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FAHRENHEIT 451, VERSIÓN FACHA
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FAHRENHEIT 451, VERSIÓN FACHA

Todo amante de la literatura tiene presente el contenido del libro escrito por Ray Bradbury, Fahrenheit 451. Del mismo modo, quienes son adictos al buen cine, conocen la cinta dirigida por Francois Truffaut, basada en ese libro de Bradbury.

La historia se ubica en un futuro decadente, donde la dominación social ha alcanzado tal perfección, que resulta imposible toda manifestación de descontento, que intente alterar el orden establecido por la clase dominante.

La televisión, llevada al máximo grado de la estupidez, rige la vida de los ciudadanos. Toda información llega por ese conducto y las paredes de toda casa respetable, proyectan imágenes y mensajes, que adormecen al ciudadano común, que vive de manera frívola y superficial, auxiliado por el uso de sustancias poco recomendables para la salud mental. Existe una policía especial que está al pendiente de cualquier alteración al orden y que tiene entre sus actividades principales, localizar a las personas que leen, para desaparecerlas sin mayor escándalo y para destruir al mismo tiempo, mediante el fuego, los libros que estuvieran en su poder y que son considerados como armas destructivas, que atentan contra el orden establecido.

Fahrenheit 451, es el grado de calor que necesita el papel, para ser reducido a cenizas. A esa temperatura arde cualquier libro.

Leer es considerado un delito. Los libros son herramientas subversivas que deben ser destruidas. Nadie puede conocer la historia de la humanidad, su cultura, su poesía, sus novelas y cuentos. Saber, y pensar después de conocer, es un acto criminal que es perseguido y castigado severamente.

En la cinta y el libro, asistimos a escenas donde la policía mata sin mayor problema a los poseedores de libros. Con sus lanzallamas futuristas, queman bibliotecas enteras, o pequeños montones de libros decomisados. El orden se mantiene de esa manera. Impidiendo que el conocimiento humano se divulgue y se incremente con la aportación que corresponde a cada generación.

En ese hipotético tiempo futuro, no se crea ni se construye. Se vegeta y se transcurre por la vida, como un animanl sin razón y criterio. O bajo el criterio impuesto por la criminal clase dominante.

No voy a contar el final de la historia y de la película.

Lo central aquí es la perversidad que vemos en una clase privilegiada, que no acepta que la cultura se transmita sin filtros y manipulaciones, a la sociedad en su conjunto. En efecto, los libros son armas de liberación y son peligrosos para quienes basan su dominio en la ignorancia generalizada. Los libros liberan al hombre de sus cadenas físicas y mentales.

Por eso, cuando alguien habla de la “quema” o destrucción de libros, sean del tipo que sean, con toda seguridad se puede afirmar que esa propuesta nace de un fascista, o de un grupo de fascistas.

Las ideas se confrontan y debaten con ideas. Una idea añeja que ha perdido vigencia, es derrotada por otra actualizada y que responde de mejor modo a las necesidades del momento histórico que se vive. Pero es imposible matar una idea mediante el fuego o la destrucción del vehículo que la contiene, sea éste un libro, un audio, una melodía, una película, una pintura, o una creación de cualquier otro tipo.

Hoy vemos en México un fenómeno politiquero, impulsado por la derecha manipuladora y corrupta conocida por todos, donde se pide a los padres de familia, destruir o quemar los libros de texto gratuitos, recién elaborados y entregados a los gobiernos estatales del país, para iniciar clases en todos los niveles, a partir del ya muy próximo ciclo escolar.
Los argumentos que maneja el conservadurismo de corte fascista son ridículos. Hablan de que esos libros contienen un “virus comunista” que intenta “infectar” la mente de alumnos y maestros, para convertirlos en “autómatas ideologizados”, obedientes al mandato del tirano presidente López Obrador. La mentira da un valor ridículo a determinadas láminas, frases y contenidos deformados malintencionadamente, con el fin de convertirlos en “amenazas” perversas que pretenden destruir la mente de la niñez mexicana.

Los gobernadores panistas en Guanajuato y Chihuahua, han dado la orden de encerrar a esos libros en bodegas fuertemente custodiadas, para evitar su entrega en escuelas. Los libros se encuentran prisioneros en este momento y a la espera de la sentencia que dicten las autoridades estatales fascistas.

Esos libros fueron elaborados por especialistas. Pedagogos, científicos, intelectuales, profesores y padres de familia. Son de corte Humanista y nada tienen que ver con la educación mercantil que enseñaba al niño a competir con rabia desde muy temprana edad.

¿Por qué ese odio a los libros?

Porque el Poder Económico que dominaba en México hasta hace poco, ve que se le escapa un gran negocio. Los anteriores libros eran elaborados por editoriales españolas. PISA, a través de su casa editorial Santillana, ganaban millonarias sumas por ese trabajo y con la llegada de la Cuarta Transformación al gobierno, el negocio terminó. Ahora los libros los hace el gobierno en nuestro país.

Además, está metido en Pisa, a manera de socio, Ricardo Salinas Pliego, dueño de Elektra, AztecaTV y Banco Azteca, quien debe poco más de 2,000 millones de pesos en impuestos a la Hacienda Pública, mismos que no quiere pagar. Se trata de la quinta parte de su fortuna personal. Por eso la campaña en contra de los libros de texto, inicia en AztecaTV.
Por su parte, el panismo facho, se niega a aceptar que la educación impartida a niños y jóvenes, hable de temas relacionados con el clasismo, la discriminación, la libertad sexual, los distintos tipos de familia, los derechos de las personas que trabajan, la verdadera democracia y los fraudes que se dieron en México en el pasado reciente. Eso es un atentado a los derechos de la clase privilegiada y por lo mismo, un crimen que debe ser castigado.
¿Por qué medio?

Por fuego si es posible, sometiendo a los Nuevos Libros de Texto Gratuitos, a temperaturas de Fahrenheit 451, para que ardan ante la vista de padres manipulados que sientan que con ese acto, matan al demonio de las ideas. Padres tan fachos, como los dirigentes panistas, porque la mayoría de los padres mexicanos, razonan, se informan, leen y analizan, antes de aprobar o reprobar cualquier información.

La ciencia ficción a la manera de Ray Bradbury, se torna en hecho real, en la mente de los inquisidores de siempre. Los conservadores.

Afortunadamente vivimos un tiempo en que La Revolución de las Conciencias, hace imposible que esas fantasías perversas, se conviertan en realidad.
Los nuevos Libros de Texto, formarán a las nuevas generaciones de mexicanos y es obligación de cada padre, conocer sus contenidos. No dejarse manipular por sucias campañas de desinformación. Aprender junto a sus hijos, para construir a la nueva sociedad mexicana.

Malthus Gamba

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