El 1º de julio es ya un día histórico por dos razones: La primera es que se conmemora el cuarto año de la victoria de una revolución democrática, que terminó en las urnas con 40 años de saqueo salvaje, perpetrado por una casta política degenerada y criminal en contra de la nación. También es histórico porque México cruzó la última frontera que lo separa de la dependencia energética del extranjero, mediante la inauguración de la etapa constructiva de la refinería Olmeca de Dos Bocas en Paraíso, Tabasco; algo que los voceros de los oligarcas corruptos juraban que sería imposible lograr.
En ambos eventos históricos pudimos escuchar los gritos de sufrimiento, frustración, rabia e impotencia, disfrazados de sarcasmo doloroso, envuelto en una avalancha de sandeces, expuesto por los que han padecido el proceso de transformación del país como un auténtico calvario, porque ahora su influencia corruptora no vale nada, su aspiracionismo superficial no los lleva a ningún lado, y su pretensión extranjerizante no solo ya no está de moda, sino que es vista hasta con desprecio por la mayoría de los mexicanos.
Hoy en la refinería recién inaugurada hay más de 91 mil equipos de toda índole, instalados y listos para comenzar a desarrollar pruebas de funcionamiento, orientadas a que la producción de combustibles refinados se pueda llevar a cabo, a fin de que en 2023 ya se encuentre produciendo a toda su capacidad, 340 mil barriles diarios de gasolinas, diésel y turbosina.
Toda esta infraestructura, cuya sorprendente descripción fue explicada por la secretaria Rocío Nahle durante el evento de inauguración, ya está ahí colocada y lista para empezar a probarse, como se hace en todas las refinerías que se construyen, se inauguran y luego se prueban en todo el mundo; que esto no lo sepa la derecha no es ninguna novedad; están acostumbrados a opinar siempre desde una profunda ignorancia.
Después de escuchar lo que significó la construcción de Dos Bocas, tampoco sorprende que los tecnócratas, los expertos patito y los opinólogos de siempre, dijeran hace poco más de 2 años que era imposible hacerlo, porque para ellos por supuesto que lo es.
Conocemos de sobra la ineptitud e incapacidad que demostraron en el desarrollo de cualquier proyecto que iniciaron, por pequeño e inútil que fuera, de los que un ejemplo perfecto es la estela de luz que trató de hacer El Bardas Calderón, que elevó su costo 5 veces durante el proceso, para terminar con una columna inservible llena de cuarzos pegados al concreto, que ni siquiera proyectan luz como estaba planeada.
¡Cómo no iba a ser imposible para ellos construir una refinería! Sólo recordemos la media barda de Tula que costó más que la refinería de Deer Park y que ahí está en pie como testimonio viviente de la estupidez, la corrupción, la ineptitud y la incapacidad de los gobiernos pasados.
Hoy las infraestructuras de Deer Park, de las 6 refinerías remodeladas y de Dos Bocas, son patrimonio de los mexicanos y con ellas cruzamos la última frontera que nos separaba de alcanzar la autosuficiencia energética, en un plazo tan corto como el de un año más. Aunque a los gringos de segunda de la oposición, les duelan las hernias.
La inauguración de la etapa constructiva de Dos Bocas en solo dos años, es una hazaña de los trabajadores y del gobierno de México, que no se ha logrado en ningún otro país del mundo, que a los ciudadanos conscientes nos llena de orgullo y nos demuestra que en este país podemos lograr lo que nos propongamos con trabajo honesto, dinero propio, sin deuda y sin corrupción de por medio que lo pudre todo, como lo hizo con los cerebros y con la calidad humana de tanto zombie neoliberal.
Como dijo el político chino Mao Tse Tung: “El problema actual, es que muchos consideran imposible lo que podrían cumplir si se esforzaran”.