“Nuevos derechos” para una corrupción tradicional
LA CUERDA FLOJA
León Fernando Alvarado
@feralva61
Era 1982.
Organizaciones sociales de diverso origen coincidieron en la formación del FNDSCAC (Frente Nacional en Defensa del Salario y Contra la Austeridad y la Carestía).
Confluían en dicho Frente diferentes coordinadoras, como la CONAMUP (Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular), la CNPA (Coordinadora Nacional Plan de Ayala), la COSINA (Coordinadora Sindical Nacional), el FAT (Frente Auténtico del Trabajo), la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), los partidos de izquierda PMT, PSUM, POS.
Convocados para una marcha de protesta, se formaron tres contingentes que partirían por diferentes vías y se encontrarían en el Zócalo de la Ciudad de México. La columna de sindicatos y partidos políticos partió del Ángel de la Independencia.
En la descubierta de la columna se hallaban Heberto Castillo, Demetrio Vallejo, Eduardo Valle el “Búho”, Arnoldo Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo, entre otros. Con esa marcha, el movimiento independiente ocupó el Zócalo después de catorce años de no hacerlo, desde el movimiento estudiantil de 1968.
El STUNAM ocupaba uno de los primeros lugares de la columna. Exponía, en una enorme manta con fondo rojo, sus demandas de modificación a la política económica gubernamental.
La UNAM era otra en aquel tiempo. Combativa, presente en la discusión, con su debido peso político. No era la única universidad participativa. Desde indudables posiciones de izquierda la acompañaban la Autónoma de Puebla (UAP), de Sinaloa (UAS), de Guerrero (UAG) y de Zacatecas (UAZ).
“Aquellas luchas, en parte derrotadas poco después, fueron el intento más serio de los últimos años de resistencia ante los embates del capitalismo depredador y salvaje que finalmente se impuso y que estamos viviendo en la actualidad”, escribió Octavio Rodríguez Araujo en 2014, en La Jornada (Salarios mínimos y trabajadores.
En efecto, quizá ese fue el último intento consistente de resistencia a las políticas entreguistas del gobierno mexicano, porque luego vino la debacle y el desmantelamiento de las iniciativas populares.
Junto con el movimiento popular, las voces universitarias fueron callando. Vinieron después ligeros conatos de organización, como El Barzón y la Asamblea Ciudadana en Defensa de los Deudores de la Banca, en 1995, surgidos para defenderse ante los embargos que ejecutaban los bancos contra los deudores durante la crisis económica de esos años, pero tuvieron poco impacto en la población por atender problemas muy específicos.
“No hay tal cosa como la sociedad. Hay hombres y mujeres y hay familias”, decretó Margaret Thatcher en 1987. En otras palabras, sólo existe el individualismo de “sálvese quien pueda”. Thatcher fue punta de lanza de la política neoliberal junto a elementos como Ronald Reagan, el papa Juan Pablo II, y Mario Vargas Llosa en el rol de portavoz informado.
El individualismo, sustento ideológico neoliberal, dio origen a lo que el presidente López Obrador llamó “los nuevos derechos”. Dijo en una mañanera: “¿Qué hizo el neoliberalismo o quienes lo diseñaron para su beneficio? Una de las cosas que promovieron en el mundo para poder saquear a sus anchas fue crear o impulsar los llamados nuevos derechos. Se alentó mucho, incluso por ellos mismos, el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales, pero el propósito era crear o impulsar estas causas para que no reparáramos en que estaban saqueando al mundo”.
En efecto, estos “nuevos derechos” sirvieron como distractores del problema fundamental: el aumento de la desigualdad social hasta niveles desatinados, el deterioro del nivel de vida de las mayorías, y la corrupción rampante, que siempre ha existido pero que alcanzó niveles de ficción. Centenares de miles de millones de pesos disfrazados de condonaciones fiscales o de apoyo a la investigación científica certifican el saqueo al que se sometió a la sociedad.
Así, mientras la sociedad volteaba a ver el abuso hacia los animales y marchaba con sus mascotas exigiendo trato digno para ellas, el gobierno remataba a sus allegados, a precios de risa, los bancos y las empresas de comunicación.
Hubo –hay- marchas donde se exige respeto a la diversidad sexual. Correcto, pero falta explicar por qué no hubo ninguna protesta contra los ajustes al gasto público en perjuicio de las mayorías ni contra la contención salarial decretada por el Fondo Monetario Internacional.
El tema de la ecología fue cobrando importancia en el país. Pasó de ser atendido por una subsecretaría en 1972 a tema de una secretaría en 1992. Surgieron organizaciones ecologistas que son de aplaudir, pero tal vez falte a estos grupos la crítica clara al capitalismo depredador que se especializa en deteriorar sus dos activos principales: el trabajo humano y los recursos naturales, sin los cuales no puede existir.
Las marchas feministas se orientan a la protesta contra los feminicidios, que son un problema que debe resolverse con urgencia, pero en nada critican las políticas conservadoras sobre los derechos reproductivos y sexuales de la mujer. México ocupa “el primer lugar a nivel mundial en embarazos en adolescentes entre las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad”. , lo que debería formar parte de la agenda feminista, además de la desigualdad salarial entre hombre y mujeres.
Esta dispersión de la sociedad en ecologismo, animalismo, feminismo, etcétera, ocultó durante treinta años el verdadero problema del país, que es la corrupción, de donde deriva precisamente el sistema que impide que todos seamos tratados con respeto y justicia.
Para ir acabando con la inmovilidad social tan apreciada por el neoliberalismo porque su estabilidad depende del control social, el presidente invitó a la comunidad de la UNAM a manifestarse públicamente, aunque sea contra la 4T.
Ojalá lo hagan los universitarios, pero contra los corruptos que perjudican al pueblo.
Por ejemplo, contra quienes hacen negocios amparados en su cercanía al poder (Kimberly Clark de México y otras dos empresas fueron multadas por manipular los precios de productos de higiene básica durante seis años, en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, lo cual provocó un daño aproximado de mil 567 millones 36 mil 589.; contra los políticos que manejan el presupuesto como si se tratara de su billetera (Calderón usó Conacyt para darle 36 millones a González Laporte y a Kimberly Clark ; contra los ex rectores que mecen la cuna en la UNAM (Exsecretario de EPN encabeza “grupo hegemónico” de la Universidad, dice el Presidente.
En fin, la lista de temas es larga. Por eso, hagamos un resumen: contra las lacras de corrupción neoliberal que la 4T ha venido poniendo al descubierto.
León Fernando Alvarado. Docente, narrador y periodista. Tiene publicados una novela y un libro de cuentos, además de narraciones y columnas periodísticas en diversos diarios y revistas. Premio Nacional de Cuento León 1987 (Jurado: José Agustín, Armando Ramírez y Rafael Ramírez Heredia). Premio Estatal de Periodismo Guanajuato 2012, categoría Reportaje.