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2 de febrero: La fecha en el olvido
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2 de febrero: La fecha en el olvido

Por. Diego Iván López Miguel
Twitter: @DiegoI_Lopez

El 2 de febrero celebramos en México el día de la Candelaria, una conmemoración con tintes religiosos en donde se consumen los tradicionales tamales. En el contexto geopolítico es una fecha de gran importancia, pero con el tiempo prácticamente desapercibida, un 2 de febrero pero de 1848 se culminó un proceso histórico que cambiaría el destino del país en el ámbito político, cultural, social y económico; se firmó el tratado de paz con los Estados Unidos, después de una guerra devastadora entre ambos países y que significó para México la pérdida de la mitad del territorio nacional.
EE.UU. se aprovechó de una joven nación que tan sólo dos décadas atrás había conseguido su independencia. Bajo la doctrina del Destino Manifiesto, los norteamericanos expandieron su territorio a partir de las 13 colonias fundacionales; primero adquiriendo la Luisiana a la Francia de Napoleón, después con el tratado Adams-Onís, la Florida y posteriormente Oregón. Los estadounidenses habían presentado propuestas al gobierno mexicano para que cediera los territorios norteños de Nuevo México y la Alta California.

A eso se le sumó el movimiento independentista texano.
Cuando México alcanzó su independencia de España, tuvo una gran inestabilidad política, se pasó del primer Imperio Mexicano a un gobierno republicano, después la pugna fue entre una República centralista o federalista. Los territorios en el norte del país estaban poco poblados debido a su muy compleja geografía y a la distancia que existía con la Ciudad de México. El plan del gobierno mexicano fue poblar el basto territorio del norte, en Texas comenzaron a llegar estadounidenses y europeos de religión protestante y que estaban a favor de la esclavitud. En un principio se adecuaron a las exigencias de adoptar la religión católica y a las leyes que se les dictaban desde la capital del país.

En 1835 los texanos declararon su independencia de México, el polémico Antonio López de Santa Anna los enfrentó pero al final fue capturado en la Batalla de San Jacinto en 1836 y fue obligado a reconocer la independencia de Texas en los Tratados de Velasco; el gobierno mexicano nunca reconoció la separación texana. La tensión llegó a su clímax en 1845, cuando el gobierno norteamericano anexó Texas; ahora la disputa eran los límites territoriales entre ambos países. EE.UU. defendió la frontera en el Río Bravo, mientras México lo hizo más al norte, en el Río Nueces.
El 25 de abril de 1846 se dio el primer enfrentamiento en el territorio en disputa -originalmente formaba parte del estado de Tamaulipas- una tropa estadounidense fue emboscada en el Rancho de Carricitos por fuerzas al mando del General Anastasio Torrejón. La respuesta fue una declaración de guerra el 13 de mayo, por parte del presidente expansionista James K. Polk: “México ha cruzado la frontera con Estados Unidos, ha invadido nuestro territorio y derramado sangre americana sobre suelo americano”. México también hizo su declaración formal de guerra pero 10 días después. En el congreso norteamericana hubo políticos como Abraham Lincoln que se opusieron al conflicto.

El primer gran enfrentamiento se dio en la Batalla de Palo Alto el 8 de mayo, todavía sin la declaración de guerra. Mariano Arista dirigió a las tropas mexicanas y se enfrentó a Zachary Taylor, la victoria fue para los norteamericanos, al día siguiente se volvieron a encontrar en la Batalla de Resaca de la Palma, con bajas para ambos bandos. Durante estos enfrentamiento ocurrió un suceso muy peculiar, aproximadamente 300 irlandeses desertaron del ejército estadounidense y se unieron a la causa mexicana formando el Batallón de San Patricio comandado por John Riley. Las tropas mexicanas fueron replegadas a Monterrey y después de una férrea resistencia, el Gral. Pedro Ampudia aceptó la caída de la ciudad.

El ejército mexicano se reorganizó en San Luis Potosí bajo las órdenes del presidente López de Santa Anna. México atravesaba una severa crisis política, los estados de la península de Yucatán se habían separado del país y mantenían una guerra con los Mayas nativos, la llamada guerra de castas. Estados Unidos aprovechó la situación y bombardeó Tabasco, el gobernador del estado, Juan Bautista opuso una gran resistencia hasta que después de varios intentos cayó la capital. Mientras en el norte del país se dio el mayor enfrentamiento, el 22 de febrero de 1847 en la Batalla de la Angostura; de forma inexplicable y ya con el triunfo mexicano en las manos, Antonio López de Santa Anna se retiró del lugar.

El congreso de la Unión Americana empezó a presionar a Polk, la guerra se extendía y resultaba muy costosa, el presidente norteamericano decidió seguir la ruta de Cortés y el Gral. Winfield Scott desembarcó en Veracruz con 9 mil hombres tomando el puerto y avanzando hacia la capital. La Batalla de Cerro Gordo fue la última resistencia de López de Santa Anna, la Ciudad de México quedó a merced del ejército invasor. “Su alteza serenísima” reorganizó a las tropas mexicanas para la defensa de la capital.

El 18 de agosto se dio la Batalla de Padierna, la cual se prolongó por horas hasta que terminó con victoria para los norteamericanos, el siguiente enfrentamiento fue en el Convento de Churubusco, a las tropas mexicanas se les acabó la pólvora, cuando las fuerzas estadounidenses exigieron las municiones, el Gral. Pedro María Anaya respondió “Si hubiera parque, no estaría usted aquí”. La Batalla de Molino del Rey significó una gran cantidad de bajas para los invasores. La última resistencia fue en el Castillo de Chapultepec con Nicolás Bravo y Felipe Santiago Xicoténcatl al mando, batalla que dio origen al mito de los Niños Héroes. El batallón de San Patricio fue condenado a la horca mientras miraban la bandera de las barras y las estrellas ondear en Chapultepec; fueron asesinados mientras gritaban: “Viva México”, “Viva Irlanda”.

La capital del país cayó ante las tropas invasoras el 15 de septiembre de 1847 mientras se ondeaba la bandera de la Unión Americana en Palacio Nacional. Se iniciaron las negociaciones para poner fin al conflicto armado; en Estados Unidos surgió un movimiento llamado “All México” en donde se pretendía la anexión total del país, algo que fue descartado por el congreso estadounidense. México terminó cediendo los actuales estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada Colorado, Texas, Utah y Wyoming el 2 de febrero de 1848 con la firma de Manuel de la Peña y Peña en el Tratado de Guadalupe-Hidalgo.

La adquisición de estos territorios significó el despunte de EE.UU. como potencia global, curiosamente en ese mismo año se dio “la fiebre del oro” en California, que se tradujo en el progreso de la costa oeste; en México provocó una profunda división en la clase política. Una guerra injusta, catalogada así incluso por algunos sectores en Estados Unidos. El recordar estos hechos no es para abrir la herida, es para tener presente el contexto en el que nos encontramos y traer a la memoria una fecha olvidada que sin duda marcó el rumbo de ambos países.

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