El hecho de que la oposición vapuleada haya dejado de hablar sobre las cifras de inseguridad en el país nos hace pensar que, por alguna razón, este tema dejó de ser un instrumento propagandístico útil para golpear al gobierno actual.
Sin embargo, la estridencia de esta oposición no tiene por qué marcar la agenda del debate y es muy importante que los ciudadanos no perdamos de vista un aspecto fundamental de nuestra vida pública que nos permita continuar forjando nuestro criterio en relación con el desempeño del gobierno federal y de los estatales, a fin de tomar decisiones colectivas para ir corrigiéndolo como sociedad.
El último informe sobre seguridad, presentado al corte del día último de julio de 2021 por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, nos revela el comportamiento por ejemplo, de uno de los delitos que más preocupa a la ciudadanía y del cual se cuenta con datos duros que no implican cifra negra. Estamos hablando del homicidio doloso.
En este delito la cifra de julio de este año, presenta una disminución de 5% con respecto al mismo mes de 2020, de 4.3% con respecto a 2019 y de 7.5% en relación con el mismo mes de 2018, lo cual significa que en efecto, la incidencia delictiva en materia de homicidios dolosos medidos en cifras mensuales, ha experimentado una disminución considerable en los últimos 3 años a nivel nacional.
Si se comparan las cifras anuales, se observa que ha habido una disminución en la comisión de este delito en 19 estados de la república y un incremento en 13 de ellos, si lo desglosamos a nivel estatal podemos concluir que el 63% de todos estos homicidios se comete solo en 7 estados, con Guanajuato a la cabeza, donde sucede el 15% de todos los homicidios dolosos del país, siendo un estado en el que vive solamente el 5% de la población y que es gobernado tradicionalmente por el PAN.
Los otros 6 estados en los que se concentra la comisión de los homicidios son Baja California que solo lleva 2 años siendo gobernado por Morena, pero que antes de eso era gobernado por el PAN, Chihuahua gobernado por el PAN y antes por el PRI, Michoacán gobernado por el PRD, el Estado de México siempre gobernado por el PRI, Sonora gobernado por el PRI y el PAN alternativamente, y Zacatecas gobernado por el PRI.
Es decir que casi 50 mil de los 77 mil homicidios dolosos cometidos en los últimos 4 años, se los debemos a los gobiernos del PAN, PRI y PRD, tomando en cuenta que el homicidio doloso es un delito del fuero común, cuya responsabilidad principal es competencia de las autoridades estatales, no del gobierno federal.
¿Será esta la razón por la cual la oposición dejó de emitir chillidos estridentes en relación con este asunto? A ninguno de estos 3 cárteles disfrazados de partidos políticos y mantenidos principalmente con los impuestos que pagamos todos, le conviene asumir su responsabilidad en relación con la violencia que sigue viviendo México, que es herencia directa de uno de sus capos más pintorescos por aquello de andarse disfrazando de soldado, siendo chaparro, acomplejado, borracho y hablador.
A partir del año que viene, 4 de estos 7 estados serán encabezados por gobiernos progresistas que seguramente van a marcar una diferencia en la forma de abordar el problema de inseguridad que viven, también seguramente mantendrán un nivel de coordinación mucho más eficiente con los esfuerzos que realiza en este sentido el gobierno federal para apoyarlos.
Falta todavía ver en el futuro cuánto tiempo van a seguir soportando los habitantes de Guanajuato, Chihuahua y el Estado de México, gobiernos integrados y coludidos con delincuentes y cuántos muertes violentas más tienen que suceder ahí, para que los ciudadanos de esas entidades entiendan que la corrupción de sus gobiernos locales es el factor de letalidad más relevante en su comunidad.
Como dijo el escritor francés Anatole France: “Una necedad, aunque la repitan millones de bocas, no dejan de ser una necedad”.