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La sucesión presidencial
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La sucesión presidencial

En la opinión de Elí González
@calacuayoMX

Con el argumento de que fue un error adelantar la carrera presidencial de 2024 mediante un sano ejercicio democrático. Muchos propios y extraños empezaron a opinar, criticar y a despotricar que el presidente hay empezado a dar nombres. Acostumbrados a las viejas prácticas de tomar decisiones tras bambalinas, no pueden comprender lo que hoy acontece a plena luz del día. Y es que México si cambió y ellos no lo han entendido.

En el pasado, el presidente en funciones exigía estricto silencio de parte de sus allegados con el fin de mantener la apariencia externa de una unidad. Es decir, aunque en el interior del gobierno empezaba una pugna por querer ser el sucesor del actual, tenían que salir a dar la cara como los que respetan a su presidente y no tienen intenciones de competir en las próximas elecciones.

La “unidad” era necesaria para garantizar el poder y la influencia del primer mandatario durante la segunda mitad de su mandato, que de otra manera, empezaría a resquebrajarse frente a los movimientos y las ambiciones de los integrantes de su equipo más cercano, quienes como niños, buscan dejar mal al otro, para poder ser el elegido para la sucesión.

Sin embargo el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como en todo, ha elegido otra forma de hacer política. En lugar de cimentar su liderazgo en los acuerdos palaciegos y las negociaciones secretas de espaldas a la población, busca garantizar su legado histórico por medio del sólido arraigo popular de su proyecto de gobierno.

Esto le parece incomprensible a propios y extraños, que no logran comprender aún, el cambio tan radical contra esa forma que tenía el presidente en funciones, quien lograba la unidad de manera autoritaria y centralista a partir de ejercer de última hora su poderoso “dedazo”, a la forma tan democrática de AMLO, donde está involucrado el pueblo mismo.

Es por eso que ahora los políticos que tenían la esperanza que así obtendrían la candidatura, se están llevando muchas sorpresas. Ven con tristeza y desilusión, que ya son otros tiempos y que estar a lado del presidente no te garantiza nada, si no tienen una verdadera intención de cambiar y de continuar con el proyecto de nación que empezó en 2018. Tal es el caso de Ricardo Monreal que ve perdidas sus aspiraciones y por eso trata de llamar la atención de otras maneras.

El presidente López Obrador les demuestra una vez más su profunda vocación democrática al permitir, e incluso fomentar activamente, el debate público y transparente sobre las diferentes personalidades y proyectos posibles para el próximo sexenio, dando a conocer las fortalezas de todos los posibles sucesores, sin que les garantice que serán ellos los elegidos. Sobre todo porque el que elegirá es el pueblo.

Los políticos que no logran comprender la profunda transformación, por ignorancia o por no poder comprender, están dando traspiés con acciones que hablan por sí mismas. Ricardo Monreal se ha evidenciado de manera particularmente clara. Su teatral embate contra el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, lo ha pintado de cuerpo entero, como alguien profundamente desleal al proyecto político del Presidente de la República.

La utilización de la investidura de la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Senado para defender a un colaborador acusado de homicidio comprueba su compromiso con la impunidad y los favoritismos, dos principios que contradicen los valores básicos del proyecto de nación del presidente López Obrador.

Y cómo no, si al estilo prianista, no descarta la posibilidad de lanzarse como candidato presidencial en 2024 por un partido político distinto a Morena, y coqueteando con Movimiento Ciudadano, sueña junto con el ex convicto Dante Delgado Rannauro, que van a ganar la presidencia en 2024, conscientes que solo harán el ridículo.

En definitiva, pocos son los que están considerando y tomando en cuenta los principios de AMLO: “Nada se logra con medias tintas… El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear,”.

Finalmente los ciudadanos estaremos atentos y observando a los que desean ser los sucesores de AMLO. Y qué no se hagan ilusiones, porque ninguno que no siga el movimiento de transformación del presidente podrá pasar. El próximo presidente deberá seguir los ideales y acciones del gran presidente que tenemos hoy.

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