El PAN, guarida del cártel inmobiliario
Contrariamente a lo que se piensa, el cártel inmobiliario no es un fenómeno de corrupción, fraude y homicidio colectivo potencial, que se concentre solamente en la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México.
Si bien ha sido ahí donde se reveló con más evidencia y de una forma descarada, esta práctica fraudulenta y peligrosa para miles de familias que viven bajo la gestión de los gobiernos panistas en esa demarcación, viene de muchos años atrás; es un fenómeno que se ha ido extendido a otras alcaldías y a otras ciudades gobernadas por la derecha, incluso por otros partidos, que han adoptado el fraude de moda favorito de los panistas.
Así esta práctica de corrupción inmobiliaria, que implica el desarrollo de edificios omitiendo la observancia de las regulaciones, construyendo pisos de más o cimientos de menos, arriesga la vida de miles de familias y de personal que labora en ellos, ya que en su gran mayoría están localizadas en áreas con alta probabilidad sísmica.
Pero para estos delincuentes fundamentalmente del PAN, el riesgo de la vida de los demás no importa, siempre que esto represente poderse ganar algunos pesos, aunque transgredan la ley, actuando como auténticos muertos de hambre.
Esta situación tan delicada ya no nos extraña, después de haber sufrido los dos únicos sexenios en los que ocuparon la presidencia sujetos emanados de este instituto del crimen organizado, que terminaron destruyendo la economía, masacrando, desapareciendo y desplazando ciudadanos, asociándose con narcotraficantes, secuestradores, evasores fiscales, delincuentes de cuello blanco que nos saquearon y destruyeron el tejido social, a cambio de enormes cantidades de dinero y privilegios.
Así, el conocimiento de ese jugoso negocio inmobiliario fraudulento, operado en la delegación Benito Juarez, fue eficientemente transmitido a otros miembros del cártel panista, que con el tiempo lograron ocupar otras alcaldías de la ciudad de México, como la Miguel Hidalgo, la Álvaro Obregón, la Cuauhtémoc, Tlalpan y Coyoacán, al igual que en otras ciudades donde también gobierna Movimiento Ciudadano, un apéndice naranja de estos corruptos.
Hay que recordar que ese partido es dirigido, entre otros por Juan Zavala, sobrino de la esposa de Felipe Calderón y no pueden negar su similitud, así como su operación análoga a la panista, que aplican eficientemente en la zona metropolitana de Guadalajara, por ejemplo.
Este cáncer se ha extendido como la humedad, por todas partes y en todas las entidades donde gobiernan estos partidos, sin embargo es en la Ciudad de México donde se les ha exhibido, se les está persiguiendo y castigando, comenzando con la fuente original de la enfermedad, la alcaldía Benito Juárez, de la que ya se encuentran detenidos o en proceso de ser capturados, varios exfuncionarios y funcionarios corruptos, incluyendo a un exdelegado de apellido alemán, de esos que tanto admiran los aspiracionistas de derecha.
Con todas estas evidencias, no es descabellada la petición de Morena ante el INE, para que le retiren el registro de partido político al PAN, porque lo que son en realidad es un cártel del crimen organizado que se infiltró en la vida política del país, hasta el grado de poner al gobierno al servicio de los delincuentes.
Pero como esto no va a suceder porque hoy el INE todavía es una extensión de este sistema delincuencial, como lo es el poder judicial, no nos queda otra que seguir aplastándolos por la vía electoral, hasta que la mayoría de los mexicanos, convertidos en la consciencia colectiva del país, logremos multiplicarlos por cero, como casi lo logramos ya con el PRD y con el PRI.
Como dijo el escritor alemán Thomas Mann: “La tolerancia se convierte en un crimen cuando se tiene tolerancia con el mal”.