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El gobierno acepta su culpa en Ayotzinapa
Columnas, El día

El gobierno acepta su culpa en Ayotzinapa

Por: Jorge Barrientos
@jorgebarrivivas

Había un soldado, sí, un soldado mexicano infiltrado entre los estudiantes, fue levantado junto con ellos y el ejército no hizo nada por ayudarlo, era de los suyos, tenían protocolos para casos así y lo dejaron solo, con ese protocolo probablemente se hubiera salvado él y de paso todos.

El ejército cuenta con el protocolo de militares desaparecidos y de haberlo activado esa noche probablemente no estaríamos hoy hablando de muchachos desaparecidos. Prueba de que las razones por las que el ejército había infiltrado al grupo con ese soldado era para cualquier cosa menos para seguridad de los propios estudiantes.

Durante las semanas que siguieron a la desaparición de los jóvenes muchas cosas extrañas ocurrieron en Guerrero, varios crematorios privados fueron encontrados con cadáveres sin incinerar y en estado de abandono. Dentro de todo el cochinero que hicieron las autoridades de aquel tiempo no hubo ni siquiera la molestia por investigar el camino del gas, producto necesario para incinerar a gran escala, con eso de la verdad histórica sobre la cremación en un basurero creyeron que todo el mundo era lo suficientemente estúpido para creerles.

Dueños de esos crematorios privados nunca se atrevieron a declarar por temor a represalias y curiosamente las demandas en su contra, por abandonar cuerpos sin cremar, tampoco prosperaron.
El arresto de Murillo Karam, es un golpazo que algunos no están dimensionando, el personaje es un ex Procurador General de la República (ahora Fiscalía General) el abogado del país y el que procura la justicia en el mismo.

El arresto de Murillo Karam acentúa las palabras de Alejandro Encinas en su papel de Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración por parte de la Secretaría de Gobernación, cuando dijo que lo sucedido fue un “crimen de Estado”, pues es básicamente la aceptación por parte del mismo gobierno de que cometió un crimen atroz contra su propio pueblo, aquel pueblo para quien trabajan y al cual juraron proteger, ahí esta entonces la trascendencia del capítulo que estamos viviendo, esta es tal vez la más grande muestra de los cambios que estamos viviendo en el país, para notarlo está el caso de Tlatelolco en el año 1968 del siglo pasado, en el que hubiera sido inimaginable escuchar una confesión de este tipo por parte de algún miembro del gobierno en activo.

De manera que no hay que perder de vista ni minimizar lo sucedido, como también habrá que esperar un comportamiento ejemplar en el caso por parte de la actual Fiscalía General de la República para no demeritar lo hecho por el grupo de Alejandro Encinas.

Y a los extraterrestres, primero investiguen, después opinan.

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