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Los conservadores han intentado de todo; nada les ha funcionado
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Los conservadores han intentado de todo; nada les ha funcionado

Cuando todo era movimiento en redes sociales, en apoyo al Paro Feminista programado para el próximo día nueve de marzo y la fiesta de los conservadores que de algún modo, pretendían aprovecharse de la legítima protesta de las mujeres, en contra de la violencia que vive el país, llega la información de que el nuevo coronavirus, como era de esperarse, arriba a México.

Es lógico pensar que la marcha y paro nacional, no tendrán la concurrencia que se esperaba. De acuerdo a los consejos para evitar que el coronavirus se propague a un ritmo mayor, las reuniones públicas dónde es más fácil adquirir cualquier contagio, no son por el momento recomendables.

Es lógico pensar que la convocatoria a cualquier acto público, no contará con una asistencia significativa.
El coronavirus está entorpeciendo la estrategia conservadora, para aprovecharse del reclamo feminista, para llevar agua a su casi seco molino.

Pero la moral conservadora aún da pequeños estertores ocasionales. Se les ocurrió que si ya no era posible confiar tanto en el Paro Nacional de Mujeres, podían apostar su resto, precisamente al coronavirus.

La campaña de miedo que desataron los medios de comunicación, afines a la causa conservadora, fue intensa. La enfermedad era mortal y no estaba siendo bien atendida por el gobierno de la Cuarta Transformación.

Al menos eso era lo que declaraban personajes tan variados como el expresidente Felipe Calderón, el presidente de Acción Nacional, Marko Cortés y periodistas reaccionarios como Raymundo Riva Palacio, Pablo Hiriart, Javier Risco y Pascal Beltrán, entre otros.
Crear un escenario de pánico, donde los muertos se acumulaban por todos lados y las camas en los hospitales resultaban insuficientes, fue parte de la estrategia conservadora para exaltar la imaginación del ciudadano. Decían que el sector Salud del gobierno, no estaba preparado para una emergencia de ta magnitud.

Al final, el asunto no ha tomado la ruta que los odiadores de la derecha vaticinaban. Hasta el momento, solo se han registrado cinco casos de coronavirus en el país y la enfermedad no se ha propagado en la forma que señalaban los reaccionarios. No hay necesidad de tantas camas disponibles, como ellos alegaban. La gente se está dando cuenta de que el coronavirus actual, es idéntico en sus características y efectos, a otros padecimientos menores que ha vivido el país. La influenza deja más víctimas mortales cada año.
La campaña de miedo que pretendía sembrar la prensa reaccionaria, está perdiendo fuerza conforme la información diaria va despejando todas las dudas y temores del ciudadano de a pie.

No se ve alterada la actividad pública en las calles. No se ve a la gente transitando con la cara cubierta, en prevención a un mal mayor.
La guerra del miedo se va apagando poco a poco, al igual que las intenciones conservadoras para aprovecharse de ella.
Hoy aparece en los diarios convencionales y en los medios electrónicos de comunicación, una encuesta del periódico Reforma, que da cuenta de la reducción del apoyo social al presidente López Obrador. Hablan de una caída superior a los diez puntos en la confianza que da el ciudadano, a las políticas públicas que impulsa la Cuarta Transformación.
Dicen que el asunto de la seguridad es algo que no funciona, puesto que no se resuelve tan rápido como todos quisiéramos.
Esta noticia no provoca mayor impacto social. Pocos creen en la veracidad de Reforma. Se sabe que sus mediciones son amañadas y que su metodología es muy cuestionable. Casi todas sus encuestas son vía telefónica, o dirigidas al segmente social que se identifica con claridad con la causa conservadora.

Además, ya se entiende que el problema de la seguridad es tan grave, que requiere de tiempo para apreciar resultados reales. Atacar las causas de la violencia, es una estrategia que el pueblo comprende y apoya.

Las redes sociales el día de hoy, apenas si comentan el asunto de la encuesta.
Y hay algo más que habría que agregar. La verdadera medición sobre la popularidad que disfruta el presidente en este momento, lo da la forma en que es recibido López Obrador en cualquier Estado de la república que visite. El pueblo aplaude, ríe, se toma fotos a su lado, lanza porras y lo acompaña en sus recorridos.

Eso jamás sucedió mientras gobernaron los anteriores presidentes neoliberales.
No había proximidad entre los entonces presidentes y el pueblo.

Esa es la verdadera medición sobre la popularidad y apoyo que está brindando la sociedad a López Obrador.
Lo demás, lo que presentan los medios, es papel adulterado con cifras maquilladas y tramposas.
Por último, hay que considerar el golpe seco recibido por la clase política corrupta que está al frente del Instituto Nacional Electoral. Son una clase política afín a los interese de la derecha nacional y no personajes independientes como quieren hacernos creer.
El nombramiento de John Ackerman como miembro del Comité Técnico de Evaluación del INE, significa para la derecha un revés inesperado, que pone en duda el otorgamiento del registro al partido político de Felipe Calderón.

Ackerman es un académico reconocido, intachable y de honestidad probada.
Si los cuatro consejeros que ocuparán en abril próximo las vacantes que dejan aquellos que han cumplido su ciclo dentro del INE, cubren perfiles auténticamente autónomos, honorables y honestos, el fraude dentro de este instituto, será sumamente difícil en el futuro.
En el supuesto de que México Libre consiguiera de alguna manera el registro, es casi imposible que en las elecciones intermedias del 2021, sin fraude de por medio, pueda alcanzar la meta del 3% de la votación, para conservar ese registro.
Como se ha repetido miles de veces: los bots de Felipe Calderón, son de cierta utilidad en redes sociales, pero en la vida real, ni marchan, ni votan.
El pobre proyecto conservador se desinfla diariamente de manera evidente y lo que es más preocupante para ellos: el tiempo se les acaba.
No tienen plataforma para enfrentar a Morena en las elecciones del año entrante. No tienen candidatos. Carecen de arraigo en una sociedad que desprecia todo lo que huele a neoliberalismo.
El escenario para ellos es desastroso.
Para el pueblo de México en cambio, es saludable que lo poco que queda del neoliberalismo, muera en el próximo 2021.

Malthus Gamba

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