Morena y Yeidckol Polevnsky: La encrucijada
Casi al concluir su 3er Informe de Gobierno al Pueblo de México, el presidente López Obrador asestó un fuerte golpe político a la oposición al definirla, como “moralmente derrotada”.
Hay tres razones por las que el presidente dijo esto. 1. La derrota anímica por el tamaño de la derrota electoral de 2018 dejó una oposición disminuida y apabullada, pegó en el ánimo. 2. El colapso del paradigma neoliberal en el mundo les dejó ideológicamente huérfanos, 3. Con la elección de AMLO, el antiguo sistema de político entró en metástasis por la corrupción que corroía a todos los partidos tradicionales, todos con historiales funestos.
Pero el triunfo electoral de AMLO en 2018 no sólo tomó desprevenida a la oposición. También al partido ganador, Morena.
En cualquier lugar del mundo, un partido recién llegado al gobierno estaría aprovechando la magnífica coyuntura que tiene Morena en México para consolidarse y cimentar su proyecto político, preparar la organización y el programa para contiendas futuras.
Con una oposición tundida, desorientada, sin liderazgo y profundamente desacreditada, Morena no está enfocado en consolidar su triunfo, sino en pelear contra sus propios demonios. El partido del presidente Obrador tiene ante sí problemas internos que le hace perder un tiempo vital para fortalecer, profundizar y acompañar a la Cuarta Transformación.
El sistema de partidos anterior a 2018 colapsó, el andamiaje político y social que lo sostenía cayó a pedazos. Ahora, a Morena le toca jugar un papel fundamental en la reconstrucción del sistema político. Por mandato, está obligado. Pero tiene grandes grilletes, buena parte de su estructura está tomada por políticos viciados que saben moverse muy bien en el viejo esquema de “el que no transa, no avanza”.
Yeidckol Polevnsky tuvo un papel destacado en los debates de la campaña, y un óptimo desempeño en los medios, pero el partido está desarticulado, tiene problemas de capacidad en sus dirigencias locales, en muchos estados de la república está secuestrado por caciques de viejo cuño, además, ha dejado de tener capilaridad en la sociedad, pero una de las cosas más graves es, quizás, que su sistema de renovación de cuadros la dirigencia lo tiene olvidado y anquilosado.
En suma, Morena a una escala menor, es también un “elefante echado, reumático y mañoso” que está lidiando con la orfandad en que lo dejó su principal líder fundador. Tiene el mandato de ser punto de referencia al surgimiento del nuevo sistema político donde la honestidad, el servicio y la ética sean el factor fundante.
Anímicamente Morena tiene todavía la moral en alto por el triunfo en 2018, su líder es un presidente de la república altamente popular y aceptado por la población, pero al mismo tiempo se encuentra ante un reto igualmente grande: dejar de ser la rémora del Ejecutivo federal y volar con alas propias. De no hacerlo, el partido del presidente Obrador será quien sufra una histórica “derrota moral”.
La gran pregunta es… ¿qué hará la sociedad si la derrota moral de Morena significara el regreso del conservadurismo?
Twitter @muoz_abel