El gobierno no está en contra de la cultura
En la opinión de Elí González
@calacuayoMX
La oposición al presidente Andrés Manuel López Obrador dice que el gobierno está contra la cultura
Sólo son campañas de desprestigio para poder golpear y lograr algo. Pero como bien dice Genaro Villamil, nada prende ni hace ruido. Solo consiguen más frustración en cada ataque.
Realmente las artes no corren ningún riesgo de desaparecer por culpa del presupuesto que se le apruebe para 2020. El tema no es el dinero público sino hacia dónde se orientan las labores educativas y formativas del Estado.
Los políticos y sus seguidores que por ignorancia solo replican a sus admirados la sarta de mentiras sin sustento, no contemplan ciertas cosas y que nunca se había contemplado:
¿Quién invento las reglas y bajo que parámetros?
¿Quiénes son y que productos son los que se deben financiar?
¿Quién decide a dónde van los recursos de nuestros impuestos?
¿Qué es lo que si se debe pagar y que es lo que no se debe?
¿Será que los que defienden “la cultura” saben que fue solo un truco y que no se ha hecho algo significativo por las artes?
¿Sabrán que su creador Carlos Salinas de Gortari buscó a los opinadores y a los artistas para legitimarse después de llegar a la presidencia sin el respaldo ciudadano?
Enseguida consiguió la ayuda de Octavio Paz quien describió el llamado Partido Único, el PRI, como excepcional. Mientras otros bautizaron al PRI como régimen de partido dominante creando una “legitimidad de desempeño”, asumiendo que era una dictadura, pero no tan condenable.
Fue mediante ese apoyo que el Estado armó un sistema de reconocimientos, consagraciones, becas y publicidad oficial para ciertos creadores
Todo esto no lo saben los que defienden la versión de quienes no tienen la menor intención de hacer un cambio, pues les preocupa que por primera vez se esté cuestionando y revisando los parámetros
Lo que llaman “no querer la cultura” es revisar y auditar los cientos de millones de pesos entregados en publicidad, apoyos para producción e investigación de revistas y diarios que, sin el Estado mexicano, no existirían.
La gente no sabe que se otorgaban becas millonarias a fundaciones privadas, como las de TV Azteca, para orquestas infantiles que, pagada con nuestros impuestos, beneficiaba a las televisoras mediante la promoción de productos, les cobraban millones a sus patrocinadores. Y nosotros que pagábamos esas becas, JAMAS recibimos parte de la utilidad.
Tampoco saben los que defienden “la cultura” que algunos creadores recibieron becas duplicadas durante 18 o 20 años consecutivos.
La podredumbre afectada por esa revisión, los medios de comunicación y políticos a esto le llaman “estar contra la cultura”.
La gente no sabe que la mayoría de los recursos públicos asignados a “la cultura”, se concentraba en una cofradía del elogio mutuo, en un circuito cerrado, en un pequeño grupo cercano a los partidos políticos dominantes y son los que ahora lloran. Esas personas creían que los recursos públicos eran una especie de “derechos por pertenecer a esa élite” que nadie podía ni debía revisar, cuestionar o auditar. Esta perversión fue mantenida por los partidos políticos dominantes hasta 2018.
Se han preguntado ¿por qué nuestros cineastas y artistas plásticos triunfan en los festivales de Europa y Estados Unidos?, ¿Por qué sus productos no son conocidos por la mayoría de los mexicanos? Las bodegas del Estado están llenas de libros no leídos, películas enlatadas, composiciones y proyectos arquitectónicos que sólo se vieron en papel.
¿Seguirás creyendo que cuestionar, auditar y revisar todo este derroche es “estar contra la cultura”?
¿Sabías que el estado repartía la mayoría del dinero en amigos y no en los creadores de verdad?
¿Sabías que ahora el dinero publico para la cultura en las comunidades ha aumentado 52%?
El presupuesto de la Secretaría de Cultura aumentó en 677.9 millones este 2019.
¿Qué es lo que les duele y critican?
Que se recortara la burocracia, las duplicidades y renta de edificios.
En 2014 hubo un desfalco de la Secretaría de Cultura por 350 millones de pesos, en servicios pagados y nunca entregados.
En México la cultura significaba nada, solo importaba lo que el estado quería llamarle cultura. No importaban otros bienes simbólicos que se crean en comunidades, sierras, desiertos, pantanos. Lo que importaba era lo que el estado y cómplices decidieran que era válido. Los artistas validándose entre ellos, sin importar la verdadera cultura.
Lo que pretende el gobierno actual es aplaudible y muy importante. Darle legitimidad cultural a lo que antes sólo fue considerado como artesanía, folclorismo, indigenismo o “lo popular”, y nunca como arte digno de ser consagrado.
El gobierno no está “contra la cultura”, sino a favor de una apertura de las formas validas de inclusión de quienes siempre han sido olvidados.
Esos críticos hablan de decepción de los votantes. FALSO, la gente votó por esa inclusión, por extirpar el cáncer de la desigualdad, para buscar que se reconozca a todos y no solo a los grupos de élite y amigos de los gobiernos.
México está feliz, feliz, feliz.