La ilusión de los desesperados
La visión fatalista de la oposición moralmente derrotada, es francamente devastadora. Ellos ven el país que conocían desmoronarse a pedazos y tienen razón. El país que conocían ya no existe; está prácticamente hecho polvo.
Este gobierno se ha encargado, por mandato de los demás mexicanos que somos la inmensa mayoría, de destruir un país que existió durante 200 años, para colmar de privilegios y excesos a los grupitos de oligarcas y funcionarios corruptos, que sistemáticamente lo saqueaban, convirtiéndolo en el palacio de la corrupción, la impunidad y la violencia.
Tienen mucha razón en estar nerviosos, enojados y hasta desesperados, porque el nivel de probabilidad de avance de la transformación del país en un sentido incluyente, es muy alto. A dos años de haberse iniciado, ya se cuenta con el andamiaje fundamental en materia de leyes que se requería para mantener avanzando el proceso.
El grupito de privilegiados que estuvo posicionado como beneficiario del saqueo durante el período neoliberal, acumuló una enorme cantidad de dinero a partir del robo que perpetraron sobre el erario y los bienes que eran de todos nosotros. Esto les da la oportunidad de seguir peleando y de hacer mucho ruido, aunque su número sea muy menor.
Sin embargo, las entidades internacionales que ellos siempre ponderaron, admiraron y a quienes rindieron culto durante su época dorada, ya se encuentran emitiendo opiniones muy favorable hacia los resultados que la transformación está aportando, sobre todo en materia económica.
Mientras estos desposeídos envueltos en seda, lloriquean por todas partes y se quejan de cualquiera de las acciones que realiza hoy el gobierno, las calificadoras, las instituciones financieras internacionales y las autoridades oficiales que regulan la economía mundial, manifiestan su beneplácito por el manejo ordenado y pulcro de la economía, que llevan a cabo las instancias oficiales de México.
De esta forma, instituciones financieras tan relevantes en el mundo neoliberal y en los mercados internacionales como Citibank y Black Rock, tienen una expectativa de crecimiento para la economía mexicana en 2021 de 3.5%; otras como Barclays, pronostica un crecimiento para nuestro país equivalente a 6% en ese año.
Las calificadoras Fitch Ratings y Standard and Poors, mantienen una calificación de grado de inversión para el país, basadas en opiniones muy favorables sobre el manejo económico, como lo hace también el Fondo Monetario Internacional, quien además de una opinión favorable, mantiene una línea de crédito abierta para México por 61 mil millones de dólares, que junto con las reservas internacionales y la línea abierta con la Reserva Federal de los Estados Unidos, nos permite contar con un colchón de 313 mil millones de dólares para enfrentar cualquier eventualidad.
Y todo esto sin necesidad de que el gobierno mexicano se bajara los pantalones, como estaban acostumbrados a hacerlo los que ahora gimen y patalean exigiendo la devolución de sus privilegios perdidos y que a pesar de su actitud rastrera, nunca recibieron tan buenos augurios de parte de todos estos organismos y bancos.
Es curioso que casi todos ellos, son los mismos que la ciudadanía hizo pedazos en las urnas durante el proceso de elecciones del 2018. Ahora se juntan siguiendo un espejismo que les promete algo de fortaleza para el siguiente proceso electoral del 2021, manteniendo la ilusión de no desaparecer completamente en el futuro político del corto plazo. Que le echen ganas; nos vemos en la urnas.
Como dijo la novelista española Ana María Matute: “La ilusión por la vida, nos hace soportar la proximidad de la muerte”.