Nueva normalidad: Persuasión en espacios públicos
ADRIAN BEJERANO
Twitter: @bejerano_adrian
A quienes ya no están por la pandemia
Esta semana la mitad del país pasa a semáforo naranja. A partir del 22de junio, si se siguen las medidas sanitarias, las demás entidades también, incluida la ciudad de México, la entidad más afectada por la terrible enfermedad, con un programa de transición ordenada y gradual que considera la reapertura de actividades en la industria manufacturera, comercio de barrio, tianguis y mercados, etc. por lo que se incrementara la movilidad en el espacio público.
Por convicción el gobierno de la República y de Cdmx, han decidido no implementar medidas de fuerza para promover la salud y la solidaridad para la colectividad en el combate a la pandemia. El respeto a los Derechos Humanos y las libertades consagradas en la Constitución quedo establecido en el acuerdo del 31 de marzo referido a la Jornada Nacional de Sana Distancia. El subsecretario de Salud, vocero del gobierno federal, ha señalado, una y otra y otra vez, que las disposiciones de seguridad sanitaria no están dirigidas a las personas, sino a los contextos, laboral, escolar o recreativos. El asesinato del joven Giovanni López en Jalisco confirma lo acertado de esta determinación.
El 10 de junio el gobierno de la Ciudad de México ha anunciado el Programa de Detección, Protección y Resguardo de casos covid-19 y sus contactos. El cual establece cinco medidas: campaña informativa casa por casa, protocolo de atención temprana, fortalecimiento del sistema Locatel, detección de casos y sus contactos, Kit médico y alimentario. Estas medidas contribuirán notablemente a disminuir los contagios. La información científica permanente y exhaustiva, la mayor en la historia de México acerca de la salud, sobre la pandemia, se reforzara a través de la visita domiciliaria.
En el Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad, “para salir con seguridad a la calle, realizar nuestras actividades de siempre y vivir sin miedos ni temores” el Presidente nos convoca, entre otras cosas, a poner en práctica las recomendaciones médicas y disposiciones sanitarias, con criterio y responsabilidad, no ser egoístas, dar la espalda al egoísmo e individualismo, ser solidarios y a la práctica de la fraternidad. Señala que “sin autoritarismo la mayoría de la gente de manera muy disciplinada e incluso estoica ha obedecido las indicaciones de la autoridades políticas y sanitarias, todo ello ha sido fundamental para evitar un crecimiento exponencial de los contagios, para no saturar los hospitales y para salvar el mayor número de vidas que ha sido médica y humanamente posible”.
Lamentablemente algunas personas no cumplen las disposiciones sanitarias. Quienes salimos a laborar durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, es posible que hayamos presenciado en la parada del transporte público, en tianguis y mercados, en el comercio en vía pública, en juegos o canchas, etc. gente que no respetaba la sana distancia o no cumplían con el uso del cubre boca o lo portaban inadecuadamente. Las medidas preventivas, quedarse en casa y si hay que salir sana distancia y cubre boca, higiene personal, del hogar y de las áreas comunes en el caso de unidades habitacionales, son indispensables para el tránsito de un semáforo a otro y tal vez permanentes en la Nueva Normalidad.
El incumplimiento de las disposiciones sanitarias en el espacio público no es, en mi opinión, solo falta de información sino también de empatía, del reconocimiento de que lo que hacemos o dejamos de hacer puede afectar a los otros.
Quizá sea el momento de reforzar la intervención en el contexto del espacio público, el de mayor trasmisión de contagio, con presencia y persuasión. Podemos señalar como ejemplo la evolución de la intervención en el Sistema Colectivo Metro. Desde el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia se fueron implementando paulatinamente diversas acciones: uso de cubre boca y careta del personal de seguridad ciudadana, mantas y calcomanías en vallas y torniquetes. Lo principal, al principio ingresaban ciudadanos sin cubre boca, muy quitados de la pena se paseaban por pasillos y vagones. En el momento en que se reforzó con la exigencia de que no se podía ingresar sin cubre boca y con recorridos en pasillos y vagones para verificar el uso del mismo y su correcta colocación, dejamos de ver gente sin usarlo.
Considerando también el espacio público para la intervención preventiva, paralelamente a la campaña domiciliaria informativa y de seguimiento, el gobierno de la ciudad en coordinación con el federal y Alcaldías, puede implementar una campaña de difusión de disposiciones sanitarias in situ en los espacios públicos de mayor concentración: Cetram, Mercados, Tianguis, lugares de comercio en vía pública y espacios abiertos de unidades habitacionales, entre otros. Persuadir en el espacio público mediante rondines de las unidades de seguridad ciudadana con altoparlantes o personal con perifoneo de cualquiera de las entidades de gobierno puede ayudar a cuidar la salud de la Ciudad y de México.