Recientemente un medio estadounidense criticó el programa Sembrando Vida que ha implementado el gobierno de México como uno de los más importantes de esta administración por su relevancia en materia de empleo, de reforestación, de producción alimentaria en el corto y mediano plazo, así como de inversión en el inventario de árboles maderables para el futuro.
En 2020 el programa superó la meta de un millón de hectáreas plantadas, sembrándose más de 663 millones de plantas en los 20 estados donde estuvieron empleadas más de 416 mil personas, de los que el 30% son mujeres y 70% hombres.
Los estados en los que se está aplicando Sembrando Vida son Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Durango, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán.
El programa fue diseñado para combatir las causas de la exclusión, las desigualdades y la violencia, por eso su consolidación contribuye de manera firme a garantizar los derechos sociales que permiten a las personas del campo vivir con bienestar.
Sin embargo, el tema de este programa se extiende también entre otros a los aspectos económico y ambiental, que tienen una relevancia equivalente a la de los derechos sociales. En el primero de ellos, lleva a cabo una aportación fundamental al empleo, siendo la principal fuente de trabajo en el país; en relación con el segundo, contribuye más allá de lo que lo está haciendo cualquier otro programa en el planeta, a la restauración del medio ambiente.
Solo en 2020 este programa prioritario de la Secretaría de Bienestar, tuvo una inversión federal de 27 mil 604 millones de pesos, que incluyó el pago a sembradoras y sembradores, así como la adquisición de plantas, semillas, herramientas básicas y en su caso, instalación de sistemas de agua, además de gastos de operación y personal operativo. Para ubicarnos en las cifras, todo el beneficio que derrama Sembrando Vida, costó en un año menos de la décima parte de lo que se había estimado para construir el aeropuerto de Texcoco.
La meta en 2021 es llegar a más de mil millones de plantas sembradas en un millón 75 mil hectáreas y aumentar a 430 mil el número de sembradoras y sembradores.
Esto significa la creación de 15 mil empleos adicionales para el campo en este difícil momento generado por la pandemia, con un ingreso garantizado de cinco mil pesos por persona beneficiaria, lo que representa una inversión de 25 mil 800 millones de pesos en todo este año, de acuerdo con los objetivos del programa de atender de manera prioritaria las zonas degradadas ambientalmente y marginadas económicamente.
Las características de Sembrando Vida como detonador de empleo, restaurador ambiental y factor de desarrollo económico, motivaron que el gobierno de los Estados Unidos lo haya adoptado como modelo, para que con un financiamiento de ese país por 4 mil millones de dólares, se aplique en los países de Centroamérica a fin de atemperar el flujo migratorio hacia ese país.
No existe otro país en el mundo que esté llevando a cabo un esfuerzo de esta magnitud en materia de restauración medioambiental y de apoyo social. Sin embargo, como las buenas noticias no son taquilleras en los medios chayoteros, difícilmente el gran tema de Sembrando Vida ocupa los titulares principales, salvo cuando se trata de difundir alguna noticia falsa al respecto.
Como dijo el político romano Cicerón: “Las vanas pretensiones caen al suelo como las flores secas. Lo falso no dura mucho”.