Las redes sociales; el contrapeso al llamado ‘4to Poder’
Los periodistas de viejo cuño, están viendo cómo avanza rápidamente la amenaza que habían sorteado de una u otra forma, hasta antes de la llegada de la Cuarta Transformación al poder.
Los medios de comunicación eran en verdad el Cuarto Poder. Incluso con una fuerza superior a la del primer mandatario. Una ofensiva coordinada en la prensa, significaba el ascenso, o la caída vertiginosa de cualquier carrera política.
Los medios de comunicación pusieron al frente del gobierno de México, a Enrique Peña Nieto. Un producto fabricado en Televisa, y promovido e impulsado por el poder mediático.
Fue el momento cumbre alcanzado por el periodismo nacional. Uno de sus representantes gobernaba desde Los Pinos y para ponerle la cereza a ese pastel, se preparó un matrimonio de telenovela, entre el político priista y la actriz de catálogo que él mismo eligió, entre otras varias aspirantes.
Desafortunadamente la novela romántica tuvo un triste final y los actores principales debieron asumir roles de villanos, apenas iniciado el sexenio.
Y así como en forma rápida se llegó a la cúspide del poder, la caída en la credibilidad de la vieja prensa neoliberal, ha sido vertiginosa y constante.
Poca gente joven se informa en radio y televisión. La prensa escrita vive un escenario igual de difícil. Cada día se vende menos el periódico impreso. Y al irse los lectores, los anunciantes también se alejan.
Por eso hemos visto una migración de periodistas y medios de información a las Redes Sociales. Ahí se encuentra el futuro de la comunicación. Las plataformas visitadas por millones de usuarios, son el mercado que necesita con urgencia un periodismo que se esfuerza por sobrevivir.
Pero hay un inconveniente grave que encuentran los veteranos comunicadores. En las benditas redes sociales, tienen competencia.
Ahí dejan de ser el Cuarto Poder. En las redes sociales, la credibilidad se gana y no hay “vacas sagradas” a las que se adore por el prestigio de su nombre, o por la trayectoria real o ficticia que presuman.”
La comunicación en estas plataformas es de “ida y vuelta”. Tú publicas y yo analizo, y verifico. Después te contesto, si lo considero conveniente”.
“En ocasiones estaré de acuerdo contigo. En otras no y te lo voy a hacer saber”.
“Pero que no se te ocurra intentar engañarme, porque voy a desenmascararte ante toda la comunidad”.
El contrapeso al Cuarto Poder, que no se dio en el pasado, es una realidad que hace frente al periodismo de corte conservador, que en muchas ocasiones se dice independiente y objetivo, sin serlo.
Las Benditas Redes Sociales representan a la democracia real. Al pueblo participativo. Al actor principal en la Historia de cualquier país.
Contra ese nuevo poder, se están estrellando una y otra vez, esos viejos comunicadores que aún no pueden entender y asimilar, el cambio obligado que están viviendo.
No les gusta que sus noticias falsas sean desmentidas de inmediato. Les molesta que se ponga en duda su honorabilidad y trayectoria, al desenmascarar su marcada inclinación reaccionaria, en favor de políticos y traficantes de influencias conservadores, que los favorecieron en el pasado reciente.
Les incomoda demasiado que los medios de información independientes, nacidos en redes sociales, les quiten la audiencia que consideraban como parte de su patrimonio.
Es difícil encontrar a un verdadero periodista, que no se solidarice de inmediato con un “colega del gremio”, al que se esté desenmascarando por su falta de profesionalismo. Por falsear la información. Por acusar o señalar sin pruebas. Por corres rumores infundados. Por ser un periodista sin ética
Para el periodismo formado en la escuela neoliberal, ese acto, atenta contra “la libertad de prensa”. Exhibir y condenar las faltas de algún integrante de ese reducido círculo de comunicadores privilegiados, es reprobable.
El día de ayer, la senadora de Morena, Antares Vázquez, señaló en el Congreso: “los periodistas merecen todo nuestro respeto. Los mercenarios del periodismo, no”.
Ese punto es medular en la percepción del periodismo, en estos tiempos de cambio.
Los ciudadanos reales (no los bots de granja), difícilmente consumen y respaldan información falsa. Sobre todo cuando el desmentido, venido de las mismas redes sociales, se publica en forma inmediata.
Los mercenarios del periodismo, no son los personajes intocables de otro tiempo. Le guste o no al gremio de la comunicación, seguirán siendo desenmascarados por los ciudadanos. Y bien harían en ahorrarse sus “regaños” y descalificaciones hacia quienes exponen a estos mercenarios. La audiencia cambió su mentalidad y es contestataria. No están ante la audiencia pasiva de otro tiempo, que solo escuchaba y callaba.
Los ataques del viejo periodismo hacia las nuevas plataformas informativas son permanentes. Pretenden minimizar su peso real en redes sociales, o descalificarlas para restarles presencia. Y sin argumentos sólidos, para variar.
El día de ayer, la plataforma de Carmen Aristegui presenta un nuevo “estudio” de sus incondicionales en Signa Lab (ITESO).
Ese recurso lo ha utilizado en el pasado, cuando siente que el descontento en redes sociales hacia su trabajo, crece y debilita aún más, su imagen como periodista.
Con interpretaciones sesgadas, mapeos “a modo” y “análisis” que intentan limpiarle el rostro a Carmen, se acusa a distintos usuario y a algunos medios de información independientes, de pertenecer a granjas de bots bien organizadas, o de impulsar una campaña en contra de la periodista.
En ese estudio, todo aquel que defiende las posiciones de Carmen Aristegui, está del lado del periodismo libre. Quien opina en contra de su línea editorial, es bot pagado, o impulsor de campañas de desprestigio.
Particularmente señala al medio independiente @SinLinea.Mx
Lo curioso es que unas horas después de publicada la nota de Aristegui, Twitter suspende la cuenta de Sin Línea Mx.
Se trata de algo que no se había visto en el pasado.
Hemos presenciado la caída de infinidad de cuentas individuales. Pero no se había dado el caso de que se suspendiera la cuenta de un medio de información, por pequeño o grande que éste sea.
Quienes creemos que Carmen Aristegui no hace actualmente un trabajo de calidad, jamás hemos pedido o insinuado que debe cerrarse su portal. Ella tiene completa libertad para publicar lo que desee.
Nadie ha pedido en redes sociales que se cierre el canal Latinus, donde trabajan Brozo y Loret de Mola, a pesar de que es claro que en ese sitio, lo único que impera es la mentira.
¿Por qué entonces intentan cerrar un canal de información que no difunde rumores, ni noticias falsas? ¿Por qué descalificar e intentar cerrar un medio donde no se miente?
La respuesta es fácil.
A la prensa convencional, no le gustan los contrapesos. El periodismo ciudadano en redes sociales, no es parte del “Club de Toby”. No pertenece al “gremio”. Es enemigo del gremio, pues exhibe a los mercenarios de la comunicación.
Afortunadamente, las autoridades en Twitter reconsideraron de inmediato la suspensión. La cuenta de Sin Línea Mx fue restablecida a las pocas horas.
El apoyo recibido por usuarios en redes sociales fue significativo.
Carmen Aristegui debe entender que toda la información deficiente que presente, será cuestionada y descalificada con argumentos, si fuera el caso.
No son granjas de bots las que señalan deficiencias en su periodismo y abandonan su espacio noticioso. Es gente real, que no se deja engañar.
Tampoco hay una guerra personal en su contra.
El contrapeso que ejercen los ciudadanos que participan en redes sociales, está dirigido hacia los “mercenarios del periodismo”. Estén donde estén y sea quien sea. Es todo.
¿No quieren ser señalados?
Hagan periodismo de calidad, con profesionalismo y ética.
Podrán atentar contra las cuentas de los usuarios que no respaldan su posición conservadora.
Podrán tirar cuentas. Pero las voces ciudadanas, no las callan ustedes, ni nadie.
Ése es el cambio de mentalidad del que habla el presidente López Obrador.
Llegamos para quedarnos.
Entiendan.