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¿De verdad somos una sociedad enferma y deteriorada?
Columnas, El día, Nacional

¿De verdad somos una sociedad enferma y deteriorada?

El diagnóstico del presidente sobre la situación del país, es contundente: “el país sufrió un grave deterioro social, durante el pasado periodo neoliberal”.
Esto no es una novedad. Pero resulta importante recordarlo periódicamente, para darnos cuenta del enorme problema que enfrentamos los mexicanos en este momento.
El gobierno de la Cuarta Transformación intenta recuperar el rumbo del país. No vamos a la deriva, como en gobiernos anteriores. Sin embargo, hay resistencias, vicios y una generalizada falta de ética, que impiden acelerar la marcha tal y como todos desearíamos.
La Guardia Nacional que día a día se fortalece notoriamente, ha sufrido ataques de pobladores, en algunas comunidades. Existe una complicidad entre esos pueblos y el crimen organizado, para brindarse apoyo mutuo. Los delincuentes repartes sobras de sus botines entre los habitantes en la zona y reciben en compensación apoyo popular en los momentos de peligro. Si hay intención de aprehender a los criminales, el pueblo en conjunto sale a impedir la entrada de los representantes del orden.
Los crímenes de odio, como el feminicidio, se presentan de continuo, por la falta de valores éticos y culturales dentro de un pequeño sector de la sociedad, que mantiene añejas visiones “machistas”.
Los servidores públicos que debieran velar por la justicia social, son señalados en diferentes Estados, como partícipes en las prácticas corruptas del pasado.
Los delitos ambientales están presente en el país. Taladores y cazadores furtivos piensan que pueden seguir en el presente, con sus negocios criminales que afectan profundamente a la naturaleza y a la vida silvestre.
En las escuelas de todos los niveles, son frecuentes los actos de acoso, de violencia verbal y física en contra de otros compañeros. Esos centros de formación, se convierten en ocasiones en el primer escalón de la inseguridad que se vivirá en adelante.
A eso se refiere el presidente López Obrador, cuando nos dice que el tejido social en nuestro país, se encuentra seriamente dañado. Y es natural que todos exijan soluciones inmediatas para el tipo de problema que los afecta. A lo grupos feministas, le interesa que la igualdad entre géneros sea una realidad y que pare prontamente el crimen de odio en contra de la mujer. A los ecologistas les importa que se protejan las áreas naturales y el medio ambiente. Los campesinos piden se respeten sus derechos agrarios y los obreros exigen lo mismo, respecto al derecho laboral. La seguridad y la paz en el país, son las únicas exigencias comunes a todos los casos.
Es importante que quienes apoyamos un cambio de régimen y estamos de acuerdo con las políticas que instrumenta la Cuarta Transformación para conseguir este fin, entendamos lo que nos dice López Obrador.
Atender cada causa en forma particular, no es la vía adecuada para poner en pie al país. Se necesita una estrategia integral, que de solución a la raíz común de todos estos problemas.
La base de todo este mal, se encuentra en la corrupción que se desarrolló y enquistó en todas las capas sociales de esta nación.
Hay que eliminarla totalmente. Eso lleva tiempo, pero es la única vía posible.
La corrupción provocó pobreza, marginación, violencia y una pérdida alarmante de valores éticos.
Las conductas socialmente inadecuadas, fueron y son actualmente aplaudidas por la clase conservadora. De ese desorden general, nació su riqueza, acompañada del hambre de millones y la muerte de cientos de miles de mexicanos.
Pretender que se den soluciones a determinados problemas en lo particular, no resuelve el problema básico del país. Esos espacios recuperados se pierden inmediatamente en el mar de violencia y corrupción que aún permean al interior de la sociedad.
Por eso la propuesta de López Obrador para atender las causas generales que provocaron este deterioro social. Brindar educación verdaderamente gratuita y ética a todos los mexicanos. Crear una fuerza de seguridad nacional, no comprometida con los grupos criminales. Cero corrupción en la administración pública. Oportunidades y mejores salarios para todos. Salud garantizada para todo ciudadano en el país. Ningún tipo de violencia del gobierno, en contra de la protesta y manifestación social. Nuca más crímenes de Estado. Jamás un estado de desigualdad, donde exista un pequeño grupo privilegiado y una amplia mayoría con hambre y necesidades desatendidas.
Si vemos los programas sociales que impulsa la Cuarta Transformación, nos damos cuenta de que ese proceso de cambio inició desde el primer día de gobierno. Hemos avanzado mucho en un año. Falta mucho camino, pero la ruta ya está bien trazada.
Uno de los vicios del neoliberalismo que aún no termina de morir, es la desinformación.
Ésta se da en los medios de comunicación tradicionales, que hacen intentos diarios por deformar la visión social sobre los sucesos que se dan en el país.
Si el presidente trabaja o impulsa alguna actividad en específico, inmediatamente llega en coro, la descalificación por parte de los profesionales de la noticia falsa.
Hoy por la mañana, la noticia difundida por estos comunicadores, era en el sentido de que el presidente se negaba a atender las peticiones de los grupos feministas. Periodistas como Raymundo Riva Palacio, llegaron a escribir que el presidente es en realidad un político misógino.
La corrupción periodistas llega a extremos lamentables, donde no hay límite visible a la mentira. En este caso, la misma Frida Guerrera pidió a los grupos reaccionarios, “no colgarse de ella” y manifestó que las mañaneras son un ejercicio inédito en la vida del país. Agregó que conoce al presidente y tiene confianza en que López Obrador logrará dar solución al problema de violencia que viven las mujeres. Incluso reprobó los hechos que sucedieron fuera de Palacio Nacional, el pasado viernes por la mañana.
Hoy, en la conferencia mañanera, la reportera de la revista Proceso, presenta una investigación sobre posibles posibles actos de corrupción, dentro de la CONADE. Pretende hacer ver que existe la misma corrupción en la actual administración y el pasado conservador. Pide castigo a los presuntos delincuentes, en base a los datos de la investigación de Proceso. Habla de tiempos judiciales que ya se cumplieron y de sanciones por omisión de las autoridades de la CONADE, que deben aplicarse sin demora. Todo en base a una investigación de la revista.
López Obrador le señala con claridad que este gobierno va por una verdadera transformación en el país. Se castigará a los culpables, si los hay, pero aplicando la ley y siguiéndoles debido proceso, si se amerita. No habrá nunca un juicio sumario en medios de comunicación.
Aquí viene de nuevo el asunto de la desinformación como herramienta política. Proceso dejó hace mucho de ser la revista fundada por Julio Scherer. Hoy tiene una línea marcadamente conservadora, salvo muy honrosas excepciones.
Desinformar es corrupción. Es parte de los usos y costumbres periodísticas que contribuyeron a sumir al país, en un deterioro social indignante.
El cambio que impulsa este nuevo gobierno, va desapareciendo poco a poco a estos medios. Han perdido credibilidad, aparte de beneficios económicos fruto de la corrupción.
Hay estrategia para sacar adelante al país y ésta es integral.
La corrupción en México, es como la antigua Hidra mitológica de múltiples cabezas. Al cortar una, nace de inmediato otra más. El truco para acabar con este tipo de monstruos, es dirigir el tiro certero al corazón. Matando el cuerpo, mueren de inmediato todas las cabezas.
Y eso es lo que está haciendo en este momento la Cuarta Transformación. Atacar las causas, para terminar con la múltiple podredumbre que deteriora el tejido social.

Malthus Gamba

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