Drogas en EUA: El Carrusel del Infierno
En aras de solucionar lo inmediato, la política “antidrogas” de los Estados Unidos camina en círculos para terminar donde empezaron, sin resolver el problema que mantiene a esa sociedad con casi 40 millones de adictos activos. Nuestros vecinos del Norte tristemente parecen no entender que la causa de la drogadicción no es el tráfico de los estupefacientes, este es simplemente una consecuencia de que la gente se drogue.
El problema es mucho más profundo y no se han acercado siquiera a intentar a analizar su origen. Ni tratándolo como un asunto de salud pública llegan a las verdaderas causas, porque es un tema de valores, de desintegración familiar, de aislamiento social y de soledad espiritual, que tiene a una buena parte de la sociedad estadounidense sumida en una profunda depresión que canalizan a través del alcoholismo, la drogadicción y la violencia.
Así comenzaron con la marihuana, el LSD, la heroína, la cocaína, el crack, el éxtasis, las metanfetaminas, ahora están siendo víctimas del fentanilo que es más adictivo, letal y barato, pero que pronto será superado por otras drogas que ya se encuentran empezando a circular en el mercado, más adictivas, letales y baratas.
El tema medular no es el fentanilo ni su tráfico, es el consumo y las razones que llevan a él. Mientras exista un mercado para algún producto, la misma eficiencia del mercado que ellos tanto defienden se va a encargar de cubrir la necesidad a cambio de dinero. El producto llegará de Asia, Canadá, Europa o Sudamérica, va a estar ahí listo e ingresará a los Estados Unidos por su frontera norte, por sus costas o por México.
Sin duda la droga entrará y será distribuída por las mismas mafias estadounidenses que la han vendido siempre y a quienes difícilmente toca la justicia de aquel país, porque en lugar de señalar y atacar sus propios problemas, se dedica a mirar más allá de sus fronteras para culpar a los cárteles colombianos o mexicanos y así no ocuparse de resolverlo, porque de una u otra forma, ese mercado deja dinero que se lava en los bancos de aquel país y el dinero es el principal interés de los Estados Unidos, por encima de cualquier otra cosa.
Las cifras publicadas por sus mismas autoridades no mienten. El 87% de los traficantes de fentanilo detenidos en ese país son de origen estadounidense y 13% de otras nacionalidades. De hecho ya se están revelando casos en los que se detecta tráfico justamente de esa droga, por parte de personas que trabajan en los gobiernos locales o incluso en el federal, como también se ha destapado la corrupción rampante de la agencia antidrogas de aquel país, desde su misma dirección general, cuestionada recientemente por el Congreso.
Esta terrible situación que vive los Estados Unidos no es de extrañar, cuando tu prédica histórica y permanente pondera el dinero por encima de cualquier otra cosa. Cómo culparlos si están aplicando el principio fundamental de su filosofía existencial.
Una vez que consigan derrotar al fentanilo, si es que lo logran, habrán dado otra vuelta del carrusel del infierno en el que se encuentran atrapados y ya estará en circulación la siguiente sustancia que satisfaga las necesidades del mercado de consumo de estupefacientes, que se ha generado precisamente por la aplicación de esta filosofía existencial, comenzando a dar la siguiente vuelta en este carrusel que no se detiene en la forma que han decidido intentarlo.
Para no tener que llegar al fondo con medidas que cuestionarían seriamente los principios mercantilistas que mueven a esa sociedad, evaden su responsabilidad disfrazando la solución al señalar enemigos del extranjero, que es desde siempre su estrategia favorita para defender su perversión y distraer a su opinión pública, logrando así con algo de circo que miren para otro lado, mientras se siguen pudriendo por dentro.
Como dijo el poeta peruano José María Arguedas: “El individualismo agresivo no es el que va a impulsar bien a la Humanidad, sino el que la va a destruir”.