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Leí un libro sin recetas para la maestra y el maestro, de la SEP, y esto encontré
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Leí un libro sin recetas para la maestra y el maestro, de la SEP, y esto encontré

Por Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera

Dicen que la historia la escriben los ganadores, algo que, sin duda, es verdad. Desde los años 60 hasta 2018, los mexicanos estuvimos bajo una narrativa qué ocultó, o manipuló, muchos momentos históricos de nuestro país, los cuales afectaron en demasía a la sociedad.

La estructura gubernamental, en todos los niveles, dominada por el Partido Revolucionario Institucional, desde los años 90 ya apoyado por Acción Nacional, logró permear en la mayoría de aparatos ideológicos del Estado que bien describe Louis Althusser: medios de comunicación, ejército, iglesia, escuela.

Los medios de comunicación, más aún las grandes empresas masivas como Televisa, TV Azteca, o diarios como Reforma, ayudaron al régimen a posicionar las ideas y formas de pensamiento que más le convenían para perpetuarse. Cómo olvidar que en 2013, el gobierno priista de Enrique Peña Nieto utilizó la telenovela Corazón Indomable para promover su reforma Energética con diálogos en el melodrama donde se hablaba de las bondades y beneficios de la inversión extranjera.

Con este contexto y, ante innumerables críticas, leí Un libro sin recetas para la maestra y el maestro (Fase 6), material con el que, según los opinadores y políticos de la derecha, terminaría el lector siendo admirador de Lenin y amante del comunismo. No es así.

El libro cuenta la otra historia, la que a tantas generaciones le ocultaron y la cual jamás estuvo en noticieros o telenovelas de Televisa. Incluye nombres como Librado Rivera, Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, personajes de los que, ciertamente, los libros de texto durante décadas jamás hablaron, y los cuales marcaron la historia de México.
Emiliano Zapata, si a caso, era el personaje más rebelde del qué hablaban antes los libros de historia convencionales, los que repartía el gobierno a través de la SEP. De ahí en fuera, no había una conciencia social clara que pudiera contraponerse al sistema capitalista en el que vivimos.

Más aún, el nuevo libro de la SEP, que es sólo una guía para los profesores, es decir, no obliga a ninguno a transmitir su contenido, habla de otros personajes también negados para muchos mexicanos: Miguel Nazar Haro, Francisco Quiroz Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro, entre otros que promovieron y ejecutaron cuentos de desapariciones forzadas en el periodo denominado como la Guerra Sucia.

Puedo entender que los opositores a los libros de texto se quejen de la forma en la que se describe el episodio en el que muere Eugenio Garza Sada, efectivamente asesinado por miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, pero, ¿cómo explican ellos que por tantos años se hallan minimizado los movimientos sociales y magisteriales de izquierda que hoy cuenta el libro de la SEP y donde se explica sobre la enorme represión que vivieron durante décadas?

Se critica este libro como si los docentes de la SEP fueran personas sin inteligencia y sin criterio, quienes no son capaces de entender, discernir, analizar y contrastar la información que en él se contiene, cosa que es absolutamente falsa. Los profesores tienen, sin duda, la formación necesaria para complementar la historia que durante décadas fue la oficial, con esta nueva narrativa que durante las mismas décadas fue minimizada.

Asimismo, el libro propone métodos de enseñanza que sin duda resultan funcionales para un niño de educación básica, por ejemplo, el que vayan a un parque y analicen qué ha cambiado de antes y después de la pandemia por covid-19, para interiorizar cómo el tiempo va dejando una huella histórica en su ambiente inmediato.
Sugiere también que los temas que se vayan a enseñar a los niños sean relacionados con situaciones de su vida cotidiana, lo que ayudará a su comprensión y entendimiento.
Me gusta el término “Enseñar saberes emancipadores”, qué el libro define como: “Retornar al camino del conocimiento crítico, volviendo a los conocimientos ‘herramientas de formación de ciudadanos’”.

La conciencia de clase, el saber cuál es tu papel en la sociedad es fundamental, y lo que no entiende la oposición es que un tipo de educación basada en preceptos, por ejemplo de Freire, puede empoderar a tal grado que las nuevas generaciones, más críticas, sean quienes más exijan al gobierno en turno, siendo este incluso emanado de Morena, lo que sería contraproducente para el partido en el poder que hoy propone esta nueva base educativa.

¿Se pueden mejorar? Claro. ¿Tendrán que evolucionar? Por supuesto, sin embargo, estas propuestas narrativas que, se insiste, no son para dar directamente a los niños, sino una guía de profesores, complementan perfectamente la forma en la que se educó a la sociedad durante décadas.

Finalmente, y esto si incluye a los libros de texto gratuitos entregados a los niños y adolescentes de educación básica, los meteríamos de la SEP son sólo una parte de la educación, la otra es el maestro y finalmente la que los padres o tutores guían en el desarrollo infantil. Aquel que le tiene miedo a un libro que le dan a su hijo, es porque se siente incapaz de acompañar su educación, y, muchas veces, será la misma persona que, a ese mismo niño, le dé acceso libre a un celular con Internet donde puede encontrar, ahí sí, videos, fotografías, contenidos, que perturben su mente.

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