La cultura neoliberal tiene fuerte presencia en la vida política y social de los mexicanos. Eso es algo innegable.
Pero se debilita día con día, gracias a que los medios de comunicación convencionales, pierden presencia y credibilidad a pasos agigantados y a que los viejos políticos conservadores van de salida.
Los nuevos programas de estudio que se preparan en el sector educación, serán el elemento principal para modificar hábitos, comportamientos e inclinaciones personales en los nuevos mexicanos. La competencia feroz, pasando por encima de quién sea, dejará de ser la finalidad de nuestra existencia.
Se intenta recobrar valores, ética y tradiciones propias de nuestra cultura. Restablecer la esencia de lo mexicano, como parte formativa de cada individuo.
La elección de consejeros en Morena, ocurrida el fin de semana pasado, deja de manifiesto que el poder de los medios de comunicación, es pobre. La enajenación social no se da como en el pasado reciente.
La gente acudió masivamente a las plazas públicas, para votar por representantes dentro del partido político que sienten suyo. Además, el deseo de afiliarse a Morena, fue grande. Dos millones y medio de nuevos militantes quedaron inscritos este fin de semana.
Esto no había pasado en el país.
Que una elección interna despertara tanto interés social, es algo que deja ver el grado de madurez que ha alcanzado el pueblo de México.
La mayor parte de los mexicanos está metida en la transformación y los esfuerzos de los grupos opositores para frenar ese cambio que los afecta negativamente, han sido inútiles.
La sociedad mexicana está cansada de la política pública conservadora. De sus formas. De la corrupción que la acompaña. De la desigualdad monstruosa que condena a la miseria a millones de ciudadanos.
Por eso vemos ese respaldo sólido hacia Morena.
Por eso es importante lo que hace la dirigencia de este partido político en un momento de evidente trascendencia.
Mario Delgado ha anunciado que todos los militantes que incurrieron en faltas comprobadas durante el proceso de selección de consejeros, serán investigados y en su caso sancionados. Incluso, la pena podría se la salida definitiva del partido.
No se vale el fraude, el chantaje, la compra de votos, el uso de programas sociales para conseguir el voto forzado de la gente humilde.
No se vale la guerra sucia para alcanzar un fin, sin importar el daño social que se ocasiona al conseguirlo.
La política del “Quítate tú, porque quiero yo” no puede ser tolerada dentro de Morena.
A este posicionamiento de Mario Delgado, difundido desde el día de ayer, se refirió el presidente López Obrador hoy por la mañana en la conferencia mañanera.
La transformación debe seguir adelante y el cambio de mentalidad debe demostrarse en el terreno de los hechos.
Independientemente de la guerra sucia desatada por los opositores internos y externos a Morena, que pretenden manchar cualquier proceso democrático en el partido, hay ambiciosos que ven con ojos de neoliberal, cualquier evento en el que están de por medio cargos públicos.
Supuestos militantes que van por esos cargos, sin pensar mucho en la responsabilidad que implica el encargo que asumirán si logran ganar.
Fue lamentable ver el día de ayer, a un John Ackerman representando el papel de “judío errante” en todos los medios de comunicación conservadores que le abrieron sus puertas.
Ackerman pretendía ser consejero de Morena, participando por el distrito con sede en Coyoacán y solo consiguió la ridícula cantidad de 64 votos a favor. Los postulantes triunfadores tuvieron más de mil votos en su haber.
López Obrador había dicho con anticipación, que era lamentable ver a políticos que hablan de respeto y triunfo de la democracia cuando alcanzan el puesto deseado, renegar de la misma, cuando la suerte no les acompaña.
El comportamiento de Ricardo Monreal y de Gibrán Ramírez, militantes que se dicen fundadores de Morena, va por el mismo camino. Quejas desmesuradas, por fallas que no están fuera de lo normal, dentro de un proceso inédito, en donde la participación del pueblo fue abrumadora.
Si Ackerman hubiera sido electo consejero. Si Monreal se hubiera inscrito para competir y hoy fuera también consejero. Si Gibrán no hubiera sido rechazado en la primera selección de aspirantes. Si los tres hubieran conseguido sus fines, con seguridad los estaríamos escuchando en estos momentos calificar de excelente al proceso de selección que hoy intentan manchar.
Y la razón es que no consiguieron el “Quítate tú, porque quiero yo”.
Es más válida la postura del presidente López Obrador y de la dirigencia de Morena, al aceptar que se dieron situaciones irregularidades dentro del proceso de votación. Señalar que se abren investigaciones para determinar responsables en cada caso y aplicar las sanciones que correspondan, de acuerdo a los reglamentos internos.
No se puede manchar un evento masivo y democrático, donde la mayor parte de los consejeros llegan al cargo por voluntad del pueblo.
La cultura neoliberal, sus formas y procedimientos, están vivos incluso al interior de Morena. Hay políticos acostumbrados a trabajar bajo los esquemas diseñados durante el periodo neoliberal.
Gente para la que el cambio es difícil, tanto por su edad, como porque los métodos del pasado, han arraigado tanto en ellos, que resulta imposible que entiendan y apliquen nuevas formas de hacer política.
Resulta grotesco ver a Monreal interpretando un “rap”, para aparentar una vitalidad y juventud que evidentemente están fuera de sus posibilidades personales. Pero esas formas eran las acostumbrabas en tiempo de elecciones.
Gibrán hablaba hace poco de lo “divertidas” que eran esas “ideas”. Hoy que perdió y no es consejero, destila odio por cada poro de su cuerpo.
Ackerman tuvo al inicio de este sexenio gran respaldo social. Hoy lo vemos perder una elección interna, con raquíticos 64 votos a favor.
El cambio de mentalidad en la política es básico en este momento.
“Es importante el trabajo en redes sociales. Pero lo es más a ras de piso”.
“Lo importante para la gente que respalda a la Cuarta Transformación no deben ser los cargos, sino los encargos”
“No se vale el quítate tú, porque quiero yo”
Estos señalamientos del presidente López Obrador, deben permear en la militancia de Morena.
La sociedad mexicana dejó de creer en los periodistas que sirven a la clase conservadora. Desprecia a los políticos neoliberales.
Y no se deja engañar por quienes fingiendo ser de izquierda, proceden en forma deshonesta y pretenden alcanzar puesto para su provecho personal.
Decir “NO” a estos políticos ambiciosos, fue la primera señal de rechazo que se vio en las jornadas del sábado y domingo pasados.
Vienen elecciones en dos estados del país en 2023. Y después, la gran elección del 2024.
Si esos falsos militantes de izquierda no asumen el cambio de mentalidad que el pueblo les exige, quedarán marginados nuevamente.
De ellos depende y de nadie más.
Sus carreras y futuro político son los que están en juego.
La Cuarta Transformación va con ellos, o sin ellos.
O cambian, o son historia.
Malthus Gamba