SE BUSCA ‘LOQUITO’ PARA ATENTADO
Hay un video que corre en redes sociales, donde aparece el periodista reaccionario Joaquín López Dóriga, condenando lo que llama “violencia verbal” en contra de Xóchitl Gálvez, por parte de congresistas, funcionarios públicos de diferente nivel, pero sobre todo, de parte del presidente López Obrador. Una condena enérgica por lo que se dice públicamente, respecto a la postura política y a la manera en que ha construido su enorme riqueza esta senadora de la derecha, con aspiraciones a ser la candidata opositora rumbo a la elección presidencial del 2024.
López Dóriga es una reliquia periodística con muy pobre nivel de credibilidad, que puede asegurar un día que se robaron un avión del aeropuerto de la Ciudad de México, para salir a decir al día siguiente, sin vergüenza alguna, que eso nunca pasó. O afirmar con burla que el presidente Biden no llegaría a México utilizando el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, para señalar un día después, cuando Biden llegaba al AIFA, que “sus fuentes” lo engañaron. O utilizar imágenes publicadas por una corresponsal que cubría las protestas en Francia, para afirmar que esa violencia se estaba dando en nuestro país. La periodista Vanessa Ortiz, afirmó que el periodismo de López Dóriga “se alimenta de la mentira”.
Pues este personaje enteramente tirado hacia la noticia falsa, la descalificación sin pruebas y la calumnia como forma natural en su periodismo, habla en ese video del peligro que corre Xóchitl Gálvez en el momento actual y pide garantías para su persona. Eso está bien y no ofrece mayor problema.
La bajeza de lo que dice López Dóriga, está en la exposición de motivos que respaldan su petición.
Habla de un riesgo inminente para Xóchitl, dado que ha sido duramente criticada por el presidente López Obrador y por funcionarios, congresistas y simpatizantes de la Cuarta Transformación. Alega que esto puede derivar en una agresión física, de fatales consecuencias y que el único responsable de la misma, sería el presidente de la república.
López Dóriga finge ser ciego y sordo en lo que corresponde a la violencia verbal que ha enfrentado el presidente López Obrador desde el inicio de su mandato. Congresistas como Lilly Téllez, Kenia López Rabadán y la misma Xóchitl Gálvez, le han gritado de todo en tribuna. Igual lo han hecho Álvarez Icaza, Jorge Triana, Germán Martínez, Julen Remetería y muchos más. Intelectuales del calibre de Héctor Aguilar Camín, Francisco Martín Moreno, Guadalupe Loaeza, Enrique Krauze y varios otros, le han aplicado calificativos insultantes.
Simpatizantes opositores de la talla de Marietto Ponce, Max Kaiser, Fernando Belaunzarán, Mario di Constanzo y una amplia red de odiadores a sueldo, han echado pestes en contra del presidente.
Y ahí López Dóriga, así como Beatriz Pagés, Loret de Mola, José Cárdenas y Raymundo Riva Palacio, entre otros promoventes del nado sincronizado en favor de la candidatura de Xóchitl Gálvez, jamás han hablado del peligro de un magnicidio. Ni tampoco de la posibilidad de un atentado. Es de lo más natural que se insulte a diario al presidente, cuando esto lo hacen los integrantes del corrupto sector conservador.
Pero si se critican las mentiras, el origen de la riqueza de Xóchitl Gálvez, su falta de capacidad política, sus ligas con el Cártel Inmobiliario en la Ciudad de México, o su forma descarada de crecer mediante el engaño, entonces la integridad física de la “Virgen” (así han llegado a llamarla los reaccionarios), corre un peligro de muerte.
En el video referido, se ve a un López Dóriga hablar del “loquito que nunca falta” y que estaría dispuesto a realizar un “trabajo” criminal en contra de la posible candidata presidencial de la derecha fascista. Y eso es una apología del delito.
López Dóriga no presenta prueba o argumento de peso que respalde su afirmación sobre un potencial atentado. Los insultos que refiere, son mucho menores en intensidad y cantidad, que los recibidos por otros políticos afines al proyecto de la Cuarta Transformación. Incluido el presidente en primerísimo sitio.
Ante la falta de convocatoria que presenta la campaña en favor de Xóchitl Gálvez, que incluso ha sido denunciada por gente de la extrema derecha como Gilberto Lozano, por enriquecimiento ilícito, la desesperación comienza a hacer estragos en las filas del conservadurismo y esta apología del delito, promovida en “nado sincronizado” por los veteranos y corruptos representantes de la prensa nacional, así lo demuestra.
Parece que López Dóriga, Riva Palacio, Aguilar Camín, Guadalupe Loaeza y Beatriz Pagés entre otros, no están denunciando una supuesta amenaza en contra de Xóchitl Gálvez. Más bien se ve esta inclinación hacia el delito, como un llamado para que el “loquito” a que hacen referencia, se presente y haga efectiva la desgracia que anuncian. Una desgracia en la que solo ellos piensan.
La apología de la violencia es característica de los sectores conservadores, cuando las vías democráticas se cierran, por el rechazo enfático del pueblo hacia ellos.
En México, una mayoría abrumadora de ciudadanos rechazan el regreso de los conservadores al poder. Y hacen público este rechazo, en los actos públicos donde intentan engañar de nuevo los políticos de la derecha. No les creen. No les tienen confianza. Recuerdan los agravios recibidos en el pasado y les niegan la atención y el voto que les solicitan. Y eso esa experiencia es la que está viviendo Xóchitl Gálvez.
Nadie ha agredido a Xóchitl de manera personal. Es a la derecha corrupta que ella representa a la que se le reclama por la vía pacífica.
La violencia verbal ha estado presente en el discurso conservador, más que en las réplicas del presidente y de quienes participan en el Movimiento de Transformación.
Bien harían López Dóriga, Riva Palacio y demás periodistas nostálgicos del “chayote”, en no hacer invitaciones a los violentos. A no hacer llamados al “loquito” criminal que ellos mismos intentan convocar.
Si algo le sucede a cualquier político reaccionario en este momento. Los únicos responsables y culpables de ese repugnante hecho, serían todos aquellos que hablan de un personaje sin rostro que están construyendo y al que al parecer, les gustaría dar identidad, con el peor de los actos que pueden presentarse dentro de cualquier ambiente político.
Paren ya esa apología de la violencia. A nadie van a engañar con una historia repugnante que apesta a conservadurismo.
Malthus Gamba