PRIVATIZACIONES ¿Salvadoras de México? (2/2)
Por Miguel Ángel Lizama
@Migueliz8
“Mi gobierno es de empresarios, por empresarios y para empresarios”, bramó un prepotente VICENTE FOX, en arrogante desplante luego de imponer la usurpación de Felipe Calderón, pasando encima de Constitución y Pueblo de MÉXICO por su abyecto servilismo a los Bush y la ultraderecha Republicana, según él representados por la cofradía empresarial mexicana que le ordenó impedir, como fuera, el arribo al poder de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, ya convertido en el Diablo mismo para su Santa Codicia. Fue el tiempo de “MÁS EMPRESA, MENOS GOBIERNO”.
Su altanería fue la “cereza del pastel” sexenal de privatizaciones torpes y gravosas para la hacienda pública, incluyendo la ilegalidad de TVAzteca al apropiarse de CNI, Canal 40, de Javier Moreno Valle, mediante un operativo guerrillero nocturno que asaltó la torre de transmisión en el Cerro del Chiquihuite y expulsó al personal técnico encargado de la misma. Al día siguiente, en la Sala de Prensa de Los Pinos, los reporteros pidieron comentarios presidenciales y el enviado de CNI le preguntó qué iba a hacer ante ese atropello a la legalidad. Tan apático como siempre, Fox sólo respondió: “¿Y yo por qué?” Dejó todo en el aire y trasladó la bronca al usurpador.
A su vez, FELIPE DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA (de nombre tan largo, como corto su entendimiento) dejó correr todas las ilegalidades que le cayeron desde su elección, empezando por su propia asunción entrando al Congreso a escondidas por la puerta de atrás como un ladrón y no legítimo Presidente de la República, más preocupado por la enorme capacidad de convocatoria del supuesto “derrotado” con las marrullerías de los “independientes e imparciales” árbitros electorales del IFE y Trife.
Antes de instalarse en Los Pinos, Calderón empezó a concretar los tratos iniciados con empresas españolas desde su puesto como Srio. de Energía de Fox. No tenía la mínima noción de lo que significaba “energía”, pero sí que era un rico filón de lucro para explotar. Repsol, Iberdrola, Astillero Barreras (de Vigo), todas de España, y Etileno XXI de la brasileña Odebrecht, fueron las vetas principales que encontró el panista en la locura privatizadora de México. Así se benefició de tratos ruinosos para el país, como permitir que la filial peruana de REPSOL “vendiera” a su matriz gas natural por 6 mil millones de dólares, para que sin invertir un solo “duro” lo revendiera directamente a CFE en 21 mil millones, “¡una ganancia circular exorbitante de 15 mil millones de dólares!”, como denunció en 2012 el Dr. Alfredo Jalife. Desde su fugaz paso por Sener, Calderón ya le había entregado a Repsol la explotación de gas natural de la Cuenca de Burgos que nace en Nuevo León y Tamaulipas y se extiende mar adentro hasta la plataforma continental. Jamás informó (mucho menos Fox) cuánto en realidad obtuvo México por esa “concesión”.
IBERDROLA encargó a Calderón, al salir de la Presidencia, el manejo de Avangrid para atender el mercado de Estados Unidos, y pagó de esa forma el facilitarle la fusión con UNIÓN FENOSA con el fin de acaparar el 70% de energía generada en México para “venderla más cara” a CFE, y que ésta dejara de surtir el fluido de sus propias fuentes (hidroeléctricas, termoeléctricas, ciclo combinado). El monopolio ibérico no sólo aprovechó gratis toda la inversión pública hecha en redes y distribución de la CFE, sino que la obligó a dejar de proveer luz a los mexicanos o tendría que pagarle indemnización. De ese tamaño fue la “privatización” calderonista que Peña Nieto continuó y AMLO trata de revertir entre las airadas protestas de los corruptos.
Del “rescate” del astillero gallego quebrado que en su visita triunfal a España ofreció Juan Camilo Mouriño como segundo de Felipe Calderón, pero que concretó Peña Nieto con cargo a PEMEX, acaba de verse un final ruinoso para la petrolera mexicana. Había dejado de recibir ingresos por la exportación de petróleo, para cederlos a una empresa fachada en Estados Unidos, sin oficinas ni empleados, PMI Comercio Internacional, desde donde se triangulaban recursos a donde se le “ordenara”. TODO AVALADO POR SU CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN. PMI fue la que pagó el rescate del astillero, a cambio de nada, y no se volvió a ocupar de ese dinero. Al cabo no era suyo.
El caso de Etileno XXI apenas se está ventilando y el futuro está por verse, pero lo cierto es que fue otra “privatización” desastrosa que la voraz casta neoliberal del PRIAN le heredó a su odiado ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, quien para donde quiera que voltea sólo encuentra ruinas que se propone recomponer para el pueblo de México. Pero sinceramente ES DEMASIADO y todavía tiene que cargar con la guerrilla mediática financiada por los traficantes de influencias expulsados del poder.
De las “privatizaciones” de ENRIQUE PEÑA NIETO poco se pudo decir que no fueran loas. No había más que aplausos, debido a los antifaces de dinero que le ponía a todos los que disentían de su Pacto por México y hacerlos coincidir en sus “reformas estructurales”, eufemismo para su Venta de Garage de lo que quedaba de México. Sólo AMLO acusaba y demostraba, como voz en el desierto, PERO EL PUEBLO SE DIO CUENTA. Por eso le entregó el poder para corregir lo malo, que era mucho. Y hoy van saliendo los testimonios de ese saqueo descomunal.
El escándalo más reciente es la grosera PRÓRROGA GRATUITA de la “privatización” salinista del puerto de Veracruz, hecha por un secretario de gabinete, ni siquiera por el presidente, a una empresa del hermano del “Diablo” Fernández, cabeza de FEMSA (Coca Cola, cerveceras, tiendas OXXO), quien prometió pagar el derrocamiento de AMLO, indignado porque debió pagar al SAT impuestos omitidos.
Peña Nieto se propuso terminar de desmantelar a PEMEX y CFE repartiendo contratos leoninos contra el país a sus cómplices de adentro y de afuera, con el aplauso efusivo de las calificadoras de inversiones y medios financieros extranjeros, como Financial Times, The Economist, Wall Street Journal y los que lo presentaban como “Salvador de México”. Nunca percibieron la ebullición popular en las entrañas del país, estando sus “fuentes” en las alturas del poder y no se daban cuenta de la realidad.
Los informes del Inegi, Coneval y encuestadoras pagadas, pasaban por alto el malestar entre la gente. Pero LÓPEZ OBRADOR SÍ LO PERCIBÍA. Sus continuas giras por TODOS LOS MUNICIPIOS de MÉXICO lo ponían en contacto directo con la realidad vivida hasta en el último rincón del país. Sus detractores se concretaban a exigirle explicaciones del dinero para sus giras, sin preocuparles los resultados de las mismas. EN EL PECADO LLEVARON LA PENITENCIA.
El verdadero salvador de MÉXICO, por voluntad popular, es el gobierno de la Cuarta Transformación encabezado por AMLO y apoyado por millones de ciudadanos que ignoran olímpicamente las mentiras y diatribas que a diario publica la Prensa aplaudidora del saqueo, hoy indignada por perder y extrañar las mieles del Presupuesto público.