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Dos Bocas callando bocas
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Dos Bocas callando bocas

Ante la histórica inauguración de Dos Bocas, primera refinería construida en México por mexicanos en 43 años, aparecieron otras bocas expresando las sandeces de siempre con las maromas que les gusta realizar todos los días, sin información, lógica o sentido común.

Así salió Kenia López, la senadora de los berrinches estridentes y de los argumentos sin sentido, a decir que no se puede inaugurar una panadería sin pan. Esto es producto de nunca haber hecho un negocio, más que cobrar por pegar de gritos. Hasta una pequeña panadería inaugura sus instalaciones invitando primero a su gente más cercana, comenzando a hacer pruebas con su horno, antes de arrancar la venta al público. Se entiende que esta señora ignorante no tiene ni idea de eso.

Días antes también salió el prófugo Ricardo Anaya, a decir que era mucho mejor negocio vender petróleo que refinarlo, pero en sus cifras omitió el hecho de que si no lo refinas lo tienes que comprar refinado, a un costo mucho más alto del que lo vendes. Tampoco extraña la lógica de negocios de un ladrón en fuga permanente.

Otra sesuda opinadora disfrazada de periodista seria, Viri Ríos, publicó un mensaje en Twitter hace poco más de dos años, en el que decía literalmente: “¿Cómo va a construir el gobierno Mexicano una refinería sin licitarla? Im-po-si-ble. Nadie dentro del gobierno sabe hacer refinerías. Qué catástrofe. La ignorancia es brurtal” cierro comillas. Y el viernes pasado ¡Sorpresa! apareció una refinería construida por el gobierno Mexicano en Dos Bocas. En una sola cosa estamos de acuerdo con ella, la ignorancia es brutal y ella es uno de los mejores exponentes que conocemos de esta condición.

A pesar de lo que dijeron estos y otros ignorantes del mismo calibre intelectual, Dos Bocas es un gran negocio para el gobierno, incluso desde la óptica degenerada de los neoliberales. Una vez que terminen las pruebas y se encuentre produciendo a toda su capacidad en 2023, producirá 54 millones de litros de gasolinas y diésel diarios, que incluyendo el precio por extracción de petróleo, la distribución, los costos financieros, la depreciación y los impuestos, tendrá un costo total aproximado de 4 pesos con 60 centavos por litro.

Si PEMEX decide ganarle 10 pesos con 40 centavos a cada litro, se lo vendería a los distribuidores en 15 pesos, obteniendo una ganancia diaria de 562 millones de pesos, o 28.1 millones de dólares.

En este escenario, los distribuidores podrían incrementar el costo de 15 pesos por litro para ganarle un 20% y venderlo a 18 pesos, bajando así el precio de la gasolina en el mercado interno, en un 16% para beneficiar al consumidor y disminuir la inflación.

Pero no solo eso; el gobierno federal ya no tendría que pagar subsidio alguno para que este precio se mantuviera en el tiempo, porque dependería exclusivamente de los costos que ya mencioné y no de los precios internacionales del petróleo.

Además con las utilidades de la operación, la inversión de 12,500 millones de dólares que se hizo en la refinería, se pagaría totalmente en un año y 2 meses de ventas de gasolina y diésel; es decir, al final del sexenio del presidente López Obrador, quedándonos con el negocio en marcha con toda su infraestructura pagada, para que PEMEX reciba 10,300 millones de dólares en utilidades cada año sin subir el precio de la gasolina.

Esto es lo que les parece un mal negocio a los ridículos exponentes de la lamentable oposición mexicana, que ni siquiera ha tenido tiempo de hacer una simple cuenta sobre alguna servilleta, como lo hacía su gurú José Antonio Meade, para poder evitar expresar necedades incoherentes. La ineptitud, ignorancia e impotencia, que otorga el aspiracionismo extranjerizador no tiene límites.

Como dijo el escritor francés Alejandro Dumas: “El orgullo de quienes no pueden edificar, es destruir”.

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