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Antier fue Thalía, ayer Derbez, hoy Ferriz. ¿Qué tienen para mañana?
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Antier fue Thalía, ayer Derbez, hoy Ferriz. ¿Qué tienen para mañana?

A Ricardo Salinas le cuesta trabajo pagar los impuestos que adeudan hasta la fecha sus empresas. Su acercamiento al gobierno de la Cuarta Transformación y el apoyo que brinda al presidente, tienen como finalidad conseguir los mismos beneficios particulares que desfrutó como empresario, durante el periodo neoliberal.

Pero nada le ha resultado hasta la fecha. López Obrador encarna a un tipo de presidente que no encaja en el modelo de mandatario que conoció la antigua clase privilegiada del país. Con él puede haber buen trato, acuerdos para el desarrollo social y económico en el país, pero no están permitidos los arreglos por debajo de la mesa, ni las excepciones a la regla, usando a amistad con el presidente como llave mágica.
Salinas Pliego topó en pared, cuando la realidad puso en evidencia que el pago del multimillonario adeudo que tiene con el Sistema de Administración Tributaria, le sería requerido de cualquier forma. Incluso por la vía penal, si se descubría que había presentado documentación falsa (facturas).

Dejarse llevar por los estados de ánimo conduce a situaciones difíciles, que dañan más a quien las provoca, que a aquellos a quienes estaban dirigidas las acciones emprendidas.

Esto lo constató Salinas Pliego el fin de semana pasado. Su conductor estrella en el noticiero de la noche, Javier Alatorre, se lanzó con todo en contra de la estrategia de Salud Pública que coordina a nivel federal el doctor Hugo López Gatell.

Alatorre calificó de mentiroso al especialista médico. Dijo que los datos que manejaba respecto a la enfermedad, eran equivocados y no conforme con todo eso, hizo una invitación a la ciudadanía en el país, para que se desobedecieran las indicaciones que daba el Sector Salud para controlar la epidemia de Covid-19, por boca del Dr. López Gallet.

La convocatoria que realizó Televisión Azteca para el desacato civil a las medidas de prevención, cuyo centro es el “Quédate en Casa”, fue un rotundo fracaso para Salinas Pliego y Javier Alarcón. El pueblo de México protestó enérgicamente en redes sociales, en contra de la irresponsabilidad que significaba la propuesta de Javier Alatorre. Se ponían en riesgo miles de vidas.

Pero además de eso, al identificar a la persona que “mecía la cuna” desde las sombras, los ciudadanos exigieron al gobierno de la Cuarta Transformación, cancelar la concesión televisiva de AztecaTV, a nombre de Ricardo Salinas Pliego. Se dio una campaña en redes sociales para boicotear a las empresas de este personaje e incluso hubo una convocatoria para no usar a Banco Azteca, en el manejo de las remesas que envían los migrantes que laboran en el país del norte y son cobradas por sus familiares, en infinidad de municipio de nuestro país.
El tiro le salió por la culata a Ricardo Salinas y para terminar de complicar su situación, la Secretaría de Gobernación le envió un apercibimiento oficial, en el cual le señalan que, si vuelve a incurrir en una falta igual, le serán aplicadas las sanciones que contempla la Ley para quienes intentan alterar el orden público, en tiempos de una emergencia nacional de salud.

Ricardo Salinas Pliego pretendía organizar una rebelión social y lo único que pudo constatar al final, es que el nivel de convocatoria de la clase empresarial, es nulo. En contraparte, el apoyo del pueblo al presidente López Obrador y a la gente que se encuentra involucrada en su gobierno, es enorme.

Este ejercicio en redes sociales fue más explícito que cualquier encuesta pagada, que pudieran presentar los grupos conservadores. La sociedad en amplia mayoría, está a favor de las políticas social y económica, del presidente López Obrador.
No quieren el regreso de los empresarios y políticos neoliberales al poder.
Por otra parte, las autoridades estatales emanadas del conservadurismo nacional, vieron como sus intenciones por conseguir apoyo popular, también se apagan. Enrique Alfaro, aspirante a la candidatura presidencial por cualquier partido de la derecha mexicana que lo postule para el 2024, fracasó en su promesa de terminar con la epidemia de Covid-19 en el Estado de Jalisco, al que mal gobierna. Sus cinco días de cuarentena obligada fueron un rotundo fracaso.

Hoy se ve obligado a convocar a los ciudadanos tapatíos par que se observen las medidas del “Quédate en Casa”, según la estrategia nacional. Pero lo hace de la peor manera posible. Usará a las fuerzas del orden para hacer obligatoria esta “invitación”, arrestando y sancionando económicamente a los infractores.

Alfaro sale de un error, para entrar de inmediato al siguiente. Al igual que los demás gobernadores de la oposición, solicitan permanentemente al gobierno federal, recursos extraordinarios. No ajustan su presupuesto, no priorizan actividades de gasto público ante una emergencia. Quieren mantener el mismo ritmo de gasto, a pesar de que están recaudando menos, a consecuencia de la epidemia. Son pésimos administradores.

La gente en Jalisco está sumamente molesta con el gobernador. Les molestan la serie de mentiras que ha usado en su intento por presentarse como un político eficiente y con visión social. Les molesta el uso que hace de la fuerza pública, para controlar un problema de salud que lo ha rebasado.

Tanto Salinas Pliego, como Enrique Alfaro, no entienden el cambio social que vive el país. El pueblo de México ya no se deja manipular. El poder económico y el poder político, nada pueden ante una sociedad suficientemente informada.
Hoy aparece en escena un desajustado más, que milita en el periodismo reaccionario: Pedro Ferriz, quien difunde, como si se tratara de una filtración, una llamada telefónica en la que “se pone de acuerdo” con otras personas para realizar una campaña que desemboque en la caída del presidente López Obrador. Este periodista menor, que incluso está por debajo de “chayoteros” famosos como López Dóriga, Brozo, Loret de Mola, Dresser y demás, quiere engañar a la gente haciéndose pasar como un líder de opinión que mueve multitudes y puede causar problemas serios al presidente López Obrador y al gobierno de la Cuarta Transformación.

Y uno se pregunta: ¿Si el poder económico (Salinas Pliego) y el poder político (Enrique Alfaro y los demás gobernadores de la derecha), no han podido causar un rasguño al gobierno del cambio, podrá un periodista segundón organizar a favor de la derecha, una estrategia de “desobediencia civil” apoyada por el pueblo de México?

Los conservadores, desesperados, ya no siguen un plan coherente y coordinado.
Actúan como niños pequeños y en base a ocurrencias del momento.

Antier fue Thalía, ayer Derbez, hoy Ferriz. ¿Qué tienen para mañana?
¿David Páramo para presidente?
Están a un paso de hacer eso.

Malthus Gamba

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