Por: Jorge Barrientos
Los tres fines que un estadista debe ponerse en el gobierno de su nación son:
1. Seguridad a los que poseen.
2. Facilitar el camino a los que quieren adquirir.
3. Esperanza para todos.
Samuel Taylor Coleridge
Todo el mundo, en sentido literal, todo el mundo estaba observando el encuentro de los Presidentes Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump; algunos, por morbo,; otros, por interés político y; los menos, por lamerse los colmillos en espera de la gran humillación que viviría el Jefe de Estado mexicano ante alguien que no se había preocupado por dar una buena imagen ante nadie.
Todo el mundo fue testigo de su desinterés con la reina de Inglaterra, los múltiples desplantes con el Primer Ministro de Canadá -quien por obvias razones decidió no acudir al encuentro-, el apretón de manos por demás incómodo con el primer ministro de Japón; y otras tantas imágenes donde se ve a Trump queriendo sobresalir o hasta humillar a otros representantes mundiales.
Pero no, para sorpresa de muchos, el mandatario estadounidense fue por demás condescendiente con su similar mexicano y lo llenó de elogios junto con buenos tratos que asombraron a todos.
La mayoría de sus críticos, ahora, cómodamente y a sabiendas del resultado, dicen que fue porque así convenía a Trump: por la época electoral y por querer ganar el voto latino.
Hay que decirles que, aunque así fuera, para Trump hubiera sido difícil aparentar algo con lo que se sintiera incómodo; por el lado mexicano, ese es el juego de la política, ¡estúpidos! De eso se trata, de saber aprovechar las oportunidades y tener el “timing” para utilizarlas cuando se presentan, de manera que si el Presidente AMLO hizo el viaje para aprovechar el momento, enhorabuena.
No solo generó una excelente imagen de México a nivel mundial sino que abrió las puertas para que los mexicanos a ambos lado de la frontera obtengan beneficios.
Y ya se vieron en Estados Unidos, donde el Presidente Trump al día siguiente firmó una orden ejecutiva la cual crea una comisión de asesoría que se encargará de mejorar el acceso de los hispanos a oportunidades económicas y educativas.
Además, este viernes anunció que impulsará un decreto migratorio que contendrá una vía para que los “dreamers” –niños y adolescentes llegados al país de forma irregular junto a sus padres- obtengan la ciudadanía.
Estos jóvenes estaban, hasta hace unas semanas, con la amenaza de ser deportados en cualquier momento por medidas firmadas por el mismo Trump, que solo se habían logrado detener a través de amparos jurídicos.
En México, un beneficio, además de la firma del T-MEC, fue la certeza que se da al mundo, de ser, hoy en día, la nación con mejores relaciones con el país más consumista del mundo.
A ver si eso lo entienden quienes sostienen que no se sacó nada bueno, quienes acusan a AMLO de comunista; el “comunista” fue al país más capitalista del mundo a firmar un tratado de “comercio” y mejoró las relaciones con el Presidente más empresarial que ha tenido Estados Unidos.
Eso, para los hombres de negocios mexicanos, no pudo ser más oportuno. Y bueno, qué mejor logro que gracias a los cambios hechos por la 4T en el Tratado se mantenga la soberanía energética, que con Peña ya se estaba entregando.
Regresando a las relaciones, decía que sería difícil e innecesario para el señor Trump fingir tantas consideraciones con López Obrador. Dada la imagen que se ha labrado, hubiera sido suficiente con firmar el T-MEC y realizar sin desplantes los actos protocolarios habituales.
El buen trato responde a algo que AMLO ha dicho hasta el cansancio: la honestidad. Eso, en lo que ha sido tan repetitivo, es lo que le ha granjeado la simpatía no solo de Trump sino del mundo entero; los servicios de inteligencia norteamericanos tienen años siguiendo al Presidente de México y conocen todo su historial y Trump tiene conocimiento de ello.
Esta es una razón por la que jamás firmó el tratado con la anterior administración, porque nunca iba a tratar con ladrones. Los norteamericanos no son “hermanas de la caridad” pero para ellos, que se consideran el imperio, es importante ser confiable. Si ellos mienten, roban o invaden, sus justificaciones encuentran, pero como todo grupo dominante no soportan ser engañados y encontrar un Presidente mexicano en quien confiar es invaluable.
Agregando a el resto de movimientos que generó la visita, está el de desarmar de una vez por todas, a esos golpistas que iban un día sí y otro también a llorar a Trump, por medio de su yerno, que hiciera algo con AMLO, por eso más de uno ha guardado un misterioso silencio. Y a los extraterrestres, primero investiguen, después opinan.