CUARENTA AÑOS EN LA LUCHA
Por:Jorge Adrian Bejerano
¡Arriba los de abajo!, Adolfo Gilly 1982.
40 años de participación bien merecen un texto. Inicié el 6 de julio de 1983 en el paro estudiantil de la entonces ENEP Iztacala.
Reciente la huella de la guerra sucia contra la Liga Comunista 23 de Septiembre y los movimientos que al no encontrar vías legales optaron por la lucha armada. Guerra de exterminio, con su dolorosa cuota de desparecidos, torturados, encarcelados y asesinados. También reciente la reforma política con la cual se legalizo la participación del Partido Comunista en las elecciones.
En 1983 el PRI era omnipresente, único, partido de estado. Allí militaban aún los dirigentes que cambiarían la faz política y electoral del país: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador
Los albores en México del neoliberalismo, el pacto económico del PRI gobierno pauperizaba a las mayorías sin tocar las ganancias de los ricos. Apoyábamos los últimos bastiones de la resistencia obrera en la zona de Tlalnepantla: Condumex, La Favorita, Ánfora y la Cooperativa Pascual. Las organizaciones populares buscaban una perspectiva nacional, la CNTE había surgido 4 años atrás. Con esa visión impulsaron el primer paro cívico nacional.
Festejábamos el triunfo de la Revolución Sandinista tanto como la cubana. En las montañas del sureste mexicano se sembraba la semilla del más grande movimiento indígena y altermundista de México, el EZLN.
En la radio escuchábamos el Cine y la Crítica con Carlos Monsiváis, De Puntitas y Prohibido Tocar en Radio Educación. Íbamos a la casa del lago a escuchar a los Nakos, José de Molina y al Llanero Solitito. En el auditorio nacional la voz y la poesía de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, el Nuevo Canto, la Trova con Óscar Chávez y Amparo Ochoa.
Asistimos y participamos en los ochenta en los procesos políticos y sociales que fueron cambiando el país. Durante el sismo, junto a la tarea ingrata de rescatar cuerpos y la impotencia porque nos impidieron ayudar a las costureras en san Antonio Abad, que murieron prácticamente emparedadas, presenciamos el surgimiento de la sociedad que se organiza. Con la huelga del CEU triunfamos en defensa de la educación pública y recuperamos el Zócalo para la protesta popular, cerrado desde 1968. La insurgencia cívico electoral de 1988, a pesar del fraude, puso en la mesa la vía electoral para disputar el poder, una vía impulsada por el PC bajo la conducción de Arnoldo Martínez Verdugo.
La unión del nacionalismo revolucionario y la izquierda socialista fundaría un año después un partido, hoy de rodillas con la derecha. La primavera magisterial de 1989 derrocó el cacicazgo en el magisterio de Jongitud, que se había adueñado del SNTE mediante ametralladoras. En el reacomodo del poder Salinas impuso nuevos cacicazgos en los sindicatos magisterial y petrolero, e iniciaba el amasiato con el PAN.
El resto de la historia, seguramente ustedes lo conocen, la transformación profunda de México tras hasta la Revolución de las Conciencias de 2018.