Por. Diego Iván López Miguel
Twitter: @DiegoI_Lopez
Los detractores de Andrés Manuel López Obrador lo han denostado y menospreciado. Tratan de ridiculizar a través de memes, imágenes y videos a la figura presidencial. Para ellos es un “incompetente”, “populista” y no sabe gobernar. Se burlan de su acento tabasqueño, además utilizan apodos como “Mesías Tropical”. El mismo López Obrador ha señalado en diferentes ocasiones que es el presidente más atacado en los últimos cien años.
En los hechos el presidente López Obrador concentra un poder que no se había visto en décadas y hay factores internos y externos que así lo demuestran: El primer mandatario mantiene una base social y gran aceptación entre los mexicanos; el ejército se ha beneficiado con la actual administración por las concesiones que ha recibido; las cúpulas empresariales a pesar de las diferencias ideológicas continúan colaborando en los proyectos emblemáticos de la 4T; los gobernadores han terminado cediendo al poder ejercido desde Palacio Nacional; el caso de Emilio Lozoya terminó por derrumbar la última resistencia del viejo régimen político; y tiene una buena relación con su homólogo estadounidense, Donald Trump.
Base social. El gran apoyo que ha mantenido López Obrador viene desde que incursionó como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. El proceso de desafuero para frenar sus aspiraciones presidenciales en 2006 terminó por tener un efecto favorable a AMLO, bajo el lema “Primero los pobres” terminó perdiendo mediante un fraudulento proceso electoral. Las clases populares continuaron su apoyo en 2012 cuando todo el aparato mediático se volcó por Enrique Peña Nieto. En 2018 el descontento por las prácticas corruptas de la clase política mexicana y la confianza en el proyecto de nación obradorista terminaron por darle el triunfo al tabasqueño. Después de dos años de la victoria en las urnas, el Jefe del Ejecutivo Federal mantiene niveles de popularidad mayores al 50 por ciento.
Fuerzas armadas. A diferencia de otras regiones de América Latina, las fuerzas armadas en México han sido leales al presidente en turno durante más de un siglo, desde el asesinato de Francisco I Madero. En la actual administración, sectores radicales de la oposición han llamado a un Golpe de Estado sin poder consolidarse. López Obrador llegó a la presidencia creando la Guardia Nacional en apoyo a las fuerzas castrenses. El ejército mexicano es el brazo ejecutor de obras emblemáticas para la 4T como el aeropuerto de Sta. Lucía. Asimismo se le otorgó el control de los Puertos y Aduanas lo que provocó la renuncia del exsecretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú. Las fuerzas armadas comparten el nacionalismo del proyecto lopezobradorista y son consideradas como “pueblo uniformado” por el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Cúpulas empresariales. La relación de López Obrador con los organismos empresariales como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) ha sido espinosa desde el primer intento del mandatario de llegar a la presidencia en 2006. Lo han acusado de ser un “peligro para México”, lo relacionan constantemente con lo que acontece en Venezuela, incluso lo tachan de “Comunista”. En 2018 la relación con las cúpulas empresariales estuvo en su punto de mayor tensión después de la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en Texcoco. Al año siguiente los contratos de Carlos Slim en la construcción del Tren Maya y la asignación de los programas del Bienestar a Banco Azteca de Ricardo Salinas Pliego han favorecido a los dos hombres del mayor capital del país. La reunión del empresariado mexicano y estadounidense con Donald Trump en Washington después de la firma del T-MEC selló la relación de entendimiento entre AMLO y el poder económico.
Estados Unidos. La relación México- EE.UU a lo largo de la historia ha pasado por pasajes oscuros como lo fue la perdida de la mitad de territorio nacional en 1848. En las últimas décadas AMLO es el presidente mexicano con mayor entendimiento con su homólogo norteamericano. En diversas ocasiones Donald Trump ha señalado que López Obrador es su amigo y el trato es totalmente opuesto al que recibió Peña Nieto en el último tramo de su sexenio. La visita del presidente mexicano a Washington terminó por culminar en una alianza geopolítica entre Trump y AMLO a unos meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Gobernadores. Después de su visita a Washington DC. el presidente López Obrador regresó a México en una gira que realizó por estados con gobernadores de oposición; Guanajuato, Jalisco y Colima fueron los destinos. El gobernador panista de Guanajuato Diego Sinhue Rodríguez Vallejo aceptó colaborar con el gobierno federal en temas de seguridad, después de negarse constantemente, lo que llevó eventualmente a la captura de “El Marro”, Líder del Cártel de Sta. Rosa de Lima. En Jalisco Enrique Alfaro se mostró con nerviosismo y sudoroso frente a AMLO. En Colima el escenario no fue distinto, el gobernador priísta, José Ignacio Peralta se mostró dócil frente al político tabasqueño. Esa pequeña gira en el interior del país mostró la fragilidad de los gobernadores opositores al gobierno de la 4T.
Emilio Lozoya. Las primeras declaraciones del exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin cimbraron a toda la clase política mexicana. Los expresidentes señalados fueron Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña. Salinas de Gortari ha buscado la ciudadanía española ante la extradición de Lozoya Austin, Calderón Hinojosa sigue negando categóricamente las acusaciones del exdirector de Pemex y Peña Nieto está dispuesto a declarar si así lo solicita la Fiscalía General de la República (FGR). Emilio Lozoya destapó la corrupción que existía en la paraestatal, además de los sobornos a los legisladores para la aprobación de las Reformas Estructurales durante el peñismo, en especial la Reforma Energética, lo que significó un retroceso histórico. El caso Lozoya seguirá dando de que hablar y seguirá trastocado a la cleptocracia mexicana. Esto se traduce en la fractura del viejo régimen político neoliberal y catapulta a la 4T para las elecciones intermedias del 2021.
El capital político del presidente López Obrador es abismal. El cambio de régimen que pretende la 4T ha sacudido a los poderes facticos y a sus estructuras. La aspiración del proyecto de nación de AMLO viene del México nacionalista del Cardenismo, los postulados republicanos del Juarismo y los ideales democráticos del Maderismo. Su consolidación dependerá de una serie de factores que por ahora están bajo el control del poder presidencial.