XÓCHITL GÁVEZ, EL FENÓMENO QUE NO FUE

Tiempos estelares se están viviendo en nuestro país y millones de mexicanos somos protagonistas en esa historia. Somos generadores de un cambio importante, que define el futuro que espera a las generaciones que recibirán de nosotros “el bastón de mando”, como diría el presidente López Obrador. Cosas no vistas en el pasado, suceden en forma continua en un presente inimaginable hace solo cinco o seis años.

Hay un proceso sucesorio en marcha para definir al nuevo presidente en México y el partido en el poder (Morena), no impulsa a un personaje en específico para ocupar el puesto que dejará vacante el año entrante, López Obrador. El juego dentro de Morena para definir al candidato del partido, corre libremente y a pesar de la guerra sucia que inundó las campañas en favor de determinadas “corcholatas”, esa candidatura tendrá total legitimidad. El pueblo y no el mandatario saliente, será quien defina al político que enfrentará y con seguridad ganará, a su rival conservador.

Esta semana, habrá un nombre que aglutine en torno suyo, toda la fuerza del Movimiento y que haga olvidar el desagradable momento en donde los grupos de arribistas y lambiscones “intensos”, desataron una campaña sucia que intentaba desprestigiar a compañeros de lucha.

En 2024 no habrá sorpresas. El peso de la Cuarta Transformación es inmenso, mientras que del lado opositor, destaca únicamente la persistencia en reeditar estrategias fallidas, que no han dado triunfos importantes a la derecha,, en los últimos cinco años.

El personaje elegido para enfrentar a Morena en la ruta por la presidencia, no puede ser más ridículo y desacreditado. Xóchitl Gálvez, es el “fenómeno” mediático que por más que se promueve, no se vende ni como oferta. Es una más en el listado de los corruptos plenamente identificados, de quienes nada quiere saber la sociedad actual.
Resulta vergonzoso ver lo que pasa con ella, al intentar crear una figura representativa e interesante, ahí donde el grueso de la sociedad solo ve a una corrupta más, dentro del catálogo de neoliberales impresentables.

En el evento del domingo pasado, cuando es nombrada representante conservadora, el Ángel de la Independencia sirve de testigo silencioso a un espectáculo desdibujado, sin espectativa y con nula presencia social. Estuvieron ahí los políticos de siempre. Los aspirtacionistas que se sienten “fifís”, los intelectuales y desinformadores que añoran los tiempos donde los chequees con varios ceros, llegaban a sus manos directamente del gobierno en turno. Estuvo en el acto la llamada “Sociedad Civil S. A. de C. V.” Ésa que no representa a alguien en particular, pero que dice ser “voz del pueblo”.

Lo lastimoso en el evento, fue constatar es que en este momento, ni pagando, Claudio X González puede reunirle grupos importantes de asistentes a una candidata que está demostrando ser un verdadero “fenómeno” de impopularidad. Salvo la corrupta clase política de siempre y los grupos reaccionarios, nadie marcha en respaldo a su candidatura. Las panorámicas que circulan en redes sociales y donde lo que más abunda es el espacio libre, hablan por sí mismas del nulo poder de convocatoria de una oposición en vías de extinción. Al menos en el plano político.

La chequera de Claudio X González se abrió generosamente, como es costumbre. Se habían anunciado actos simultáneos en más de 40 ciudades del país. Habría un levantamiento social en favor de Xóchitl Gálvez, difundido en prensa, radio y televisión. Las redes sociales serían tomadas por las granjas de bots, solventadas con el dinero aportado por los viejos traficantes de influencias.

Y nada salió bien.

Ni pagando se consiguieron contingentes numerosos en alguna de las ciudades importantes del país. En la capital el desastre fue mayor, porque los medios de manipulación no tuvieron margen para inflar el número de manifestantes, en virtud de que las cámaras aéreas que cubrieron avenida Reforma, dieron testimonio de la soledad que acompañó a Xóchitl Gálvez en su evento.

La vieja guardia priista, movilizó a gente del Estado de México. Los perredistas aportaron algunas decenas de manifestantes. El PAN hizo lo suyo acarreando a los “aspiracionistas” a quienes les disgusta asolearse.

Y en ese vacío social, Xóchitl lanza su manifiesto de buenas intenciones, carente de contenido real. Intenta robarle a Morena la agenda que la izquierda ha defendido por décadas. Promete a la ultra-derecha todo el mercado de las energías limpias, con subsidio gubernamental. Manifiesta que en su gabinete no habrá “flojos, corruptos, ni pendejos”, como si la gente no conociera el negro historial de toda la gente que la acompaña en ese acto.

Xóchitl Gálvez está vacía por dentro y la gente le responde con un vacío idéntico en lo que respecta a su candidatura. El “fenómeno” fue puesto en total aislamiento por un pueblo que no se deja engañar.

Xóchitl Gálvez miente como cualquier otro conservador. Promete todo lo que no piensa cumplir más adelante. Es un personaje manipulado por gente con fuertes intereses económicos y financieros. No tiene trayectoria destacable y sí una historia de enriquecimiento ilícito inocultable. Su fragilidad como candidata es evidente para todos. Incluso para quienes intentan infructuosamente inflarla.

Ninguna campaña mediática la salvará del ridículo cuando necesariamente entre en contacto directo con el pueblo. No convoca. No tiene discurso ni ideas. Los debates mostrarán sus limitaciones personales, que son muchas.

A Xóchitl Gálvez podemos verla el día de hoy, como el “tapón” encontrado milagrosamente, cuando la lancha conservadora presenta una grave fuga de agua. No hay otra cosa a la mano. Ese tapón sirve únicamente para alargar la agonía, pero no resuelve el problema. La lancha se sigue hundiendo de a poco y no hay salvación posible para los ocupantes.
Cuando la gente no acude a tus llamados, ni pagando bien por la asistencia, lo más sensato es apagar la luz y cerrar la puerta.

Y si hoy no lo hacen Claudio X González y su gente, lo hará la sociedad mexicana el año entrante, en la elección federal.

El verdadero “fenómeno” se hará evidente cuando la oposición pierda por paliza a lo largo y ancho del país, en contra de la Segunda Etapa de la Cuarta Transformación, que va por mayoría calificada en el Congreso de la Unión y por el mayor número de espacios en disputa a nivel municipal, estatal y federal.
Ahí veremos a una oposición convertida en gelatina, derrotada y en el piso, al lado ds su “fenómeno”.

Malthus Gamba