La nueva política económica en la Cuarta Transformación
Las instrucciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, así como las que giraba el gobierno de los Estados Unidos, eran terminantes para los neoliberales que ejercieron un poder muy limitado durante las últimas décadas.
Se firmaban “cartas de intención”, mediante las cuales quedaba definida la política entreguista de esos gobiernos, de acuerdo a los intereses particulares que los organismos internacionales definían para nuestro país.
De igual manera, las grandes corporaciones norteamericanas, definían la agenda que debía seguir México, para favorecer a las empresas de ese país, en sus negocios ventajosos en tierras mexicanas.
El neoliberal fue un periodo lamentable para la economía y para el desarrollo del país. Para los gobiernos de la derecha, los convenios firmados con los organismos internacionales, tenían una sola finalidad: mantener abierta la puerta para los créditos preferentes, sin importar que la deuda pública nacional creciera en forma preocupante.
Durante ese periodo y por instrucciones de esos organismos, los gobiernos neoliberales dejaron de atender las necesidades de importantes empresas públicas. La finalidad era empobrecer a las mismas, para ponerlas después a remate. Así pasaron a manos de capitales privados, jugosas empresas como Teléfonos de México, Ferrocarriles Nacionales, Mexicana de Aviación, Aeroméxico y un largo etcétera. Algunas de éstas quebraron en manos de particulares.
En otros casos se permitió la competencia desleal, donde se dieron facilidades a los capitales privados, para el desarrollo de actividad que por ley, eran de la competencia del Estado. Se empobreció al Servicio Postal Mexicano y nacieron compañías de mensajería que brindaban un servicio limitado y a un mayor costo.
Todo este esquema para desarticular la fuerte presencia del Estado en la economía mexicana, venía del exterior. Nada de lo que hicieron los gobiernos neoliberales durante el periodo en que gobernaron, fue pensado, planeado y ejecutado, de acuerdo a lo que ellos consideraban adecuado para el país.
Las instrucciones les llegaban de fuera y ellos fueron simples ejecutores de las mismas.
Las reformas estructurales, fueron diseñadas en los escritorios de los organismos internacionales. Enrique Peña Nieto y su equipo de tecnócratas, eran simples ejecutores de las mismas, sin aportar nada a la idea original recibida.
Así vivimos esos años de entreguismo neoliberal. Así pasaron a manos de capitales privados, las mejores empresas que fueron por mucho tiempo, patrimonio nacional.
El petróleo, defendido y nacionalizado en tiempos del general Lázaro Cárdenas, fue puesto en manos de capitales extranjeros, principalmente.
La reforma educativa, pretendía privatizar en el corto plazo la enseñanza, limitando la educación de calidad, a los sectores sociales con posibilidad económica para pagar la misma. El resto de la población estaría fuera de cualquier oportunidad para brindar un mejor futuro a sus hijos.
Este fenómeno no es exclusivo del México neoliberal. Hemos visto como en Brasil y Argentina, por poner dos ejemplos próximos, ha ocurrido la misma situación. Los actuales gobiernos han seguido dócilmente las instrucciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, con el inevitable deterioro de sus economías internas. Hay malestar social en ambas naciones. Hay hambre y una terrible desigualdad.
De haber triunfado en las pasadas elecciones alguno de los dos candidatos de la derecha, la situación del país en estos momentos, sería sumamente alarmante.
El aumento al salario mínimo del 16%, no se hubiera dado. La política de los organismos internacionales, es contraria a estos ajustes salariales.
El remate de la industria petrolera, se hubiera consolidado en esta administración y del patrimonio nacional que nos enorgullecía, hubiera quedado nada.
La anterior y nefasta reforma educativa hubiera seguido su curso y ClaudioX González y su grupo de poder, estarían en estos momentos de fiesta, implementado los mecanismos necesarios para privatizar, en su beneficio, al sector educativo.
Todos los vicios del neoliberalismo seguirían creciendo y afectando la economía y seguridad de los mexicanos.
El huachicoleo no se hubiera detenido de golpe, como sucede en este momento.
La corrupción generalizada seguiría siendo la práctica preferida por la autoridad en turno.
Los programas sociales, tan denostados por los organismos internacionales citados, no estarían beneficiando a millones de mexicanos, como ocurre en el presente.
En la conferencia mañanera del día de hoy, el presidente López Obrador se refirió a este tema, indicando lo que hemos señalado en el texto: toda la política económica que aplicaron los gobiernos neoliberales, se estructuró en el extranjero. A quienes gobernaron el país durante las últimas décadas, solo les correspondía obedecer la agenda que les era enviada. La firma de las “cartas de intención”, les obligaba a ello y en contraparte, tenían abiertas las puertas de los bancos internacionales, para seguir endeudando a la nación.
Con la llegada de la Cuarta transformación, las cosas cambian totalmente, respecto a la agenda nacional.
Somos los mexicanos quienes definimos nuestro destino. Al llevar al poder al gobierno del cambio, encabezado por López Obrador, decidimos modificar la política económica nacional, para que el patrimonio de la nación y el fruto del trabajo de los mexicanos, se vea reflejado en un verdadero desarrollo nacional.
Empresas estratégicas como Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad, están siendo rescatadas y comienzan a operar satisfactoriamente, a unos meses de haber asumido el poder el nuevo gobierno.
“No se privatizarán en el futuro empresas públicas” dijo hoy el presidente. El rescate de las mismas, es prioritario para este gobierno.
Serán estas empresas las que ayuden a detonar el desarrollo nacional, junto con los proyectos estratégicos que iniciarán en el corto plazo: el Tren Maya y el desarrollo industrial en el istmo de Tehuantepec.
La visión del Estado mexicano cambia con la Cuarta Transformación. Ya no se trata de obedecer servilmente las indicaciones de entidades internacionales, que ven por los intereses de los grandes capitales mundiales.
México busca su rumbo como país verdaderamente independiente, sin ataduras que le impidan crecer y desarrollarse a plenitud.
El apoyo a la Cuarta Transformación en estos momentos, es importante porque el futuro de la nación y de los mexicanos, se está jugando día a día y el gobierno del cambio juega a ganar.
Es natural que los grupos reaccionarios que veían grandes posibilidades de enriquecimiento, con la privatización del patrimonio nacional, se muestren descontentos y se vean agresivos. La corrupción terminó y con ella su poder y forma de vida.
En este momento, la lucha es entre los intereses de unos cuantos corruptos y el bienestar de la inmensa mayoría de los mexicanos.
Sin lugar a dudas, quienes apoyamos a la Cuarta Transformación, caminamos seguros hacia la victoria.
Malthus Gamba