un impulso significativo al desarrollo equitativo de nuestra nación.
Nunca más un norte rico, a costa de un empobrecido sur.
Nunca más esa desigualdad indignante, criminal y monstruosa.
Nunca más los neoliberales en el poder.
Malthus Gamba