Estamos viviendo una suerte de analogía entre las argumentaciones de Víctor Trujillo, que deslindándose de Brozo suplica por todas partes que le creamos que no es misógino, con las del gobernador de Tamaulipas que acusa a la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, de presentar falsedades en su contra en el proceso de desafuero que se le sigue en el Congreso.
Ambos pretenden que desestimemos y olvidemos sus pasados, que le demos vuelta a la hoja para borrar todo lo que hemos visto y escuchado de sus trayectorias lamentables. Uno que toda su vida ha comido de humillar a mujeres en público y el otro que se ha enriquecido inexplicablemente, gobernando en un Estado inmerso en la violencia y en el narcotráfico.
Si bien los diputados que están a cargo del juicio de desafuero que se le sigue a García Cabeza de Vaca, externaron que no revelarían la información contenida en las 6 cajas de expedientes que presentó inicialmente la Fiscalía General de la República ante el Poder Legislativo para esos fines, también accedieron a que las audiencias se celebraran en público y se conocieran las evidencias que ahí se presenten.
Así sucedió en la audiencia que se desahogó la semana pasada, en la que el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera compareció y presentó evidencias que prueban por lo menos, una relación financiera entre la Sofom ligada al Cártel de Sinaloa y el gobernador, a quien esta empresa le transfirió varios millones de pesos para comprar un departamento en Santa Fe, en la ciudad de México.
Sorprendió que antes de esa comparecencia, en la que además de la anterior se presentaron otras pruebas en contra del mandatario tamaulipeco, García Cabeza de Vaca haya solicitado a los diputados que se cancelara la intervención de Santiago Nieto, haciendo evidente el pánico que le provocaba que estas pruebas se hicieran del conocimiento público.
El gobernador tamaulipeco, argumentó que hacer pública esa información, viola sus derechos humanos y su derecho de privacidad, como si él se hubiera preocupado antes de los derechos humanos de sus gobernados, a quienes entre el narco y las policías corruptas se han encargado de aterrorizar y masacrar durante años.
Está muy claro que ni la Fiscalía General de la República, ni la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, se iban a arriesgar a acusar a un gobernador en funciones sin antes estar completamente seguros de su culpabilidad y de contar con las pruebas que acrediten dichas acusaciones.
A diferencia de los eventos derivados de ajustes de cuentas y venganzas por medio de los cuales se encarcelaba a políticos y funcionarios que no estaban de acuerdo con el presidente en turno, que además se basaban en pruebas fabricadas que en poco tiempo desactivaban los juicios, en este gobierno los procesos contra funcionarios que han sido indiciados, se encuentran respaldados por pruebas sólidas que difícilmente algún abogado de la mafia podrá hacer desaparecer en un acto de magia legaloide.
Con toda certeza estaremos viendo más de estos dos personajes en el futuro haciendo declaraciones en el mismo sentido en el que hasta ahora lo han hecho, uno lloriqueando todos los días para intentar hacernos creer en su absoluta convicción feminista y el otro disfrazando su pánico de beligerancia argumentativa, tratando de que nuestra memoria se borre en forma automática para que comencemos a considerarlo como un funcionario modelo y un ser humano decente. El primero sin peluca ya se deslindó de Brozo, ahora estamos esperando que el segundo se deslinde de sí mismo, dejando a un lado la peluca de ladrón.
Como dijo el actor estadounidense George Burns: “Si puedes fingir sinceridad, puedes fingir lo que sea”.