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La “doctorante”
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La “doctorante”

Cuantos patanes, ladrones, saqueadores y genocidas hemos descubierto en México tratando de disfrazarse de gente decente, argumentando supuestos logros académicos por medio de los cuales recibieron licenciaturas, maestrías, doctorados y hasta premios pomposos vestidos de saltimbanquis con toga y bonete, en algún ridículo evento repleto de personalidades inventadas, para disimular la porquería de su desempeño cotidiano.

Recordemos a los doctores en economía que destruyeron justamente la economía del país, como Zedillo, Meade, Videgaray y varios más, cuyo menor pecado hubiese sido haber plagiado una tesis de licenciatura, siempre que se hubieran mantenido lejos de los dineros del presupuesto a los que fueron tan proclives.

Hemos llegado a ver hasta algún autopresunto multidoctorado como gobernador de Nuevo León, que no se acuerda de la tabla de multiplicar del 7, hasta encontramos con panistas delirantes en alcaldías de la Ciudad de México, que se autocalifican con multimaestrías obtenidas en todos los países imaginables del planeta, de los cuales alguno se ostenta como “doctorante”, es decir, que está por recibir el primero de una larga serie de diplomas doctorales.

Así en la alcaldía Cuauhtémoc de Ciudad de México vemos a un ejemplar casi inimitable, salvo por los demás panistas que infectan otras alcaldías, ligado directamente a las instrucciones y padrinazgo del más rancio estilo priista, bajo la férula de su benefactor político Monreal, además con aparentes ligas a la Unión de Tepito, al Cártel Inmobiliario de los ladrones urbanos del PAN, intentando ocultar de la peor manera su vulgaridad extrema y sus profundos complejos, detrás de un supuesto programa doctoral cursado en algúna prestigiada institución de la colonia Portales o de Santo Domingo.

Igual que sus antecesores neoliberales, hace declaraciones presumiendo credenciales académicas que nadie les solicita y que a nadie importan, porque lo que cuenta es el desempeño cotidiano de los funcionarios; esta alcaldesa beligerante actúa como borracho pendenciero, insultando, amenazando y hasta agrediendo a cualquiera que no se pliegue a sus caprichos enfermisos. Peor aún, su actitud ya está haciendo evidente su desestabilizada condición mental, que la vuelve candidata estelar a pasar un largo tiempo en tratamiento intensivo para manejo del ego y del control de la ira.

Comenzó lo que ella concibe como su reinado, armando un espectáculo principesco con todo y alfombra roja el día de la toma de posesión. Ya instalada en su oficina, reprimió a ciudadanos que se manifestaban solicitando que cumpliera sus propuestas; también se negó a realizar la sentencia del Tribunal de Justicia Administrativa de la ciudad de México, que le ordenó demoler los pisos no autorizados de un edificio donde se encuentra un bar. En otra de sus ilustres intervenciones, destruyó el patrimonio cultural urbano que ha sido tan prolífico en esa delegación, al mandar tapar los rótulos característicos de los puestos comerciales, borrando el mural dedicado a las mujeres en la fachada del mercado Juárez. Además modificó la fachada de un edificio emblemático de 1946 de la colonia Condesa, utilizando de paso materiales de la más baja calidad y súmamente inflamables.

Su proclividad a la transgresión de la ley, la ha puesto al borde de la cárcel por haber secuestrado, maltratado y hasta robado a policías que trabajaban dentro de su propio organigrama, obligándosele a presentar una disculpa pública en dos ocasiones.

En su último desliz, la semana pasada la agarraron con las manos en la masa, desviando recursos para propaganda política fuera de la ley, articulando una campaña sucia contra la jefa de gobierno de la Ciudad de México. Frente a las cámaras, insultó, amenazó, agredió y hasta denunció al Contralor designado para investigar la evidencia; más tarde rodeada de periodistas a modo, visiblemente fuera de sí negó el hecho, para casi de inmediato aceptarlo confesando practicamente su delito, cerrando con una clara amenaza de “partirle la madre” a Claudia Sheinbaum, haciendo honor a su estirpe panista.

En una entrevista publicada en el noticiero de Ciro Gómez Leyva, Sandra Cuevas se deslinda de lo que sucede al interior de su alcaldía, argumentando que ahora la contraloría de la Ciudad de México deberá demostrar quién puso en sus oficinas esos panfletos y dijo: “yo jamás me enteré de la existencia de ésos volantes…no es responsabilidad mía”, al más puro estilo Borolista.

Como dijo la escritora española Almudena Grandes: “La enfermedad mental es la peor cárcel que existe. Es una cárcel que encierra hacia dentro, que atrapa a una persona y no la suelta jamás, que le arrebata todo lo que tiene y la hace odiosa hasta para su familia”.

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