Parafrasear a Carmen Aristegui, con su dicho del día de ayer respecto a la DEA, va a ser frecuente en redes sociales y medios de comunicación independientes. Una pregunta impropia en un periodista profesional, que falta al respeto a quienes forman parte de una agencia del gobierno norteamericano. No puede hacerse a un funcionario público de primer nivel, esperando que avale un calificativo fuera de lugar.
Aristegui se convierte en broma pública. La seriedad que la caracterizó en el pasado, nada tiene que ver con sus maneras actuales.
Pero en el caso de los integrantes del Instituto Nacional Electoral, sucede algo que escapa a toda calificación responsable.
Con su medida de “tutela inhibitoria” que sacan de la chistera del árbitro electoral, intentan callar la voz del presidente de la república, argumentando una serie de supuestos que ellos toman como “futuro inevitable”. “El presidente cometerá faltas electorales” porque ellos así lo dicen. Pero olvidan algo fundamental.
El Tribunal Federal Electoral, los ha bateado anteriormente, por la falta de claridad y fundamento en sus apreciaciones y conclusiones. La “tutela preventiva” (otro engendro salido de su baraja neoliberal), no prosperó, porque el Tribunal señaló atinadamente que los consejeros del INE no podían aplicar limitaciones sobre actos que aún no se presentaban. Les dijo con las formas de conducta adecuadas, que no podían andar jugando al adivino, o al vidente.
Los partidos políticos opositores que han presentado quejas ante el Poder Judicial, por supuestas irregularidades en las conferencias mañaneras, también han recibido fallos en contra, de parte del Tribunal Electoral.
Hasta el día de hoy, la conducta del presidente López Obrador, dentro de estos ejercicios informativos, ha sido intachable. Jamás se han violado los derechos de particulares, o de las organizaciones que están en contra del proceso de transformación del país.
El área jurídica de la presidencia, ya presentó un recurso ante el Tribunal Electoral, para que esta instancia determine si son o no legales las limitaciones que el Instituto Nacional Electoral pretende aplicar al presidente López Obrador, en las conferencias mañaneras.
Y argumenta lo siguiente.
Para que el INE pueda inhibir una acción a futuro, necesariamente debe haber antecedentes de que el también el “infractor del futuro”, ha incumplido en el pasado con las reglas establecidas. Esto es, que en las conferencias mañaneras exista evidencia plena de un posicionamiento político por parte del presidente, en favor de candidatos o fuerzas políticas en específico.
Esto jamás ha pasado.
O bien, que las conductas anteriores del presidente, hayan originado reacciones inevitables, que conduzcan por necesidad a nuevas infracciones a la ley electoral vigente. Tampoco existen elementos para presumir que esto haya sucedido, o pueda suceder.
Los fallos anteriores del Tribunal Federal Electoral, en los que se rechazan acusaciones en contra de las conferencias mañaneras, así lo demuestran.
Los consejeros del Instituto Nacional Electoral no tienen facultades para imponer mordaza electoral a quienes ellos determinen. Hay leyes que regulan la actividad en periodo de elecciones y esta reglamentación está por encima de las inclinaciones personales de los consejeros.
Es más. Si alguien violó las normas del INE, ése es precisamente el consejero presidente Lorenzo Córdova. Junto con su patiño Ciro Murayama, se dedicó durante varios días a dar entrevistas en distintos medios de comunicación, adelantando su apreciación personal sobre la “tutela inhibitoria” que debía discutirse dentro del Consejo General del INE. Por ley, estaba impedido a dar a conocer su postura personal, antes de la discusión oficial dentro del órgano máximo del instituto. Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama violaron el reglamento que los obligaba a guardar silencio antes de la votación. Faltaron a su deber e incurrieron en una falta de corrupción, al intentar manipular el sentido de la votación, con presiones sembradas en los medios de comunicación que dieron cobertura a las entrevistas.
Hay una denuncia presentada por la representación del partido político Morena, ante la auditoría interna del INE, en la cual se da cuenta de estas graves irregularidades.
Por si fuera poco, existe también otra solicitud de la dirigencia de Morena ante el Tribunal Federal Electoral, para echar por tierra una censura disfrazada por parte del INE, que carece de todo fundamento legal.
Como bien respondió Gertz Manero a Carmen Aristegui el día de ayer: “no me atrevería a calificar a esta dependencia de esta manera. Al menos no por el momento”.
Pero lo que sí queda claro es que al Instituto Nacional Electoral le falta profesionalismo y conocimiento pleno, sobre la materia electoral que organiza y supervisa. Lorenzo Córdova y su escudero Murayama, se sienten con todo el derecho para violar los reglamentos internos del instituto, si lo juzgan conveniente.
Su evidente posición política en contra del gobierno del presidente López Obrador, los presenta como parte de las fuerzas reaccionarias coaligadas en torno al raquítico movimiento impulsado por Claudio X González. El #TUMOR está presente dentro del INE.
Pocas oportunidades tiene el instituto para sacar adelante su “tutela inhibitoria”. No hay antecedente alguno que la respalde.
Es más, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, no están en condiciones para asumir la tutela de algo, o alguien. Son una pareja disfuncional a la que cualquier autoridad les negaría la tutela de cualquier mascota.
Se les asignó el trabajo de “árbitro electoral” y terminaron siendo vulgares matraqueros del #TUMOR.
Esperemos los fallos que determine el Poder Judicial sobre las distintas inconformidades que le fueron presentadas. Veamos lo que determina la auditoría interna del propio instituto.
Solo así tendremos certeza de si Córdova y Murayama son simplemente un par de incompetentes, o se si merecen el calificativo que Carmen Aristegui recetó el día de ayer a la DEA.
Malthus Gamba