El montaje se ha hecho muy popular a últimas fechas, a raíz de la aparición de un personaje que nos muestra en cada uno de sus “trabajos”, las posibilidades que ofrece esa actividad, cuando se ejecuta metódicamente.
Carlos Loret de Mola es el montaje personificado.
Porque Loret es una farsa. Un periodista con miedo, cuando se trata de reportear desde el frente de batalla.
Un profesional del escritorio, porque “sus” investigaciones son producto del trabajo de otros.
De otros que son los que en realidad quienes hacen periodismo a ras de suelo.
Loret es el rostro fresco por fuera, pero con un alma seca y ruinosa por dentro. El aspecto económico es su motor y prueba de ello, es la cuantiosa fortuna que ha logrado amasar, en base a su incondicionalidad hacia quienes tienen poder económico para pagar por sus servicios.
El montaje periodístico en sus manos, ha alcanzado el refinamiento suficiente para ser considerado un arte.
El arte de la calumnia, la difamación, de la suciedad periodística, presentada como noticia espectacular, o como producto de una investigación.
El montaje periodístico es una herramienta de la guerra sucia, que se caracteriza por ser explosiva de entrada y tener al mismo tiempo, una vida corta.
Los montajes que le conocemos a Loret de Mola, no han buscado convencer de manera inmediata a su audiencia, ni buscar la verdad en el corto y largo plazo. Esa no es la finalidad de estos trabajos de falsa investigación.
Lo que pretenden Loret y quienes pagan por sus servicios, es sembrar la “duda razonable”, fabricando un escándalo que no necesita de pruebas para justificar su espectacularidad.
El video de Loret con un tanque atrás y el estruendo de una detonación a la distancia, sirve para mostrar a un periodista profesional, que arriesga su vida para decirnos que una guerra es justa o injusta, porque él, que está viviendo y viendo esa realidad cara a cara, puede afirmarlo.
El espectador puede dudar entonces de lo que dicen fuentes de información más respetables, pero alejada del combate, porque si Loret está en el frente y ve lo contrario otros dicen, pues no puede haber duda de a quien debemos creerle.
Y Loret en verdad está allá, aunque muy lejos de la línea de esa combate. Pagando a unos soldados para que lo dejen filmar al lado de un tanque, que por alguna causa no está dentro de la línea de fuego.
Lo mismo pasó con Frida Sofía, la niña atrapada entre los escombros de un edificio colapsado por la violencia de un sismo.
El temblor existió. Las ruinas están ahí, La duda en contra de la actuación de las autoridades y personal de rescate, va creciendo. Pero jamás aparece la niña. Nunca hubo niña. El montaje funcionó.
Lo mismo vimos con la casa rentada a uno de los hijos del presidente López Obrador. Hay una casa que sí rento indirectamente un hijo del presidente, sin saber quién era el dueño. Hay contratos entre una empresa proveedora norteamericana y PEMEX. Se ligan estos dos datos y listo, el montaje está en su punto. No importa si después se aclara que esos contratos públicos son viejos. Que el proveedor ha participado en el sector energético de el país desde hace años. Que el arrendamiento de la casa, se realizó por conducto de una empresa inmobiliaria. Que hace más de un año que el hijo del presidente y su familia no viven ahí. Que no es lo mismo alquilar una casa pagando renta, que recibirla como regalo por pago de favores.
El golpe al presidente, generando dudas sobre la honorabilidad de él y de su familia, ya tuvo la difusión esperada.
El montaje tiene vida corta. Generalmente las pruebas concretas y la realidad lo desmienten. Pero el lodo lanzado mancha de inmediato y eso es lo que se busca alcanzar con los montajes de Loret de Mola.
Manchar.
El montaje periodístico es el hermano rico, de la humilde calumnia. Ambos manchan, pero uno viste el traje y ostenta el título de “investigación periodística”. A la humilde calumnia, se le considera como la hija bastarda del periodismo.
El montaje periodístico es arma de uso común en el conservadurismo. No solo en México, sino en la mayor parte de los países del mundo.
Para poder realizar este tipo de trabajos de engaño masivo, es necesario ser propietario de los medios de comunicación más importantes. Y los empresarios tienen ese poder en sus manos. Además, pueden pagar enormes granjas de bots y haters (odiadores) profesionales, para dar difusión al engaño.
¿Qué se necesita para restar valor y fuerza al montaje periodístico?
Lo que hoy tenemos en México.
Una sociedad politizada y nada crédula, que conoce a sus verdaderos enemigos y no se deja engañar, ni cae en las trampas que le prepara a diario, la derrotada oposición conservadora.
Solo eso.
Aquí en México, los montajes y las calumnias periodísticas son el pan de cada día. Pero no pasa nada, porque la gente dejó de creer desde hace mucho, en personajes como Loret de Mola, gran fabricante de montajes y en Claudio X González, que es quien paga por esos servicios.
Aún pretendiendo disfrazar el engaño, la gente detecta la falsedad de la información.
Se hizo práctica común que Mexicanos en Favor de la Corrupción, realizara la investigación falsa. Que Loret preparará con esos datos el montaje y lo publicara. Y que al final, Aristegui diera amplitud a la noticia en su portal y con sus incondicionales “analistas”.
Hoy eso ya no funciona, aunque los conservadores lo sigan intentando.
El nuevo montaje opositor, tiene que ver con un supuesto plagio de tesis profesional, cometido por la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yasmín Esquivel.
Los datos presentados por Carlos Loret, sobre una “investigación” del intelectual reaccionario Guillermo Sheridan, son endebles y no pasan de lo especulativo. Se habla de similitudes y otros puntos de contacto entre esa tesis y otras anteriores.
La ministra, los investigadores, académicos y autoridades que intervinieron en la preparación y calificación de esa tesis, confirman hoy que no existe plagio alguno y que el trabajo presentado y calificado, es de la autoría de la hoy ministra.
Pero la duda ya fue sembrada y como hemos dicho, esa es la finalidad del montaje.
¿Que persiguen en esta ocasión Claudio X González y Carlos Loret de Mola?
Ensuciar la trayectoria de la ministra, para que no pueda ser candidata a presidenta de la Suprema Corte de Justicia y del Consejo de la Judicatura Federal.
Esa ministra no es de su grupo. No se vende. No es corrupta y no se deja amedrentar fácilmente.
Una persona así, no le conviene en manera alguna a quienes desean que el régimen de corrupción, retome el gobierno del país en el 2024.
Por eso el ataque concertado, utilizando el asunto de una tesis de hace mucho años, como única arma disponible, ya que no existen otro elementos con lo cuales se pueda acusar con mayor firmeza a la ministra.
Eso es todo.
Lo malo para ellos, es que como ya dijimos, el Pueblo no es tonto y sabe bien quiénes son sus verdaderos enemigos.
Esta nueva farsa, no va a prosperar.
Hoy, la manchas que provoca la oposición, son de lavado fácil.
Malthus Gamba
