El origen de la escasez de agua: Carlos Salinas de Gortari

En la opinión de Elí González
@calacuayoMX @eligonzalezhz

En México, el agua es un derecho humano legal, pero la misma ley se contradice, fue hecha para ser un derecho en teoría. El artículo 27 establece que el agua es primordialmente propiedad de la nación, pero artículo 4 dice que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento del agua para su consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible.

De esta manera nos gobernaban, manipulando las leyes para beneficio de sus cuates. Mientras tanto los mexicanos, hemos construido fortunas de las que no nos toca ni un centavo. Por eso están desesperados con este nuevo gobierno.

Los invito a seguir leyendo para que veamos el origen de la manipulación de los recursos naturales y para quienes fue diseñada la ley en 1992.

En Nuevo León, Quintana Roo y como en todo México el agua ha dejado de ser un recurso público. Se ha convertido en una mercancía, debiendo ser un derecho humano que el gobierno debe suministrar. Pero al convertirse en una mercancía, las empresas pueden consumirlo en grandes cantidades mientras la gente carece del vital líquido.

En Monterrey dos de los embalses de la ciudad se han secado, las escuelas han recortado los horarios de clases y las compras de pánico han vaciado los anaqueles de agua embotellada en los supermercados.

Como en una película del fin del mundo, en Nuevo León, la gente camina por las calles con un recipiente, esperando encontrar una válvula casera con agua disponible, donde pueda tomar un poco para llevar a casa.

La capital del estado de Nuevo León, la misma capital industrial de México, no es esa que quieren pintar los políticos, no es esa que dice que cuenta con puros millonarios. Existe una desigualdad espantosa, con gente de bajos recursos que es explotada por la industria, ese Monterrey y parte del Estado de Nuevo León es desconocido incluso para los gobernantes locales, esa desigualdad es la que agudiza el problema hídrico. Mientras en San Pedro Garza García las albercas están rebozando, en las colonias de Santa Catarina, la gente hace grandes filas para conseguir un poco de agua.

Monterrey es la sede de la industria refresquera y cervecera, cuyas fábricas no han dejado de bombear millones de metros cúbicos de agua durante toda la crisis. Quince de los mayores acaparadores de agua representan, más de 3 mil millones de metros cúbicos, más de sesenta veces la cantidad asignada a toda la población.

Y mientras la crisis se agudiza, Samuel García asiste a la inauguración de un pozo profundo para Heineken, otro gran acaparador de agua, que compró la empresa cervecera mexicana Cuauhtémoc en 2010. Y cuyas concesiones de Pozos, fueron entregados en gobiernos pasados; mientras los neoleoneses sufren por el vital líquido, los ranchos de los ricos tienen presas privadas y lagos artificiales del agua que desvían de los ríos cercanos.

Y la pregunta obligada, ¿Por que los ambientalistas de ocasión solo protestan contra el gobierno federal, pero callan ante una crisis humanitaria como la de Nuevo León?

La cruda realidad en México es que, somos los mayores consumidores de agua embotellada del mundo y también de refrescos embotellados, híper endulzados, lo que alimenta una epidemia de diabetes. Si, los mismos que acaparan el agua y sobre explotan lo que debería ser un derecho humano de la población, son los que están envenenando a la población para que muera a la menor oportunidad de pandemia.

México ocupa el cuarto lugar global en extracción de agua del subsuelo. Pero una cantidad superior al 70% es destinada a la agroindustria y el sector minero del país, junto con otras industrias a gran escala como la de alimentos procesados, la inmobiliaria, la química, la farmacéutica y la de autopartes.

El 20% del agua del país está en manos de un reducido grupo de 3304 concesionarios, que extraen agua de 99 de sus 115 acuíferos explotables. Entonces ¿Qué le queda a la población en general para uso doméstico? Es aquí donde el gobierno actual tiene que trabajar para que se termine esa desigualdad obscena.

¿Quién es el culpable de tan obscena desigualdad hídrica? Nada más y nada menos que la ley de aguas nacionales, aprobada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, previo al TLCAN en 1992. Como muchas otras “leyes” aprobadas en el sexenio de Salinas de Gortari, la ley fue diseñada para transferir recursos públicos a empresas privadas.

Elena Burns Stuck, subdirectora de CONAGUA, asegura que el 75% de todas las licencias de agua se han emitido desde que se aprobó la ley, debido a la presión de los tribunales.

El sistema fue diseñado para crear mercados de agua. Una vez que se determinaron legalmente los acuíferos, se repartieron unas 250.000 licencias en el acto para inflar sus precios. Así comenzó un sistema de exceso de licencias que no ha hecho más que empeorar a medida que la CONAGUA se ve obligada a entregar más y más permisos.

El gobierno de AMLO tiene pendiente esta reforma, y si no la tiene en su agenda, es urgente que vaya diseñando la iniciativa para derogar esta ley tan abusiva que afecta a la población en general, pero beneficia a multimillonarios amigos de Carlos Salinas de Gortari, entre ellos está Germán Larrea y Ricardo Salinas Pliego; la familia Robinson Bours, propietaria de Bachoco; Alonso Ancira Elizondo de Altos Hornos de México y los promotores de complejos turísticos de lujo Daniel Chávez Morán y Miguel Quintana Pali, fundador de los parques temáticos Xcaret en la península de Yucatán.

En conjunto, estas élites controlan unos 730.000 millones de litros de agua. Mientras que, Coca-Cola, Pepsi, Danone, Nestlé, Bimbo y Aga controlan otros 133.000 millones de litros de agua al año, extraído del suelo.

Mientras la población en general carece del Preciado líquido, hasta los bancos que casi todos son extranjeros también tienen concesiones de agua.

La escasez de agua debe terminar de inmediato, ya basta de tener un México para beneficio de unos cuantos.