El Péndulo ignorado en la política mexicana
Por Miguel Ángel Lizama
@Migueliz8
LA TEORÍA PENDULAR fue durante años factor de estabilidad y armonía forzosa del Sistema Político Mexicano regido por el Partido oficial, según los análisis de varios eruditos (ellos sí) entre los que destacó DON DANIEL COSÍO VILLEGAS, que llevaron al escritor peruano (hoy español) Mario Vargas Llosa a sentenciar en 1990 que “México es la dictadura perfecta”.
Según Cosío Villegas, desde que México dejó el caudillismo para volverse “país de instituciones”, como planteó Plutarco Elías Calles, cada Presidente se aseguraba de la rotación del mando entre los diversos grupos que conformaban la vida política del país, viendo que ninguno acaparara el poder ni se quedara marginado. Era un vaivén político de equilibrio. Los que tenían la autoridad, al término de su mandato debían heredarla a otros distintos, quienes debían adoptar a algunos del grupo desplazado. En su oportunidad, los nuevos harían lo mismo y así sucesivamente, COMO UN PÉNDULO o metrónomo musical. Todo funcionó bien, con equilibrio y tranquilidad relativa, permitiendo a cada nuevo gobierno trabajar sin sobresaltos ni tensiones y que el PRI conciliara a facciones antagónicas, que debían esperar su turno.
Un conservador como Elías Calles eligió como Presidente a un liberal como Lázaro Cárdenas, pese a que pretendió manejarlo con todo el aparato que había conformado según sus intereses, lo que originó un dicho muy popular entonces, al referirse al Castillo de Chapultepec como residencia oficial antes de inaugurarse Los Pinos: “Aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente”. Calles pretendió detener el péndulo y ejercer un Maximato de facto, hasta que el General Cárdenas hizo valer su investidura y una madrugada lo subió a un avión para bajarlo en Los Ángeles, California, inaugurando así el luego famoso “madruguete”.
En su oportunidad, Cárdenas puso como sucesor a un ultraconservador como el poblano Manuel Ávila Camacho, a quien la Iglesia promovió como “El Presidente Caballero”. Para contraste, el general Ávila Camacho eligió al primer civil como sucesor, Miguel Alemán Valdés, terminando con el militarismo que había dominado la vida política de México.
Como buen péndulo, Alemán decidió que a su gobierno manirroto y derrochador lo siguiera uno austero y mesurado como el de Adolfo Ruiz Cortines. Un presidente maduro y adusto quiso que lo sucediera un joven y más liberal como Adolfo López Mateos, quien volvió a escoger como sucesor a otro poblano ultraconservador como Díaz Ordaz.
Y así siguió oscilando el péndulo político mexicano hasta que llegó Miguel de la Madrid con su tecnocracia incubada en el Banco de México y preparada en universidades extranjeras. En ese momento EL PÉNDULO SE DETUVO. Ya no hubo rotación del poder y todo lo acaparó la visión unicista impuesta desde organismos internacionales, que aprovechó las estructuras del Partido oficial, para imponer criterios alejados del Bienestar de los mexicanos.
El PRI fue perdiendo cohesión política y apoyo popular, mantenidos sólo en apariencia, pues durante 36 años prevaleció un mando extranjerizante, nada nacionalista, que también le sirvió al PAN, única oposición reconocida, para lograr una tajada de “poder” que no lograba obtener en elecciones siempre manipuladas.
La Tecnocracia se nutrió con las traiciones y ambiciones descontroladas del PAN, particularmente cuando el hartazgo del PRI neoliberal hizo creer a la gente las promesas de un Vicente Fox que tomó por asalto al “único partido opositor” (como lo difunden las agencias internacionales). Muy pronto el desánimo y frustración cundieron cuando Fox se amafió con el PRI para iniciar su propio festín de corruptelas, disfrutando en derroches y aumentos de burocracias de amigos, cómplices y partidarios, los excedentes petroleros que dejó López Portillo.
El Péndulo no volvió a moverse durante el amasiato del PRIAN y se llenó de telarañas y polvo, con las consecuencias que todo México vivió. SÓLO EL ABRUMADOR TRIUNFO DE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR en 2018, volvió a oscilar el Poder, ya no de un Presidente, sino de un pueblo. Pareció que volvería el PÉNDULO DE LA TRANQUILIDAD.
Esto debía servir de referencia y guía en los actuales diferendos de los prominentes de MORENA que pretenden acaparar poder para escalar más alto, sembrando en el camino rencores y ansias de venganzas mediante las supuestas autoridades electorales, primero administrativas (INE) y luego judiciales (TRIFE). No les importa que sus pleitos de vecindad perjudiquen la confianza popular en el movimiento de apoyo al Presidente y les dé a sus enemigos elementos para atacarlo y crear inestabilidad política en el país.
La fortaleza del Presidente López Obrador es mucha, porque él es de una sola pieza sólido e imbatible. El problema reside en MORENA porque está formado de muchas piezas distintas con variados intereses camuflados. No debe soslayarse que muchos migrantes de otros partidos se subieron al carro triunfador de AMLO y no hicieron más que disfrutar de la sombra que él les dio al concederles posiciones que muchos no trabajaron como él, a golpe de calcetín. Pero hoy que se enfrentan al reto de permanecer con unidad y fortaleza, cada quien jala para sus ambiciones personales y/o grupales (como hizo el PRD que se perdió en riñas tribales), y crean fracturas que pueden extenderse y repetir los resquebrajamientos vividos por otros partidos que no supieron ser fieles a su necesidad democrática.
Si MORENA no aplica la Teoría Pendular u otro mecanismo que permita conciliar diferencias sin recurrir a instancias nada imparciales como el INE o TRIFE, podrían verse fisuras que pueden agrandarse y restarle apoyo y capacidad de maniobra al Presidente. Cada quien debe moderar sus impulsos y ambiciones, subordinándolos al BIEN MAYOR, que es 1) la tranquilidad y prosperidad del país, 2) el apoyo sólido y bien fundamentado al Presidente y 3) la pervivencia de la confianza popular en MORENA.
Ello no significa uniformidad, pues cada cabeza es un mundo. Pero las respectivas “Agendas Personales” deben tomar en cuenta el contexto y momento para no arruinar o desperdiciar la Oportunidad histórica y el Proyecto Nacional de quien los subió al carro triunfador. No se olvide que: Quien se concentra en una hojita, pierde de vista el bosque. O como dicen los gringos: “They miss the big picture”.
Todos los pretendientes al Poder deben recordar que “LA AMBICIÓN ROMPE EL SACO”, por lo que deben pensar y reflexionar en su proceder y las repercusiones que tendrá su actuar en un futuro, cercano o lejano. Pero, muy principalmente, No deben patear el pesebre.