Tengo miedo; pero tengo que trabajar
Todos hemos sido testigos en los últimos días, de la forma sucia, enferma y cobarde en que los grupos conservadores hacen crítica destructiva en contra del gobierno de la Cuarta Transformación.
La guerra sucia y la difusión de noticias falsas, intentan preparar el camino para la siguiente campaña reaccionaria. Hablar de un fracaso del actual gobierno, en la conducción y resultados finales, sobre esta epidemia de Covid-19.
Primeramente, provocan pánico en los sectores sociales más influenciables. Generan escenarios donde la gente espera lo peor de esta enfermedad, contagiosa sí, pero no mortal necesariamente. La mayoría de los pacientes ni siquiera presentarán síntomas. Bastará con guardar la cuarentena recomendada y ya. En cuestión de semanas estarán reanudando su vida con total normalidad.
La crítica conservadora hacia el gobierno intenta destruir. Tanto política, como socialmente.
Necesitan acabar con una Cuarta Transformación que les quita privilegios, aunque en la ruta que tienen trazada, fallezcan personas inocentes, a consecuencia de la información falsa y de las acciones equivocadas que promueven, intentando que el ciclo de la epidemia sea lo más dañino posible.
Han hablado sobre la necesidad de hacer pruebas clínicas de coronavirus, en una cantidad exagerada. Y esas pruebas no impiden que al salir del hospital donde se practicó el estudio, la persona se infectada en forma inmediata.
Los conservadores han dicho falsamente que el gobierno oculta datos. El propósito es generar incertidumbre y restarle confianza social al presidente.
Han difundido rumores en el sentido de que el sector salud está considerando a las personas fallecidas por coronavirus, como casos de deceso atribuibles a neumonías atípicas. Nunca aclaran que se anotan de este modo provisional, mientras se realizan los estudios sobre causas, para definir si en verdad el fallecimiento que ataca las vías respiratorias, fue generado por un cuadro de Covid19, o se debió a una neumonía típica, ocasionado por influenza u otra enfermedad diferente.
La crítica basada en intereses particulares y de grupo, está siendo repudiada categóricamente por la sociedad mexicana.
No se puede lucrar con la enfermedad, la desdicha y la muerte de otros.
Lo que debió haber hecho la derecha mexicana, en la cobertura creada por la enfermedad, es una crítica constructiva, que ayudara a cubrir los espacios que la autoridad sanitaria del país, deja fuera de programa.
Señalar puntos débiles que no puede cubrir ninguna autoridad y que sin embargo pueden ser atendidos por las fuerzas políticas opositoras, o por la sociedad civil organizada.
Por ejemplo, es constructivo señalar que la campaña para no abandonar el hogar durante este periodo de sana distancia, tiene límites naturales. Nada tienen que ver éstos con el gobierno. Su naturaleza obedece a la atención de necesidades básicas del ser humano.
Lograr que el cien por ciento de la población de nuestro país permanezca en casa por espacio, no digamos de un mes, sino simplemente de una semana, resulta imposible. La gente necesita antes que nada, comer.
En el inicio de la teoría psicoanalítica, planteada por Freud, se decía que la sexualidad, era el motor que impulsaba la vida de todo individuo de nuestra especie. Se creía que toda experiencia consciente y subconsciente de la personalidad, estaba generada por actividades de tipo sexual. Positivas, negativas, reprimidas, o sublimadas. El factor más importante en la vida de los hombres, tenía que ver incuestionablemente con las experiencias personales relativas a la sexualidad.
Hasta que Gustav Jung y otros teóricos del psicoanálisis, se dieron cuenta de que era muy cuestionable este fundamento en la teoría freudiana. Para ellos, el instinto básico en el ser humano, está relacionado con la imperiosa necesidad del alimento. El hombre vive a diario, procurando que no le falte el alimento que le permita vivir y seguir funcionando adecuadamente. El ser humano puede aletargar su sexualidad si hay necesidad de ello. Pero no puede renunciar a la obligación de procurar alimento a su cuerpo.
En este periodo epidémico, es imposible que el total de los ciudadanos dejen de transitar por las calles, si no cuentan con los recursos necesarios para procurar la comida diaria a sus familias y a su misma persona.
Cualquier individuo prefiere afrontar el riesgo que sea, antes que optar por el peligro de morir, o ver morir de hambre, a cualquiera de sus seres querido.
La crítica constructiva tiene que ver con este aspecto del problema que enfrentamos en este momento.
El gobierno tiene la obligación de solicitar el apoyo social necesario, para evitar mayores afectaciones económicas y de salud, derivadas de la epidemia. La sociedad tiene a su vez la obligación de apoyar a su gobierno en todo lo que se le recomienda. Pero esto siempre será en la medida de lo posible.
En los casos en que el salir de casa resulte inevitable, deben tomarse medidas especiales.
El viajar en bicicleta, por calles que hoy en día no están muy concurridas, puede ser la opción ideal para quienes acuden a trabajar. Cuando las distancias entre hogar y trabajo no son grandes, se puede optar por la bicicleta. Así no se entra en contacto directo con otras personas. Actualmente, la mayoría de los negocios y empresas están trabajando con el personal indispensable y por lo mismo, al llegar al sitio de trabajo, también disminuye el peligro de contagio.
Hay un amplio sector social que vive al día. No va a dejar de trabajar de ningún modo. Eso es una realidad. El gobierno lo sabe, y sabe también que ningún país cuenta con recursos suficientes, para dar alimentación a todos los ciudadanos por espacios de uno a tres meses. Es imposible.
Sin embargo, es adecuado tratar de limitar esas salidas al máximo, o por lo menos, contener el peligro que las mismas implican, si se dejan fuera de la estrategia sanitaria implementada.
Promover el uso de la bicicleta, en lugar del transporte tradicional puede ser un mitigante al incremento de casos de contagio. Hacer compras consolidadas de alimentos entre familiares y vecinos, puede ayudar también.
Todo lo que aporte a la contención de la epidemia es valioso.
Ese tipo de crítica, pudo haberla hecho la oposición mexicana, si verdaderamente tuviera interés en la salud y tranquilidad de los mexicanos.
En lugar de eso, se han dedicado en forma permanente, a dinamitar las acciones que el gobierno de México y el presidente López Obrador, instrumentan para que el sistema de atención sanitaria funcione de la mejor manera posible.
Y aún así, hay intelectuales en México que solicitan al pueblo tender la mano a estos buitres neoliberales, en aras de la democracia y la sana convivencia social.
Piden que quienes hoy trabajan por el bienestar del país, arropen a los culpables de todo tipo de delitos realizados en el pasado y también en el presente que vivimos. Ahí está incluido su patológico deseo de poder y su desmedida ambición de riquezas materiales.
Este pequeño grupo social, nunca construye. Edifica el pueblo unido.
Los antiguos privilegiados por el neoliberalismo, son especialistas en el saqueo y la destrucción. Jamás edificarán algo perdurable y sano.
¿Quién desea caminar junto a ellos?
Maltus Gamba