Rosario Robles y la política del Punto Final
Si a un ciudadano cualquiera se le presunta, que es lo que prefiere: que se aplique todo el peso de la Ley, a quienes saquearon al país durante los años del neoliberalismo, o se aplique en adelante la política del Punto Final, tal y como lo sugiere el presidente de México, seguramente la gran mayoría opinará a favor del primero de los planteamientos.
Y es que en realidad, el daño que causo la corrupción en ese periodo, fue enorme. Afectó a toda la sociedad mexicana, sobre todo en lo que corresponde a los niveles extremos de pobreza que padecen millones de ciudadanos. La miseria desata la violencia y la inseguridad y ese cuadro de deterioro, lo padece aún nuestro pueblo.
Se quiere castigo ejemplar para los culpables de esta criminal política neoliberal. El pueblo ya juzgó y sabe que quienes gobernaron en el paso inmediato, son sujetos de varios delitos agravados.
Entonces, ¿cómo se explica que López Obrador solicite a los mexicanos la aceptación de la política de Punto Final?
Vamos tratar de explicarlo brevemente y para ello, precisemos antes algunas ideas.
Para todos los mexicanos es conocida la afición del presidente por los temas históricos. En el pasado de nuestro país, están algunas de las respuestas que responden a los motivos de la Cuarta Transformación. El presidente conoce estos hechos y saca de ahí causas y consecuencias que le sirven para instrumentar la política del presente.
Andrés Manuel nos reitera cotidianamente, que la única forma de no repetir errores pasados, es conociendo nuestra historia. Nos dice también que este movimiento pacífico que hoy gobierna, puede ser considerado como la Cuarta Transformación del país.
En realidad, ha habido errores determinantes, que han echado por tierra las aspiraciones de, al menos, dos transformaciones anteriores. En ambos casos, dudas sobre la ruta que debe seguir la transformación, han significado la derrota de la misma en el corto plazo.
La Primera Transformación, el movimiento de independencia, no tenía que terminar con la coronación del realista Agustín de Iturbide como emperador de México. El ejército insurgente tuvo mucho antes, una oportunidad de oro en sus manos.
Después de la batalla victoriosa del Monte de las Cruces, los insurgentes tenían el camino libre hacía la Capital del país. Pudieron haber asegurado la toma de la ciudad más importante del virreinato. Aprovisionarse de víveres y parque, de los cuales carecían. Habían tenido muchas bajas en la pasada batalla, pero el ánimo general, era inmejorable.
Hidalgo y Allende deciden no tomar la capital. Temen al pillaje que puede desatarse, a las represalias de los realistas contra la familia de Hidalgo, a la falta de parque. Desaprovechan la oportunidad y se retiran. Al poco tiempo son vencidos en Aculco. Hay pocas bajas esta vez, pero el ánimo, ante la primera derrota sufrida, es malo y deserta mucha gente. De ahí en adelante todo marchará mal. Se dejó pasar el momento y la guerra durará muchos años.
La Tercera Transformación, la Revolución Mexicana, vivió una situación similar. Cuando la División del Norte y el Ejército del Sur, se encuentran en su mejor momento histórico, después de que Villa derrotara a las fuerzas de Victoriano Huerta, el poder militar está totalmente en manos de los campesinos, ganaderos, ejidatarios y pequeños propietarios del país. Carranza y Obregón se saben débiles y aceptan a disgusto la alianza con las fuerzas populares.
En la ciudad de Aguascalientes, se celebra la Convención que dará forma al nuevo gobierno, precisando fines y alcances del movimiento. No se llega a acuerdo alguno. Carranza y Obregón salen de la ciudad, rumbo a Veracruz. Felipe Ángeles intenta convencer a Villa de atacar al aún debilitado Carranza en el puerto, antes de que adquiera mayor fuerza: “acabando con la cabeza, se acaba todo”, argumentará infructuosamente. El momento de los ejércitos campesinos era ése. Y se dejó pasar. Villa se repliega hacia el norte. Al final, triunfará Carranza y continuarán siendo dueños del país, los aristócratas del porfiriato, junto con la clase burguesa nacida de la revolución. El momento definitorio, no se pudo aprovechar.
Como señalamos párrafos arriba, López Obrador es conocedor de la Historia nacional. Sabe que existen estos momentos particulares, donde se pierde o se gana todo.
La persecución de los corruptos neoliberales, no es materia prioritaria de la Cuarta Transformación. Eso es lo que en realidad nos dice el presidente. Quien entienda otra cosa, tiene una visión equivocada del proceso de cambio.
La Cuarta Transformación, ve hacia adelante. Desde que se inicia este gobierno, hasta sus últimas consecuencias. No hay perdón para los corruptos que pudieran darse dentro del proceso de cambio. Todo el peso de la Ley para ellos. Comenzando por el presidente, que ahora sí puede ser juzgado de manera inmediata.
La fuerza del gobierno, está enfocada hacia adelante. Mira poco hacia atrás.
El caso de Rosario Robles ejemplifica bien el peligro que encierran estos juicios o procesos.
Se ha generado mucha expectativa sobre el asunto. Muchos ciudadanos esperan una sentencia ejemplar en ese caso. Pero el fallo decisivo, depende del Poder Judicial y no del gobierno de la Cuarta Transformación. Cualquier cosa puede suceder ahí.
¿Qué es lo que están haciendo la prensa y los grupos conservadores en relación a este asunto?
Minar el terreno, para que sea cual sea la sentencia, salga perjudicada la Cuarta Transformación.
Hoy, pintan a Rosario Robles como presa política. Una víctima del Estado autoritario. Pero si llega a salir libre, o la sentencia es leve, atacarán al gobierno por incompetente. Por no haber podido dar justicia severa a una corrupta, o no preparar los casos de manera satisfactoria (a pesar de que la Fiscalía General de la República, sea un organismo autónomo). Autoritario, o incapaz, son las dos alternativas que trabajan.
Eso solo en lo que concierne al asunto de Rosario. Si se van acumulando procesos en contra de Meade, Ochoa Reza, Romero Deschamps, Osorio Chong, Videgaray, Calderón y tantos otros, abriremos posibilidades a la derecha para judicializar el debate político.
“Es un logro el que no haya impunidad”, así se refirió el presidente @LopezObrador_ a la noticia del encarcelamiento de @Rosario_Robles_. Pero ¿por qué si el delito no es grave, el juez se endureció con quien fue la adversaria del Presidente? pic.twitter.com/3xP49aG2Ck
— Ciro Gómez Leyva (@CiroGomezL) August 14, 2019
El desgaste en recursos, tiempo y credibilidad, debilitarán poco a poco a la Cuarta Transformación y al presidente.
Como hemos dicho, hay muchas expectativas por el resultado en este juicio. Y está bien. Solo es necesario tener en cuenta que es el Poder Judicial quien va a decidir en última instancia. Que la Cuarta Transformación es cambio desde nuestro presente, hacia el futuro. Que los conservadores neoliberales quieren sacar provecho de estos juicios, sea cual sea el resultado y que los medios “chayoteros” están inflando el asunto de Rosario Robles, en favor de la derecha que paga por sus servicios.
Pero sobre todo, tener presente que la Cuarta Transformación, no tiene como propósito perseguir a los culpables del pasado, sino construir hacia al futuro. Ese es el objetivo de la petición presidencial. No perdernos por un camino, que puede dar al traste con el proyecto de nación que se impulsa.
Eso es lo que nos señala el presidente con su propuesta de política de Punto Final.
Que el Poder Judicial cumpla con sus responsabilidades, de acuerdo a la Ley, en los casos ya iniciados, pero sin que sus decisiones se interpreten como responsabilidad del gobierno de la Cuarta Transformación.
El cambio se trabaja en otros frentes, no mirando hacia el pasado.
Malthus Gamba