Por: José Miguel Pérez Pompa
@miguelpompav
Sabíamos del “green washing”, incluso del “pink washing” o sobre el cómo ciertas empresas locales e internacionales utilizan tácticas de mercadotecnia para “limpiar” su cara con productos rosas o acciones verdes que según ellas siendo conscientes de la diversidad del género, de la contaminación que se genera por un alto consumismo o la igualdad de las mujeres en todo tipo de situaciones y un largo etcétera, el mundo necesita de sus acciones o productos para ir salvando al mundo y a la sociedad, sin siquiera tocar una parte del problema principal, el sistema que los creo desde un principio.
Desafortunadamente, el mundo de la praxis política no es ajeno a los lavados de cara, en México tenemos un Partido que se dice ecologista y en los hechos se ha demostrado su nula adscripción a las luchas ecológicas, ni siquiera a las más tenues que podrían ser confundidas con la jardinería, que decir de Acción Nacional que en el ultimo sexenio se quisiera definir como centro izquierda, pro feminista y muy pero muy ecologista. Dejando el sarcasmo atrás, hace algunos días uno de los fundadores del Morena en Quintana Roo, el Senador José Luis Pech, más conocido como el Dr. Pech anunciaba que el dirigente vitalicio de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, lo había invitado a ser el Candidato a la Gubernatura de dicho estado después de la caída de Palazuelos, y el doctor después de haber perdido la lucha interna en Morena, aceptó.
Suerte similar fue la del ahora Gobernador de Nueva León, Samuel García, y aunque sea un despropósito comparar la simpatía del neolonés con la del doctor pech, ya que el primero ni siquiera intentó trabajar con Andrés Manuel López Obrador, la salida hacia los partidos que intentaron satelitar al Movimiento de Regeneración Nacional, RSP, PES, etc., ya no son una oferta para aquellos políticos que necesitan mantenerse vigentes en el espectro, sin embargo, el lavado naranja de cara seguirá formándose como una opción, no solamente para políticos del Morena que no sean beneficiados con candidaturas, sino de todos aquellos que crean que al igual que los refrescos con etiquetas verdes protegen realmente al medio ambiente que los partidos que no practican la democracia son aquellos que más la defienden.
Al final de cuentas, todos los lavados de cara que utilizan los grandes consorcios internacionales no son exclusivos de la actividad comercial, ejemplos existen en diferentes lados y en todos los niveles, por ejemplo, la venta de popotes hechos de metal que generan más daño ambiental al ser producidos del que pretende contener es solo una muestra. Así como nos hemos dado cuenta que es mucho más útil para el medio ambiente usar bolsas reutilizables mientras estas no se vuelvan en un nuevo habito de consumo, de igual manera toca entender que los lavados de cara de los políticos no significan nada más que un cambio que pretende cambiar las cosas para que sigan igual, aunque tal vez con un color más de moda, uno más progre como el naranja.
