Tamaulipas: la verdadera derrota del PRIAN
Después del proceso electoral del 5 de junio y una vez superado el brote de euforia obligado de la oposición cantando victoria por su la derrota, parece que esta ocasión asumieron su situación en forma menos optimista de lo que esperábamos.
Si estaban tan contentos con los dos estados que habían podido conservar, ¿A qué se debe la aparente desorientación de sus miembros? ¿El silencio póstumo de sus dirigentes? ¿Los coqueteos con Movimiento Ciudadano? o ¿El descontón que le dio Claudio X a Alito Moreno, publicando sus atracos?
La derrota moral absoluta que los tiene sin que los caliente ni el sol, no está en que hayan perdido 4 de los 6 estados en disputa, sino que perdieron un estado donde consideraban que podrían ganarle a Morena. Desde el principio de la jornada electoral Markito Cortés del PAN cantó que ganarían 3 de los 6 y lo mismo pensó el PRI, aunque cada uno de ellos esperaba ganar un estado distinto.
El PRI sabía que con toda la carne en el asador sólo podría ganar uno de los 6 estados, Hidalgo; en ningún otro los números de preferencias electorales los podrían haber hecho pensar lo contrario, pero en Hidalgo había esperanza y hasta optimismo. Estaban compitiendo con su secretaria general como candidata respaldada por su marido, nada menos que el coordinador de la JUCOPO en la Cámara de Diputados, exgobernador de Coahuila, conocido y experimentado delincuente electoral.
En el proceso aplicaron todas las trampas conocidas que tan buen resultado les había dado en elecciones anteriores, pero para su desgracia esta vez no funcionó. A pesar de sus alegres expectativas, los ciudadanos votaron masivamente para que el candidato de Morena le pasara por encima como una aplanadora a su candidata estrella, ganándole por una votación del doble de la que recibió el PRI. Hay que decir que en esta ocasión el gobernador priista Omar Fayad no se prestó al mapacheo, como sí lo hicieron los gobernadores panistas.
Por su lado el PAN, sabía que era difícil perder Aguascalientes y Durango, pero se aseguró involucrando a los gobernadores de su partido, que con esmero se aplicaron en el robo de urnas, compra de votos, secuestro de morenistas y reporteros, etc.
El 3er estado que sabían que podían ganar era Tamaulipas, apoyados por un gobierno panista que opera con el narcotráfico y el crimen organizado, que metió hasta el pescuezo en el proceso electoral. Estaban tan seguros del triunfo, que cantaron la victoria antes del cierre de casillas, pero tampoco contaron con que la ciudadanía salió a votar por Morena, decidida a sacar definitivamente a los gobernadores delincuentes que han tenido por décadas.
La derrota que tuvieron en el estado de Tamaulipas que ya daban por ganado, fue el golpe de gracia para los partidos y la que devastó moralmente a la alianza. El PRI se dio cuenta que ni aliado con los otros puede ganar, el PAN aprendió la lección, que solamente puede ganar en estados donde los ciudadanos no han terminado de despertar, que por fortuna cada día son menos y que ni aplicando todas las trampas posibles, recuperará alguna entidad que no esté gobernando ya.
Estas 2 derrotas provocarán profundas heridas y cambios al interior de estos partidos de oposición, así como en la moribunda alianza Va por México comandada por el junior Claudio X. González, que los dejó embarrados literalmente contra la pared como moscas. Hoy su derrota moral es completa, han perdido la brújula, se sienten impotentes y fracasados. Este es un buen momento para sentarse a reflexionar con absoluta seriedad.
Como dijo el exitoso empresario de los medios de comunicación, el estadounidense Sumner Redstone: “El éxito no se construye en el éxito. Se construye a partir de impotencia y frustraciones”.