En el penoso asunto de delincuencia organizada relacionado con Francisco G, mejor conocido como Cabeza de Vaca, se va revelando gradualmente más información derivada de las investigaciones que se realizan en México y sobre todo en los Estados Unidos, donde las autoridades lo han tenido en la mira desde el 2004.
Como lo informó Alejandro Rojas Díaz Durán, consejero de Morena y coordinador de asesores de ese partido en el Senado de la República, basándose en información que es de dominio público, desde que Francisco G era alcalde de Reynosa, comenzó a urdir una amplia red delincuencial en la que no solamente integró a sus familiares cercanos, sino a funcionarios públicos y miembros del partido Acción Nacional.
Todo indica que este sujeto fue construyendo prácticamente un cártel propio con la colaboración de otras bandas del crimen organizado relacionadas con el huachicol y el narcotráfico, que lo apoyaban en la comisión de delitos contra periodistas y empresarios, así como un sinnúmero de actividades ilícitas.
En esta red amplia de corrupción, fue incluido el negocio de la firma de contratos con Odebrecht para hacer obras de construcción en Tamaulipas, que derivó en la adquisición de un terreno en San Miguel Allende, donde están involucrados personajes como el senador panista Gil Zuarth, hoy también investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, quien cobró hasta 50 millones de pesos en un año o la entrega de casi 100 millones que se pagaron en sobornos para al menos 8 senadores y diputados.
Otro sujeto mencionado en las investigaciones por lavado de dinero relacionado con las operaciones del cártel Cabeza de Vaca, es Javier Lozano, conocido en las redes sociales como “el saco de pus”, famoso por no ser capaz de permanecer en un puesto por más de unas cuantas horas, quien junto con Gil Zuarth se coordinaban con García Luna para sumarse a esta red de delincuencia organizada.
La investigación presenta indicios de que parte del dinero generado por las actividades ilícitas de este cártel fue depositado en las cuantas de Andorra, relacionadas también con Juan Collado, quien entonces era el abogado principal de todas las confianzas de Peña Nieto.
Otro asunto más relacionado con este pulpo del crimen, es el del chino Zhenli Ye Gon, quien declaró en Nueva York que los millones de dólares en efectivo que le incautaron en su casa de Las Lomas, estaban relacionados con el cártel del Golfo y con Cabeza de Vaca.
Como vemos ya desde el sexenio de Fox, este individuo tejía su red delincuencial mientras ocupaba un cargo público como alcalde de Reynosa. Su influencia y capacidad operativa se consolidó en el sexenio de Calderón, cuando la delincuencia organizada recibió un fuerte impulso desde la presidencia de la República a través de su brazo ejecutor en manos de García Luna y floreció durante el período de Peña Nieto.
Este cártel, también conocido como “el cártel de las vacas locas”, logró entorpecer las investigaciones, porque su red incluye a un número importante de funcionarios públicos operando desde los tres poderes gobierno: ejecutivo, legislado y judicial; así como dentro de sus tres niveles: federal estatal y municipal. Este entramado de instancias y funcionarios también cuenta con una banda de abogados privados, todos muy bien preparados para defender su estructura y como dijo el consejero de Morena, listos para contratacar.
Hoy apenas estamos viendo la punta de este gran iceberg del crimen organizado que se consolidó desde el gobierno, en el sexenio de Calderón y que tiene su mejor ejemplo en García Luna y en Cabeza de Vaca. Imagínense toda la ignominia que nos vamos a encontrar cuando lleguemos a los capítulos de Jalisco, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Chihuahua, Sinaloa, Michoacán, Guerrero.
Como dice en el libro Diálogos de Ayer y Hoy: “Todos esos charlatanes que te han llenado la cabeza de desatinos huirán avergonzados, yendo a esconder su ignominia en tierra extranjera”.