Después de 3 años de intentar sostener una lucha contra la transformación del país, soportada en la voluntad de la mayoría de los ciudadanos, donde las armas utilizadas por la oposición han sido principalmente la reacción automática, la injuria, el insulto, la estridencia, la grosería y el lodo, estamos comenzando a presenciar acciones que hacen evidente un reconocimiento de su impotencia y que tienden a buscar un reposicionamiento que les permita sobrevivir.
El resultado de las elecciones de 2018 los dejó muy golpeados, pero su actitud fue la de contra atacar con fuerza, confiados en su poder económico, en su capacidad de manipulación mediática, pero sobre todo, en su percepción equivocada del futuro inmediato que les aseguraba un fracaso rotundo de las acciones emprendidas por el gobierno federal.
Hicieron de todo; se quitaron las máscaras, se rasgaron las vestiduras y se desnudaron, exhibieron su prostitución moral e ideológica públicamente; se mostraron tal como son.
En las elecciones generales de 2021, donde echaron su resto, y hasta los mismos representantes de la oligarquía tuvieron que salir a los medios a implorar el apoyo de los electores para recuperar el botín que les habíamos quitado, después de tener incluso que compactarse juntos bajo el amparo de un solo grupo cobijado por sus patrones, con los programas de la transformación avanzando a toda velocidad, ya desgastados porque nada les funcionaba, los resultados les asestaron el segundo golpe devastador que les retiró toda posibilidad de conseguir sus aspiraciones político-monetarias.
Hace unas semanas se llevaron el tercero en el proceso electoral especial de Nayarit, que si bien no parecía ser de gran importancia como conquista de territorios a nivel nacional, fue en cambio una muestra clara de lo que les va a suceder en procesos electorales subsecuentes, en los que ya no contarán con los presupuestos estatales para sobornar funcionarios y comprar electores. Esta elección, acompañada de los pronósticos sobre preferencias de voto para el 2022 en 6 estados, les propinó un duro golpe de realidad que los sacudió severamente.
Hagamos un recuento: el presidente del PAN tiró la toalla públicamente, declarando la derrota anticipada de su partido en 5 de las 6 elecciones del año que viene; por otro lado, vimos a algunos de sus miembros prominentes, solicitando diálogo respetuoso con el gobierno federal, durante el 3er informe del presidente, algunos de sus gobernadores estuvieron festejando en el zócalo, rodeados de alrededor de 250 mil ciudadanos que fueron a apoyar a nuestro mandatario, también aparecieron sus socios del PRD declarando que ya no son el PRD, ni tampoco son de izquierda y que en realidad no saben qué son, finalmente sus otros socios del PRI dicen que ya no son neoliberales y que tampoco saben que son ahora.
Como si esto fuera poco, vimos a los empresarios más poderosos de este país reunirse con el presidente para buscar acuerdos amistosos con el gobierno, una vez que no lograron arrebatarle el control del dinero por la fuerza, a través de las acciones degeneradas de estos 3 partidos político-empresariales, mientras el PAN se reúne con gobernación para negociar los términos de la rendición.
Mientras todo esto sucede y sus baterías ya muy mermadas, intentan atacar sin éxito al presidente, siguen sin entender bien que la lucha no es con el gobierno federal, sino con nosotros; con los millones de ciudadanos que hemos decidido que esta transformación va y que pueden optar por unirse a ella civilizadamente o perecer en el intento de sabotearla.
Como dice el libro oracular chino I. Ching: “En la lucha con un adversario superior, la retirada no es ninguna vergüenza”.
