Una invasión norteamericana está condenada al fracaso
Sam Ravel, traficante de armas, había estado vendiendo munición defectuosa o de calibre distinto al que había solicitado y pagado el general Francisco Villa. Las armas adquiridas a este traficante tampoco funcionaron bien. Y Villa enfurecido, ordena el ataque a la ciudad norteamericana de Columbus.
Desea fusilar a Ravel y al mismo tiempo, tomar desquite contra el gobierno norteamericano, por haber reconocido y respaldado al gobierno y al ejército de Venustiano Carranza.
El 9 de marzo de 1916, más de quinientos jinetes villistas al mando del general Pablo López, entran en Columbus, donde libran un combate en contra de los ciudadanos y las pocas fuerzas militares que se encuentran en la ciudad.
Hay muertos por ambos bandos, pero Columbus queda materialmente destruido y saqueado.
La respuesta del gobierno norteamericano es inmediata y sin pedir permiso, como es su costumbre, preparan una fuerza militar de 10,000 hombres, que ponen al mando del futuro general condecorado en la Primera Guerra Mundial, John J. Pershing.
La misión encomendada es la captura del general Francisco Villa vivo, o muerto. Pero Villa, que se encuentra herido de una pierna, dispersa a su tropa y se esconde perfectamente en uno de los miles de rincones que conoce dentro del estado de Chihuahua.
A este episodio de caza en contra de Villa, se le conoce como el de la Expedición Punitiva. Una intervención norteamericana en nuestro país, que concluyó en un vergonzoso fracaso.
No hubo captura. No encontraron al general que había ordenado el ataque a una ciudad norteamericana. Columbus quedó sin la venganza prometida y el general norteamericano Pershing, regresó a su país con la cola entre las patas.
Antes de la salida de los norteamericanos del país, cae herido de ambas piernas el general villista Pablo López.
Su hermano y también general, Martín López, lo sube a un caballo y lo encamina a la Sierra de la Silla, donde Pablo, escondido en una cueva, cura de sus heridas.
Sin embargo, las tropas carrancistas lo ubican, lo rodean y le requieren se rinda. A lo que el general Pablo López contestará con una frase que se hace histórica:
“Aquí estoy…si son mexicanos, me rindo. Si son gringos, moriré peleando”. El general se rinde a los carrancistas y muere fusilado poco después.
La historia es fundamental para entender situaciones que se relacionan con el presente que vivimos.
Si la captura de Francisco Villa se hizo imposible para 10,000 soldados norteamericanos, fue en buena medida, porque la base social villista era fuerte y nadie estuvo dispuesto a orientar o brindar respaldo a las fuerzas invasoras.
Los mexicanos tenemos problemas fuertes dentro de casa. Pero cuando se trata de enfrentar un peligro externo, se pone por encima la unidad y el patriotismo, antes que las diferencias internas.
El Partido Republicano en los Estados Unidos, metido en la campaña electoral que se avecina, sigue una estrategia obsoleta, ridícula e impracticable, que sirvió durante décadas para someter a los ya de por sí serviles y sometidos gobiernos priistas y panistas. Buscar votos, a costa de golpear a los ciudadanos mexicanos y a México, con la finalidad de ganar el respaldo de los segmentos supremacistas y clasistas en su país.
El día de ayer, el senador republicano Lindsey Graham, amenazó al gobierno mexicano con presentar una iniciativa en el Congreso de su país, para que los cárteles de la delincuencia en México, sean clasificados como grupos terroristas, con lo cual las tropas norteamericanas podrían cruzar nuestra frontera norte, para realizar acciones punitivas en contra de la delincuencia.
En la práctica, esta sería una repetición de la fracasada Expedición Punitiva de 1916.
Cantidad de elementos armados incursionando en tierras mexicanas, intentando dar caza a todo aquel que sea considerado delincuente por ellos mismos.
Lo infantil de la amenaza movería a risa, de no ser porque esta violencia desatada, provocaría un baño de sangre en México, donde muchos inocentes serían abatidos, tal y como ha sucedido en otras incursiones de “marines” estadounidenses, que cuando matan “por equivocación”, suelen usar la excusa de que se trata de “errores de buena fe”.
Si algo a dificultado a las autoridades mexicanas la captura de los líderes y el desmantelamiento de las estructuras criminales en nuestro país, es precisamente la base social que respalda, oculta y protege a los integrantes de estos grupos de la delincuencia.
Muchas familias tienen dentro de estos cárteles, a hermanos, tíos, sobrinos u otros familiares a los que se quiere, a pesar de su conducta al margen de la Ley.
Es conocido por todos el hecho de que los líderes de estos cárteles, reparten parte de lo ganado en sus actividades, entre los integrantes de las comunidades a que pertenecen. Y por lo mismo son vistos como benefactores y no como criminales.
Sus actividades están fuera de la Ley y deben cesar por lo mismo. Pero corresponde a los mexicanos encontrar las vías para que esto se consiga sin derramamiento de sangre y sin afectar a ciudadanos inocentes.
México cuenta en este momento con un gobierno fuerte que atiende las causas que originan la delincuencia. Atiende a los jóvenes y a los sectores sociales menos favorecidos. Hay formas de salir adelante sin necesidad de delinquir.
Hay futuro para todos los mexicanos.
No necesitamos consejos, ni fuerzas militares extranjeras para resolver nuestros problemas internos.
Una ridícula invasión norteamericana a suelo mexicano, está condenada al fracaso. Y los políticos republicanos lo saben bien.
Nada más que en tiempos electorales, todo aspirante a un “hueso” quiere usar el tema migratorio y el de la delincuencia, para atraer el voto de los grupos nacionalistas en la Unión Americana.
Usar a México como “piñata política” ha sido deporte de temporada.
Esta vez las cosas les han salido mal.
El presiente López Obrador advirtió hoy a los políticos republicanos que de continuar con sus amenazas de invasión a nuestro país, pedirá a la comunidad mexicana en Estados Unidos, que no vote por ellos en la siguiente elección.
“No somos Protectorado, ni Colonia norteamericana. A México se le respeta y nadie viene a decirnos qué y cómo debemos hacer las cosas. Si los republicanos siguen en la misma línea invasora, los acusaré públicamente de intervencionistas, inhumanos, corruptos e hipócritas, para que no haya un solo voto mexicano para ellos”.
Deben pensar bien lo que hacen esos políticos republicanos.
Si su general Pershing con 10,000 hombres no puedo capturar al general Francisco Villa, menos van a poder los “marines” gringos en contra de todo un pueblo que respalda toda acción soberana del presidente López Obrador.
Como dijo el general Pablo López antes de su captura: “Si son gringos, muero peleando”.
Ya no hay gobierno, ni ciudadanos serviles en México.
Eso debe entenderse
Malthus Gamba