Durante la última semana salió a la luz pública información sobre varios procesos judiciales, que ponen ante los tribunales a personajes que en otros tiempos eran intocables, porque forman parte de la pomposa oligarquía mexicana o fueron funcionarios que trabajaban a las órdenes de ellos facilitándoles el saqueo de las riquezas del país, pero quienes a su vez, llevaban a cabo su propio saqueo del erario.
Uno de ellos, Luis Ernesto Derbez, fue secretario de relaciones exteriores en el malogrado gobierno panista de Vicente Fox, mas adelante contratado como rector de la Universidad de las Américas de Puebla, una institución privada favorita de las élites para educar a sus hijos en un ambiente lo más parecido posible al estilo americano, cargo que dejó temporalmente para intentar competir por la presidencia de México en 2018, aventura a la que renunció dada su inexistente oportunidad de triunfo, regresando a su puesto como rector.
Ahora el nuevo patronato de esa universidad denunció a tan respetable caballero, por lavado de dinero, delincuencia organizada y desvío de recursos por más de 700 millones de dólares, al nivel de ladrones vulgares como César y Javier Duarte.
Otro personajillo fue Idelfonso Guajardo, secretario de Economía en el sexenio desastroso del priista Peña Nieto, negociador del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y una eminencia en la disciplina económica, que al más puro estilo de Andrea Legarreta, justificó los gasolinazos con el argumento de que los pobres no comen gasolina, sino tortillas, pollo y huevos.
Este funcionario de aparente bajo perfil y desempeño gris, que hoy aparece como diputado plurinominal del PRI, que en septiembre pretende tomar posesión del cargo y por supuesto del fuero que este trae aparejado, está denunciado por la Fiscalía General de la República, por el delito de enriquecimiento con recursos de procedencia ilícita, por lo que un juez lo vinculó a proceso, ya que no pudo explicar de dónde sacó los 8 millones de pesos que aparecen en una cuenta a su nombre en el extranjero. Hoy tiene que ir a firmar periódicamente en el juzgado y no puede salir del país sin permiso.
Otro más es uno de los oligarcas por antonomasia y abolengo; un verdadero intocable. Miguel Alemán Magnani, heredero de una de las fortunas más abultadas de México, nieto de un ex presidente, hijo de un ex gobernador y dueño de una conocida línea aérea, es acusado por la Fiscalía General de evasión de impuestos, por lo que un juez emitió una orden de aprensión en su contra para que se proceda a su arresto.
Sucede que su aerolínea debe alrededor de 68 millones de pesos en impuestos, que no le ha dado la gana pagar a este admirable ciudadano, además de otros 3,000 millones que adeuda por distintos servicios recibidos. Como es de esperarse, este sujeto prefirió salir de México hacia algún destino principesco, en lugar de hacer frente a sus obligaciones de pago. Ahora solo falta que se solicite a Interpol la emisión de una ficha roja, para que este prófugo sea perseguido por la policía internacional.
La cereza del pastel en el tema de la justicia, fue la detención por el delito de tortura de Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna en el sexenio negro de la historia moderna, encabezado por Felipe Calderón como jefe de la banda de criminales. Su arresto tuvo el efecto de una bola de boliche al impactar los bolos. Puso entre otros muy nervioso a Lord Montajes, quien decidió liberar un video viejo que tenía reservado para ocasiones especiales, mientras esperaba su comparecencia ante un juez; también le costó el puesto a Leopoldo Gómez que era el vicepresidente de noticieros de Televisa y cómplice de todos ellos en el montaje que hicieron cuando detuvieron a Israel Vallarta, a quién torturaron ante las cámaras en televisión nacional y de pilón nos hizo el milagro de dejar mudo por unas horas al comandante Borolas.
Ahora todos los voceros que se alquilan para chillar amargamente cuando le sucede algo a sus patrones, alegan a voz en cuello persecución de estado. En realidad no podemos entender qué les aflige. ¿No eran ellos los que decían que la justicia no se consulta? ¿Qué sólo se aplica? Pues su deseo está siendo concedido.
Como dijo el escritor francés Marcel Proust: “El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir”.