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La conferencia mañanera: pesadilla de los conservadores
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La conferencia mañanera: pesadilla de los conservadores

“No les gusta como hablo, ni que los llame conservadores o les responda públicamente”
“Yo entiendo que a los conservadores, no les gusten las conferencias mañaneras”

Con esas palabras, López Obrador señaló la falta de profesionalismo de los medios de comunicación, con clara inclinación conservadora, que pretenden desvirtuar el trabajo del gobierno de la Cuarta Transformación, difundiendo noticias imprecisas, o falsas.

¿Quién de nosotros no ha visto escandalosos encabezados, profetizando la caída de la economía nacional en el corto plazo?
Hemos sido testigos de cómo los medios informativos de la derecha e incluso casas calificadoras que durante el neoliberalismo recibían “chayote”, para dar buenas notas al gobierno, son desmentidos sistemáticamente en la conferencia mañanera del presidente.

No hay problemas graves en nuestra economía. Estamos viviendo tiempos de transformación profunda, que implica ajustes severos en la administración pública. Sin embargo, esto no ha ocasionado desbalances mayores en el aspecto económico.
La profetizada recesión no se dio y los conservadores quedaron evidenciados nuevamente.
No obstante, las noticias falsas aparecen a diario, con el propósito de restar credibilidad y confianza al presidente y a su gobierno.

El día de ayer, Reforma (para variar), publica una nota donde asegura que el sindicato petrolero, se salió con la suya, al conseguir la renegociación del contrato colectivo de trabajo, en forma por demás ventajosa.
Dan a entender que los líderes que controlan al sindicato petrolero, pudieron más que el gobierno del país.
Y no es verdad.

Hoy, López Obrador señala que en la firma de esta renegociación de contrato, se logró un ahorro millonario, dado que los privilegios con que contaba la dirigencia sindical, se suprimen. Nada de dinero para viajes, eventos, comidas y demás gastos de representación que se autorizaban a la cúpula sindical, durante el neoliberalismo.
Y algo muy importante. El gobierno desechó la propuesta de la dirigencia sindical petrolera, para aumentar la edad de jubilación de los agremiados.

Nada que perjudique a los trabajadores y sus derechos, es negociado por el gobierno de la Cuarta Transformación. Todos los ajustes al presupuesto, se dan en las áreas de dirigencia.
Reforma queda evidenciado nuevamente, pero al parecer, eso ya no les importa. Su único fin es golpear de cualquier forma al presidente y a su equipo de trabajo.

“La vida interna de los sindicatos, será respetada por el actual gobierno”, expresó el presidente. Corresponde a los trabajadores decidir el tipo de agrupación que les conviene, así como la dirigencia que los representa. La nueva Ley Laboral, garantiza estos derechos y el gobierno solo participa como juez, en los casos en que se presentan diferencias entre empresa y sindicato.

Todo con estricto apego a la ley.
De eso no habla la prensa conservadora naturalmente, pero es el aspecto más importante que vive la clase trabajadora en nuestro país, en estos momentos. Se acabaron los sindicatos “charros” y “blancos”. Hay oportunidades abiertas en el sector laboral, que hace pocos meses eran inimaginables.

La semana pasada, las críticas del presidente a la revista Proceso, al mismo Reforma y al portal Sin Embargo, desataron la furia de buena parte del periodismo que se dice “independiente”, y también del que se declara de corte conservador.
No les gustó que López Obrador hiciera el señalamiento de que, en tiempos de transformación, no es lícito decirse “independiente”, pues con ese argumento se está tomando partido a favor de la postura conservadora.

El derecho a su “independencia” fue defendido acaloradamente por buena parte de la prensa nacional.
Hoy, una periodista que cubre la fuente en la conferencia mañanera, refiriéndose a la situación sobre la firma del contrato colectivo con el sindicato de Pemex, señaló algo importante.

Habló de que en el pasado, en la mayoría de los diarios había una sección dedicada a los asuntos del sector obrero.
Con la llegada del neoliberalismo al poder y sus políticas para desarticular y desaparecer sindicatos, derechos y leyes que favorecieran a la clase trabajadora, el periodismo sobre aspectos obreros fue censurado.
No se podía escribir sobre situaciones laborales en los medios de comunicación tradicionales.
La sección que cubrió por años esa parte de la vida del país, desapareció de todos los diarios.
Y nadie se quejó o dijo algo al respecto.

Esa misma prensa que hoy pega de gritos porque se le pide definición al escribir, es la misma que guardó absoluto silencio, cuando los gobiernos neoliberales la censuraron.
Hoy, está reportera hizo el señalamiento frente a todos los representantes de los medios y no hubo uno que la desmintiera.

¿De dónde le viene esa dignidad al periodismo añejo, que pretende engañar a una sociedad que le perdió la confianza, precisamente por utilizar esa máscara de doble cara, donde la moral y la ética se usan solo en determinadas ocasiones y en otras se archivan y olvidan?
López Obrador únicamente les pide ser auténticos. Si son conservadores, no usar la gastada máscara de “independientes”. Su pasado servil al poder, los desmiente.

En el mismo sentido, se dio ayer el caso del periodista Humberto Padgett, quien ingresó a la base área de Santa Lucía, con engaños y acompañado de personal de seguridad, que el mismo gobierno le había asignado para su protección personal.
En un primer momento, la prensa conservadora señaló que se trataba de una “detención ilegal”, en contra del periodista. Exigió la liberación del mismo y la intervención de la Comisión de Derechos Humanos.

Toda una mentira fabricada al vapor, sin elementos que acreditaran lo que publicaban.
Hoy el presidente aclaró lo que la secretaría de la Defensa Nacional, había señalado desde el día de ayer en un comunicado.

El periodista no solicitó permiso de ingreso. Engañó a los guardias en dos diferente filtros y después fue detenido y puesto a disposición del Ministerios Público.

La prensa conservadora, una vez más, reculando con la cola entre las patas.

¿Ese tipo de periodismo es el que se dice afectado por los dichos del presidente en las conferencias mañaneras?

Más bien, es el grupo de mentirosos que son desmentidos a diario, ante una audiencia que tiene más confianza en la palabra del presidente, que en los litros de tinta que usan los comentócratas conservadores para intentar engañar.
Bien por López Obrador en este ejercicio diario, a la vista de todos.

Que mal por el periodismo que no entiende que la sociedad cambio y que la mentira, la doble moral y el engaño, son las actitudes más odiadas actualmente por los mexicanos.

Malthus Gamba

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