Refinería de Dos Bocas y lo que entregaron Calderón y Peña Nieto
Textos y Contextos
Por: Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
En días pasados, el gobierno de la Cuarta Transformación, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, entregó la segunda megaobra del sexenio: la refinería de Dos Bocas, en Tabasco. Junto al aeropuerto Felipe Ángeles, es ya una realidad y no una fantasía de campaña, como las que muchas veces se inventan los candidatos en aras de buscar el voto popular.
Y es que, en comparación con sus antecesores, si algo pude presumir el actual mandatario es que, le gusten o no a un sector de la población, las obras se están haciendo, se están inaugurando y muchas de ellas, sin deuda. Incluso, pensando en lo que pudo entregar Enrique Peña Nieto, lo más impactante hubiera sido el aeropuerto de Texcoco, que quizá dejó para el final con la esperanza de que quienes apoyaban el proyecto votaran por el PRI para garantizar su continuidad, cosa que, sabemos, no sucedió.
Pero justo, poniéndolo en perspectiva, Peña Nieto puede presumir de algunas inauguraciones como las del Libramiento Norte de la Laguna que representa el corredor Económico del Norte Mazatlán-Matamoros; el Acueducto El Realito; la Autopista Amecameca-Cuautla; el Periférico Pablo García y Montilla de Campeche; el Distribuidor Vial “Ignacio Pichardo Pagaza” en el Estado de México, entre otros del estilo, y aunque como cualquier obra de infraestructura, es importante para el país y sus regiones, ninguna de un calado tan grande como el par que hasta ahora lleva López Obrador, restando el Tren Maya.
Incluso, más con el estilo del actual mandatario, han sido muy valiosos los caminos que comunidades de usos y costumbres en Oaxaca han construido con su propia mano de obra, lo que no sólo garantiza la mejora de las conectividades, sino también empleos para los pobladores.
Sin embargo, los contrastes con el sexenio pasado, hasta ahora, son más grandes en el terreno de la administración y la corrupción que existió de 2012 a 2018, sobre todo con escándalos que protagonizaron empresas como Grupo Higa, OHL y Odebrecht. En el caso de OHL, cabe recordad cómo en 2015, se hicieron públicos audios de altos directivos donde se hablaba de cobros extra por un tramo del Viaducto Elevado Bicentenario, en el Estado de México, lo que involucraría a altos funcionarios del gobierno federal.
Asimismo, el escándalo de Odebrecht y Lava Jato, que según el Departamento de Justicia de Estados Unidos confirmó en diciembre de 2016 que se entregaron 788 millones de dólares (mdd) a servidores públicos de 12 países, de los cuales 10.5 mdd llegaron a México entre 2010 y 2014, tocaría también al sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), y es una problemática por la cual terminó en prisión Emilio Lozoya, ex director de Petróleos Mexicanos.
Y ya que se habla de dicho personaje, podríamos tocar también el tema de las polémicas reformas de Peña Nieto, y más aún de la forma en la que se aprobaron, pues en el caso de la reforma energética de 2013, el propio Lozoya aseguró que personajes como Ricardo Anaya, entonces presidente de la Cámara de Diputados y a la postre candidato a la presidencia por el PAN, recibieron sobornos millonarios para que ésa y otras varias modificaciones a la ley fuesen aprobadas.
Es decir, algo que trasciende en la actual administración es que hasta ahora no ha existido esa clase de coacción o corrupción, ni para la aprobación de reformas, ni en la construcción de las obras insignia, que incluso algunas, como el aeropuerto Felipe Ángeles, quedaron en responsabilidad de ingenieros del Ejército mexicano.
Asimismo, sobre las reformas y aunque varias enviadas por el Ejecutivo han sido apoyadas por Morena y sus aliados en el Congreso, otras como la eléctrica fueron rechazadas porque, precisamente, no existió el soborno necesario del oficialismo a la oposición; sin embargo, sí hubo presión de la iniciativa privada al PRI y al PAN, ¿o qué hacía Pablo Salermo, de la firma italiana Enel Energía en el Pleno de la Cámara durante la discusión de dicha reforma?
Y el remate, que es ineludible, aunque ya muy dicho por el tema de la refinería, es la barda de 620 millones de dólares que Felipe Calderón entregó de su “refinería” en Tula, Hidalgo, lo que enaltece aún más que este gobierno entregue lo que públicamente prometió en la campaña de 2018, aunque otro tema que no se puede dejar atrás es que si la 4T logra terminar el tren interurbano México-Toluca, sería más emblemático el que no abandonó las obras a medias que dejó la administración anterior y que, por el momento, en el caso de dicho tren, sólo son un estorbo en la zona de Santa Fe.