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LA OPOSICIÓN QUIERE SANGRE
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LA OPOSICIÓN QUIERE SANGRE

Es una especie de fijación en la mente de la clase conservadora.

Como si el neoliberalismo hubiera infectado a la oposición de un virus desconocido hasta ahora, que los impulsa a encontrar en la sangre, la solución a todos sus problemas.
La primera manifestación de esta rara enfermedad, la vimos en el momento en que, de manera inesperada, Xóchitl Gálvez decide que para lograr la credibilidad que de manera natural no al alcanzarán sus promesas de campaña, debe firmar un documento compromiso, con su propia sangre. Y lo hace públicamente, como si se tratara de una acción de lo más natural en el mundo.

Después viene la defensa férrea hacia la candidata opositora, por parte del grupo conservador, que intenta hacer creer al grueso de la población del país, que esta acción, donde la sangre juega un papel especial, está a la altura de la sangre derramada por los héroes del país, que pagaron ese tributo al defender las libertades de todos.
Nadie se traga esa mentira. Xóchitl Gálvez pasó de lo ridículo, a lo grotesco, así digan misa los opositores.

A los pocos días, Televisa permite que en uno de sus espacios de opinión, el político de extrema derecha Jorge Castañeda, ligado a intereses norteamericanos desde hace bastante tiempo, recomiende a quienes conducen la campaña de Xóchitl Gálvez y a ella misma, que desaten la “guerra sucia en serio”, en contra de la candidata de izquierda Claudia Sheinbaum y de igual manera, hacia el presidente López Obrador.

Castañeda dice que el “librito de reglas fachas” recomienda esa estrategia basada en la mentira, el chisme y la investigación periodística, que busca el escándalo en todo lo que pueda ser utilizado para desacreditar a una candidata y a un presidente, que no presentan puntos débiles que sirvan a la oposición, para señalar faltas personales y políticas, en el pasado de estos dos personajes públicos.

Castañeda habla de una guerra sucia “a fondo”. Y eso puede interpretarse como la recomendación para utilizar las viejas prácticas de agresión física extrema, que culminaron con el asesinato del candidato priista Luis Donaldo Colosio, en tiempo recientes.

Porque hay esa idea en la mente conservadora. Los medios de manipulación señalan a diario, en este periodo de campaña, que la violencia extrema en el país, está fuera de control y que, por lo tanto, peligra la vida de los candidatos que compiten por puestos de representación popular.

En realidad, no existe un clima de inseguridad y violencia en todo el país. Los espacios donde esta lamentable situación se da, son pocos y están perfectamente identificados. Este proceso electoral será limpio y tranquilo de principio a fin. La gente sabe que el combate a la corrupción y a la delincuencia, está en marcha.

Un día después de la recomendación que hace Jorge Castañeda, para acosar permanentemente al presidente López Obrador y a la candidata Claudia Sheinbaum, se da un acto de violencia en Palacio Nacional, donde lo que se buscaba realmente, era el derramamiento de sangre inocente, para acusar al presidente López Obrador de represor.
Encapuchados que decían ser normalistas de Ayotzinapa, rompieron una puerta lateral de Palacio Nacional, utilizando una camioneta como ariete.

El periodismo manipulador se lanzó de inmediato contra López Obrador, utilizando un pretexto ridículo para ello. Señalar que, en la historia moderna del país, ésta era la primera vez en que se destruía una “puerta histórica” en Palacio Nacional.

¿Por qué señalar un hecho secundario como algo relevante?

Porque no corrió la sangre. Porque no se dio la represión esperada y lo poco aprovechable que dejaba la incursión de estos violentos, era esa puerta desvencijada.

Dentro de Palacio Nacional se conoció desde el primer momento ese hecho, pues el mismo se verificó por la mañana, cuando el presidente daba su conferencia diaria. Y nada pasó. La conferencia continuó su curso con normalidad, mientras la Guardia Nacional tomaba las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la gente que se encontraba al interior del edificio. Los reporteros esperaron el tiempo requerido para salir de Palacio Nacional sin mayores obstáculos y cada uno de ellos continuó después con sus actividades diarias.
Un reportero preguntó al presidente López Obrador si se sentía seguro en Palacio Nacional, a lo que el primer mandatario respondió: “Me siento seguro en todo México. Al presidente, lo cuida la gente”.

Su gente. Su Pueblo.

La sangre no va a correr, a causa de un acto de represión por parte de la autoridad federal.

La “guerra sucia en serio”, va a continuar durante los meses que faltan para el cierre de campañas. Y esto es lo preocupante.
En unos días más, se dará el violento evento anual, en favor de la mujer.

Y digo violento, porque a pesar de que el movimiento feminista es respaldado ampliamente por la mayor parte de la sociedad mexicana, se ha dejado que grupos encapuchados (hombres y mujeres), se infiltren en esa legítima marcha en respaldo a las mujeres, para realizar actos de destrucción y agresión, a lo largo de la ruta que se sigue.

Hemos visto a mujeres y hombres encapuchados que infiltran la marcha, agredir con martillos, piolets, bombas molotov, marros y sopletes, a mujeres policías que solo intentan brindar seguridad a la marcha y garantizar que los ciudadanos que por alguna causa se encuentran en la ruta que sigue la manifestación, tengan las mismas garantías de seguridad.
La búsqueda de sangre derramada, puede hacerse presente en este evento. Es la estrategia que manda el “manual facho”, según dice públicamente Jorge Castañeda.
Mandar grupos violentos a destruir y a lastimar, es la nueva “propuesta de campaña” del grupo opositor.

Se intenta obligar al gobierno a reprimir, para acusarlo de autoritario. Y si se da el caso de que el gobierno se niegue a caer en esa burda trampa, contar con un pretexto para acusarlo de “tibio” e incompetente, al no tomar medidas severas para garantizar la paz pública.

El último ladrillo en la construcción de esta “estrategia de sangre” impulsada por la oposición, es el retorno a uno de los perores momentos de nuestra historia.

El presidente López Obrador ha hablado en su conferencia matutina, de la posibilidad de que se busque alcanzar un triunfo electoral, mediante la figura de un “mártir”. Un candidato a puesto de elección, que muere a consecuencia de la violencia que según dicen los conservadores, está desatada en el país.

Esa posibilidad que abren los opositores, con lo que ellos mismos califican de “guerra sucia en serio”, debe preocuparnos a todos.

El asesinato de Luis Donaldo Colosio en el pasado, trajo como consecuencia la llegada de Ernesto Zedillo a la presidencia y con él, el FOBAPROA, la privatización del sistema ferroviario y demás empresas que pertenecían al pueblo de México.

La sangre como mecanismo para recuperar o afianzar el poder neoliberal, es una amenaza permanente, que no puede tomarse a broma.

Cualquier acto de violencia debe ser señalado en este periodo electoral. Desenmascarando a sus perpetradores y responsabilizándolos por sus actos.
No va a haber represión de Estado. Pero sí debe aplicarse todo el rigor de la Ley, a quienes preparan el terreno para la violencia electoral.
La “guerra sucia en serio”, puede traducirse como “derramamiento de sangre inocente”.

La sangre altera a los conservadores. Los lleva a un frenesí de violencia extrema.

Ese segmento social no está sano del todo, cuando acepta estas prácticas por demás inhumanas.

El resto de los mexicanos no somos así. Queremos un México de paz y democracia. No aceptamos “mártires” sacrificados por sus mismos compañeros de causa.
Esa conducta es de infames.

Malthus Gamba

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