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Valientes de lejos, chiquitos de cerca…
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Valientes de lejos, chiquitos de cerca…

Qué semana para el presidente López Obrador. Visitando los Estados donde la oposición gobernante pensaba tener la fuerza suficiente para sacar provecho a favor del proyecto neoliberal que defienden.

Primero fue Diego Sinhue Rodríguez, gobernado en Guanajuato.

Después de haber declarado reiteradamente que no asistiría a las reuniones de seguridad en esa entidad, por considerarlas actos inútiles donde no se toman decisiones determinantes en lo que corresponde al combate a la delincuencia, tiene que echar reversa ante los ojos de los ciudadanos de todo el país, admitiendo que se equivocó y que en adelante, hará presencia diaria en esos encuentros.

Un gobernador nervioso, sin la arrogancia y suficiencia que muestra en sus declaraciones públicas, cuando el presidente no se encuentra presente. Sinhue se vio frágil, apocado y empequeñecido ante la figura presidencial.

Algo similar a lo que vimos anteriormente con Silvano Aureoles, paladín de la oposición, siempre y cuando el presidente no se encuentre presente. Ahí se le forma un nudo en la garganta, ocasionado por la presencia de “algo” que le sube y no le permite hablar con el valor que amerita el momento.

Hoy temprano fue Enrique Alfaro quien no supo cómo enfrentar la presencia de un presidente que tiene la capacidad para desubicar a sus oponentes políticos, sin necesidad de pronunciar una palabra agresiva en su contra.

Alfaro pretendió curarse en salud, leyendo un texto donde señalaba que ni se rendía ante el poder federal, ni se empeñaba en una confrontación directa con el presidente.

Habló de tiempos de unidad y dijo, en alguna parte de la conferencia, que estimaba y respetaba al presidente.

En su discurso señaló que no renunciaba a sus banderas de corte conservador. Pero en un momento interesante de la conferencia mañanera de hoy, anunció que todos los gobernadores agrupados para crear un frente en contra de las políticas del gobierno federal, habían llegado el día de ayer al acuerdo de que en nada estaba sirviendo el enfrentamiento directo. Por esto, intentarían sumar esfuerzos con la federación, para buscar una alianza con la cual, todos pudieran salir beneficiados.

Eso es una claudicación hacia el plan original.

Alfaro salió “raspado” en esta conferencia matutina.

Juncal Solano, reportera de redes sociales como ella misma se anunció, le preguntó al gobernador de Jalisco sobre la promesa que hizo siendo candidato, en el sentido de no contratar nueva deuda pública. Son miles los millones de pesos que ha pedido en préstamo el gobierno de Alfaro hasta la fecha.

El gobernador no pudo negar que faltó a su palabra. Se escudó en el dudoso argumento de que esta nueva deuda, tiene como fin el rescate de la economía de Jalisco y que al final, se pagará sola, si la reactivación económica se hace realidad. Ese viejo sofisma lo escuchamos infinidad de veces durante el periodo neoliberal, sin que se haya concretado en realidad en alguno de los casos.

Alfaro se vio débil, acorralado por la situación de violencia que vive su Estado y por la falta de credibilidad que tienen su persona y su gobierno.

Es un mandatario que ve lo poco que ha conseguido hasta la fecha con su comportamiento belicoso y autoritario.

Hoy vimos a un Enrique Alfaro obligado a corregir el rumbo, no por convicción personal, sino porque no tiene otra vía abierta. La fuerza del gobierno federal es muy superior a la del bloque de gobernadores que han intentado presionar al presidente de la república, para que retome las políticas financieras, que se dieron durante el periodo neoliberal.

Más dinero a los Estados. Aunque la vía sea el aumento de impuestos, o la contratación de nueva deuda a nivel federal. A estos gobernadores siempre les hará falta más dinero.

En contraste, el presidente se vio en los encuentros los dos gobernadores locales, seguro, confiado y con el dominio pleno de la situación.

López Obrador acudió a estos Estados para corregir errores en la estrategia de combate a la delincuencia y para tratar asuntos que tienen que ver con el combate a la pandemia de Covid-19, así como con proyectos estatales pendientes.

La anunciada presencia de contingentes del grupo ultra derechista FRENA, no se dio, como era de esperarse. Nadie secundó las propuestas violentas de Gilberto Lozano, para crear un clima de confrontación a la llegada del presidente.

Los grupos opositores de todo tipo, se vieron en su justa dimensión en esta gira presidencial.
Son una oposición que grita, confronta, insulta y agrede a distancia.

En el terreno de los hechos, cuando tienen oponente frente a ellos, se achican y muestran una pequeñez que es proporcional a su verdadera fuerza política.

Algo similar a lo que vemos a diario en redes sociales. Cantidad de mensajes donde se insulta e intenta desacreditar al gobierno de la Cuarta Transformación y al presidente López Obrador, en base a noticias falsas, o mentiras descaradas.

Cuando suceden situaciones como la captura de Genaro García Luna, o la extradición de Emilio Loyoza Austin, las granjas de bots tan agresivas, callan de inmediato y se retiran con la cola entre las patas.

La imagen que mejor se ajusta al tamaño de la oposición que hoy pretende recuperar el poder en nuestro país, es la del ratón que corre libremente en el cuarto vacío y que huye espantado a esconderse, cuando escucha el ruido de la llave.
Todos ellos son iguales.

Los viejos intelectuales “neoporfiritas” que firmaron una convocatoria para crear un frente opositor que gane espacios en los congresos, en las elecciones intermedias del 2021, hacen lo mismo.

Son duros en sus señalamientos mentirosos hacia el presidente. Pero cobardemente, ocultan su pasado neoliberal y el silencio que guardaron ante los atropellos cometidos por los gobiernos conservadores, que los colmaron de premios y privilegios de todo tipo.
Se dicen hoy defensores de la democracia, cuando en el pasado no movieron un dedo para impedir las atrocidades cometidas por los gobiernos de la derecha, que crearon violencia, desigualdad, pobreza, corrupción e impunidad.

López Obrador señaló en esta gira todo el catálogo de delitos cometidos durante el neoliberalismo.
Falta la visita a Colima para el día de mañana. Pero lo principal queda registrado.
Un gobierno de la Cuarta Transformación fuerte y en su mejor momento, ante una oposición ratonera, escandalosa y sin fuerza real para enfrentar con posibilidad el proceso electoral del 2021.

Una excelente gira hasta el momento para el presidente López Obrador.
¿La oposición? Diminuta.

Malthus Gamba

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