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Sin Línea Mx; ciudadanos informando
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Sin Línea Mx; ciudadanos informando

¿Qué debe de entender un ciudadano, cuando encuentra una publicación que dice no seguir línea de ninguna parte?

¿En los tiempos que vive México, cómo debemos entender esto?
Muchos, equivocadamente, piensan que en las páginas que tienen a su alcance, encontrarán una posición editorial indefinida.

Esto es, que quienes escriben en ese medio, toman unas veces la postura y la visión de los grupos que defienden posiciones de derecha, y en otras ocasiones hacen causa común con los argumentos y acciones del gobierno de la Cuarta Transformación.

Para estas personas, no recibir línea editorial, significaría entonces lo que muchos periodistas llaman en este momento “independencia periodística”.

Estar “más allá del bien y el mal” (Nietzsche) y ajustarse a la realidad, con una objetividad que no implique compromiso.

Esa posición es muy recomendable… para una máquina, o un robot.

Pensar que los seres humanos, que viven socialmente dentro de una comunidad, pueden permanecer ajenos a las situaciones, problemática y transformaciones que se viven en la misma, es algo de muy dudosa objetividad.
Un estudiante, un obrero, un profesionista, un médico, una ama de casa, son ante todo, seres pensantes que en forma natural, tienen visiones personales sobre los asuntos que los afectan en su vida diaria.

Actuamos y vivimos, de acuerdo a nuestra personal manera de pensar. Nuestras actividades están normadas por esos criterios que se han vuelto reglas de acción particulares.

Es muy difícil mantenerse al margen de algo. Mientras estamos vivos, todo nos toca de manera personal.
Un individuo sano, toma posición ante cualquier eventualidad que se le presenta.
Es lo más natural.

Existen, por otra parte, los casos en que hechos fuertes, dolorosos, de peligro real o imaginario, nos obligan a rechazar la realidad e inhibir cualquier acción que nos obligue de decidir al respecto.

Nos bloqueamos y no permitimos a nuestro cerebro involucrarse en hechos o situaciones que consideramos peligrosas.
Pero esos casos corresponden a enfermedades psíquicas y no a la norma general que rige en las personas sanas.
Los periodistas, no son la excepción a esa regla. Ni tampoco quienes ejercitan esa actividad, sin ser profesionales en la materia.

Conocer la situación que vive el país, darse cuenta de los sucesos del pasado, del presente y las posibles alternativas a futuro, dan un panorama privilegiado, donde aparecen con mayor claridad, las posibilidades que tiene nuestro país, para salir adelante. Esa es la ventaja de practicar un ejercicio periodístico.

Y ahí es donde cada profesional, o no profesional, fija su posición personal.

Algunos, como ha sucedido desde hace muchos años, renuncian a este derecho humano y prefieren vender su conciencia, a quien mejor pague por ella.

De ahí nace la costumbre del “chayote” o, como recuerda el presidente frecuentemente, la práctica porfirista de “maicear al gallo”.

En México, llegó un momento en que la mayoría de los periodistas y medios de información existentes, trabajaban bajo esta lógica. La libertad de prensa, estaba determinada por el tamaño de la cadena que imponía gobierno.
Quienes se mantuvieron al margen de esta indigna postura, tomaron posición en contra de la misma.
Es decir, fueron antagonistas de ese tipo de prensa y de los gobiernos que la impulsaban y pagaban. Había clara posición personal ahí.

En realidad, la independencia periodística es un mito, que hoy defienden con mucha determinación, los mismos periodistas que de una u otra manera, callaron o avalaron las conductas poco profesionales de ellos mismos, o de sus compañeros de profesión.

En tiempos de la Cuarta Transformación, donde la libertad de expresión está plenamente garantizada, es fácil lanzarse con fuerza contra el presidente del país, cuando señala que todo periodista toma una definición periodística y personal, a pesar de que se empeñe en negarlo.

¿Cómo opera entonces la libertad de expresión?
¿Cómo debe entenderse entonces el concepto de “no seguir línea alguna”?

De la manera más sencilla:

La libertad de expresión implica, antes que nada, la libertad de pensamiento. Cada persona es libre de pensar lo que para ella, es correcto.

Teniendo definidos sus criterios personales para cada situación, puede opinar con libertad, de conformidad con lo que es más de su agrado, o de su provecho.

No recibir “línea” de alguien, por intereses económicos, o materiales. No obedecer por miedo o presión externa.
Mantenerse firme en su manera de pensar.

En tiempos de la Cuarta Transformación, después de vivir décadas de neoliberalismo despiadado, para muchos ciudadanos resulta imposible encontrar puntos favorables en la política que proponen los grupos conservadores de siempre.
Fueron ellos los que precipitaron al país en el caos en que vivimos actualmente. A ellos debemos la violencia y la muerte. A ellos el hambre y la desigualdad.

Para estos ciudadanos, conceder la razón a la derecha neolibeal, resulta imposible.

Y ese es el caso de quienes nos hemos integrado en el proyecto informativo denominado “Sin Línea”.

¿Por qué ese nombre?

Porque no recibimos línea editorial de alguien. Nuestra posición política es reflexionada. Cada uno de los participantes está aquí por convicción personal.

Apoyamos a la Cuarta Transformación por decisión individual y en uso de nuestras libertades de pensamiento y expresión.
Sin Línea no quiere decir “neutrales”, “ajenos”, o “expectadores” sin criterio propio.
Tenemos posición política y en base a ella opinamos e informamos.

No somos patrocinados por alguien. Jamás lo aceptaríamos. Esto es por convicción y porque tenemos la seguridad de que en estos momentos de transformación, el camino que sigue nuestro gobierno es el indicado.

El día de ayer, Chumel Torres tuiteó, dándonos el consejo de no llamarnos Sin Línea, sino AMLínea.

Todo México sabe que Chumel es un incondicional de los criterios conservadores. Y está en su derecho de serlo. Esa es su línea de trabajo. Impuesta y pagada por los grupos de poder en el país, pero aceptada por él, en completa libertad.

Sin línea es no venderse, no plegarse ni arrodillarse ante los poderosos.

Es defender lo que se considera justo y correcto. Es no envilecerse, entregando la dignidad, a cambio de unas monedas.
Eso es informar sin línea establecida por otros.

Y eso es también “Sin Línea”, un medio de información donde participa gente con criterio, ética y valores.

Malthus Gamba

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