Uno de los proyectos principales de la Cuarta Transformación, está a punto de ser concretado en una reforma constitucional “de gran calado”, tal y como decían en otros tiempos los políticos y periodistas conservadores.
El día de ayer, la Cámara de Diputados aprobó por amplia mayoría, la reforma presentada por el ejecutivo, que garantiza el derecho a la salud a todos los mexicanos, las pensiones dignas a los adultos mayores, los apoyos a personas discapacitadas y las becas a estudiantes de escasos recursos.
El presupuesto asignado en el futuro a estos programas de bienestar, nunca podrá ser inferior al autorizado el año anterior. Por lo menos, deberá ser el mismo, en términos reales.
Esto quiere decir que si el nivel de inflación aumenta, el mismo porcentaje de incremento deberán tener estos programas, para no perder fortaleza en la práctica.
Debemos recordar que el presidente López Obrador se comprometió a dejar sólidas bases de transformación, a finales de este año.
La finalidad de estas reformas constitucionales, es dar certeza de que un regreso de la clase conservadora al poder, no significará la inmediata cancelación del apoyo social que reciben los sectores más desprotegidos de la población.
Una reforma constitucional requiere forzosamente mayoría calificada en el Congreso y no es fácil conseguirla en lo que respecta a estos casos.
El gobierno que se atreva en el futuro a proponer la cancelación de los programas de beneficio social, deberá enfrentar un fuerte rechazo popular. Una medida de este tipo, genera rechazo generalizado.
Para López Obrador y su gobierno, la garantía de que el crecimiento del país irá acompañado en el futuro con una distribución justa de la riqueza, es sumamente importante.
No así para la clase conservadora.
En la votación para aprobar la citada reforma constitucional fue clara la posición del partido Acción Nacional al respecto. Los diputados reaccionarios votaron en contra de las garantías sociales. Dieciocho legisladores azules se abstuvieron de votar y el resto dijo no, al respaldo a los beneficios dirigidos al pueblo de México.
Ayer vimos a unos panistas sin careta, sin el disfraz de feministas, o defensores de los derechos de las mujeres, niños y ancianos.
Los panistas son realmente como los percibimos en esta votación. Contrarios al combate a la desigualdad. Defensores de los privilegios de clase e inclinados a las leyes que protejan exclusivamente al capital nacional y extranjero.
El pueblo les importa muy poco y reaccionan molestos, cuando se trata de modificaciones a las leyes, que otorgan una mejor calidad de vida a los mexicanos.
Apenas hace unos días, la derecha más reaccionaria se decía defensora de los derechos de la mujer. No hubo panista que no se subiera al carro feminista, intentando mostrar una posición vanguardista en lo que corresponde a los derechos de las mujeres.
Dos días después, se niegan brindar apoyo a los cambios que garantizan derechos humanos, no solo a las mujeres, sino al resto de la sociedad del país.
La derecha partidista mexicana agoniza. No puede cambiar. Los hábitos neoliberales son fuertes en quienes militan en estos partidos. Su único interés está en los mercados y el tipo de economía que garantiza la riqueza para unos cuantos privilegiados. La atención de los problemas que afectan al resto de la sociedad, no les interesa.
Así lo demostraron durante el tiempo en que fueron gobierno.
En la conferencia mañanera de este día, el presidente López Obrador se refirió a las máscaras que han utilizado los conservadores en fechas recientes y que el día de ayer cayeron por los suelos.
Políticos y medios informativos de filiación conservadora, han intentado confundir a la sociedad, al presentar a una derecha cercana al pueblo y a un gobierno de la Cuarta Transformación represor e incompetente.
En la cámara de diputados, al tomar posición real sobre un asunto de vital importancia para la ciudadanía, cada legislador votó de acuerdo a su verdadera forma de pensar y actuar. Ahí fue necesario desprenderse de las máscaras y levantar la mano a favor o en contra, de la modificación constitucional que garantiza en el futuro, la permanencia de los programas sociales diseñados e impulsados por la Cuarta Transformación.
Los panistas desenmascarados son grotescos. Revelan una total carencia de honestidad y decencia. Su discurso es uno y sus acciones otras.
Toda la defensa conservadora a favor de los derechos sociales, es mentira. Lo que publican los medios de comunicación de su propiedad, sobre una agenda reaccionaria que ve por el interés de todos, es falso.
Votar en contra de una reforma que brinda seguridad económica, educativa y de respaldo a los adultos mayores, es propio de quienes prefieren que el ingreso nacional se concentre en exclusiva, en manos del pequeño grupo de privilegiados que han amasado grandes fortunas, a costa del hambre y de sufrimiento de las mayorías.
López Obrador señaló también en la conferencia de hoy, que la intención de aquellos que intentan desprestigiar al gobierno del cambio, es lograr en las ya no tan distantes elecciones del 2021, que los ciudadanos incautos (que los hay), apoyen con su voto el regreso de la clase neoliberal al poder.
A los conservadores se les pasó el tiempo para modificar su relación con la gente. Debieron haber reestructurado sus plataformas partidistas desde la raíz. Formar nuevos cuadros políticos que ocuparan el sitio de los corruptos de ayer, ya que hoy son intragables para cualquier mexicano. Era necesario que presentaran también un proyecto alternativo que enfrentara al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 de la Cuarta Transformación.
Nada de esto hicieron.
Se han dedicado, desde la derrota electoral del 2018, a lamer sus heridas políticas, a construir una infame campaña sucia en contra del gobierno en turno y a utilizar una infinidad de máscaras, con el propósito de engañar a los mexicanos menos enterados, sobre lo que verdaderamente sucede en el país.
Vivimos tiempos de cambio. México se está moviendo desde sus raíces y a cada paso, vemos como la Cuarta Transformación avanza impulsando proyectos de beneficio social.
Fue bueno que el día de ayer, pudiéramos conocer el verdadero rostro del panismo.
Sus intereses e intenciones nada tienen que ver con la construcción de un país más justo.
Quieren regresar al poder, para levantar el cadáver del neoliberalismo que hoy descansa en paz. Pretenden recuperar los privilegios perdidos. Añoran los tiempos de la corrupción, donde la ganancia de pocos, estaba ligada al dolor de muchos.
Las elecciones del 2021 están muy próximas. Al momento de otorgar el voto, cada mexicano deberá tener presente la cara real de cada propuesta política.
Afortunadamente, ayer atestiguamos que los panistas, actuando tal y como en realidad son, no defienden nunca los intereses del pueblo mexicano.
Digan lo que digan, están a favor de la antigua mafia del poder.
Malthus Gamba