LOS FACHOS Y SU CULTURA DESTRUCTIVA
Si alguien describe bien en estos días el modelo educativo que gusta a los grupos conservadores, ese alguien es Denise Dresser. La señora pro-ucraniana, pro-norteamericana y pro-canadiense (por aquello de que estuvo casada con un canadiense que deslumbró su vida con amor y el conocimiento de ese país de “ensueño”), habla en el programa de Carmen Aristegui de lo negativa que resulta la educación, en tiempos de la Cuarta Transformación.
Para esta fervorosa reaccionaria, el método educativo por excelencia, es aquel que impulsa el desarrollo del individuo. La que impulsa el aprovechamiento de las oportunidades individuales, inculcada desde muy temprana edad. Una educación que te prepara para competir y obtener un trabajo de calidad, bien remunerado. La que te abre las puertas para el conocimiento de lo bello y lo bueno que se consigue con dinero. Educación para ocupar un espacio personal dentro de determinado círculo de privilegio. Espacio tuyo, que defenderás con las herramientas educativas recibidas para competir despiadadamente. Espacio que pocos alcanzan y que debe ser visto con envidia por aquellos que quedaron tirados por el camino, al no poder seguir el ritmo, o al resultar vencidos en el combate. A eso llama Denise Dresser educación de calidad.
Porque lo que le critica a la Nueva Escuela Mexicana, como ella misma lo dice, no tiene que ver con el “virus comunista” que a manera de epidemia, se sacaron de la manga los “profesionales” y “educados” políticos, empresarios y comunicadores conservadores. No tiene que ver tampoco con los errores que pudieran contener estos libros, que como quedó demostrado el día de ayer, en la Conferencia Vespertina sobre Educación, no pasan de 20 datos corregibles. La señora Dresser descalifica al modelo educativo que arrancará en el siguiente ciclo escolar, por no poner énfasis en el sentido de competencia que debe inculcarse a todo niño. Por no impulsar la educación de “excelencia”, reservada a unos cuantos, que destacan con sus calificaciones del promedio general.
El Humanismo, que se encuentra en el centro de la educación que impulsa la Cuarta Transformación, le molesta, porque se ocupa de todos los niños por igual y para nada toca el factor competitivo tan del gusto de los neoliberales.
A la señora Dresser le disgusta la igualdad de oportunidades para todos. Que se ponga por encima del aspecto económico, la sana convivencia en el entorno social donde cada persona crece y se desenvuelve. Dice que eso es masificar. Crear ciudadanos dóciles y acríticos, nacidos y educados para obedecer, para seguir y respaldar irreflexivamente a quien gobierna.
Nada más que la señora Dresser parece no haber visto el grado de enajenación y manipulación ciudadana, ejercida por los políticos y medios desinformativos conservadores durante décadas. O más bien, sí conoce bien el tema, pero como ella ha sido una de las favorecidas en el combate por los escasos sitios de privilegio disponibles, prefiere defender el modelo educativo que tanto le ha redituado.
Es conocido el dato de que Denise Dresser, mantiene o mantuvo comunicación “sospechosa”, con funcionarios de la embajada norteamericana. Se sabe también que sus alumnos la califican como una maestra de bajo nivel académico. Alguien que ocupa el tiempo de clase para referir sus experiencias personales, o para lanzar ataques virulentos en contra del actual gobierno. Se conoce que ha cobrado jugosos contratos con el panismo, por dar conferencias de pocas horas, sobre asuntos irrelevantes. Y su trabajo periodístico no muestra más méritos, que el de alcanzar una mediana calidad en el uso del lenguaje, utilizar la ironía como herramienta cotidiana y realizar el trabajo de manipulación periodística que se espera de todo analista o comunicador de la derecha.
Si tomamos a Denise Dresser como modelo a seguir, nos daremos cuenta que la educación dentro y fuera del país, durante la etapa neoliberal, que ya toca a su fin en buena parte de las naciones del mundo, no tiene el valor que quieren darle los reaccionarios que se oponen a la Nueva Escuela Mexicana.
Hay una total carencia de valores morales y humanos. Se piensa y se trabaja para el beneficio personal, creyendo que lo social es adocenamiento y no trabajo para beneficio de todos. No se cree en el bien común, ni en apoyar y respaldar por parejo a todos los sectores sociales. Se margina a la mayoría, para que unos cuantos alcancen los privilegios que justifican al modelo educativo feroz y cruel que abre la puerta a esos pocos que hablan de las “bondades” de su modelo educativo.
La cultura y la educación no cuestan. No deben costar. Son patrimonio de la Humanidad y se han formado a lo largo de la Historia, con las aportaciones que le han hecho personajes de todos los estratos sociales. Gente humilde como Leonardo, Van Gogh, Allan Poe, Marx, Flores Magón, Nietzsche y tantos pensadores y creadores humildes, así como por gente colocada en espacios de poder, como Nezahualcoyotl, Rómulo Gallegos, Alfonso X y Lampedusa, por citar a unos cuantos.
Esa cultura, olvidada, o prisionera de los grupos conservadores que la reservan para unos cuantos que la mayor de las veces no saben valorarla ni aprovecharla, debe llegar a manos de todos. Y ésa es la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana.
Sin importar el espacio social que ocupes más adelante, tu educación y cultura no deben ser básicas. Deben ser completas y universales. Solo el conocimiento abre las puertas al verdadero desarrollo personal. Es mentira que la felicidad se encuentre escondida tras el dinero.
Un jardinero, un obrero, un dependiente, un campesino, pueden ser más felices que un reconocido traficante de influencias.
La educación facha, crea autómatas y ciudadanos dóciles y controlables. La Nueva Escuela Mexicana, con sus Libros de Texto Gratuitos, significa el viraje necesario hacia el humanismo. Hacia la paz y la concordia.
Y eso es precisamente lo que no gusta a gente como Denise Dresser y Claudio X González.
Pero como bien dice el presidente López Obrador, “somos más los buenos”
No te dejes engañar.
Los nuevos Libros de Texto, son la llave que abre un mejor futuro para la niñez mexicana.
La llave que abre puertas para todos, sin dejar al nadie olvidado en el camino.
Malthus Gamba